XLVI

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- Siento que no os he caído bien.- la voz de Daenerys irrumpió los pensamientos de Eildih. 

- No me caéis ni bien ni mal.- respondió sin quitar su mirada del horizonte.- Se habla de voz como una liberadora de esclavos, eso dice mucho de vos. Pero venís reclamando un trono y cuando esos reinos necesitan vuestra ayuda, no queréis mover un dedo. 

- No es mi lucha.- murmuró.- Ni si quiera se eso de lo que habláis existe. 

La conversación de ambas mujeres fue interrumpida por el gruñido de un dragón. 

- Son preciosos.- murmuró Eilidh maravillada. 

- Les puse los nombres de mis hermanos, Viserys y Rhaegar.- dijo Daenerys.- Ambos murieron, vos perdisteis a dos hermanos también. 

- A los dos en mis brazos.- dijo recordando ambas imágenes.- Discúlpame que cambie de tema, pero, ¿sabéis quienes han sido los sobrevivientes del ataque a la flota de los Greyjoy?

- ¿Por qué queréis saber eso?- cuestionó.- ¿Y por qué debería darte tal información. 

- No sé si habréis conocido el amor.- suspiró Eilidh.- Yo lo hago, a pesar de que desearía no hacerlo. He amado a Theon Greyjoy desde que era una niña, debo sin verlo en condiciones desde que mi padre murió, necesito saber si esta bien. 

- Si he conocido el amor.- respondió Daenerys.- No tengo noticias sobre él, lo más probable es que este muerto. 

- He estado en guerra con los Lannister, no son fáciles de derrotar.- dijo Eilidh.- Os aconsejó que nunca confiéis del todo en nadie, ni si quiera en los que se hacen llamar vuestros aliados. 

- Tyrion me habló de la traición a vuestro hermano, la Boda Roja la llaman.- murmuró.- Pero vos sobrevivisteis. 

- Fue obra de los dioses.- respondió Eilidh.- Uno solo debe confiar en uno mismo, y en sus dragones en vuestro caso. 

- Ellos jamás me traicionarían. 

- Conocí a un familiar tuyo.- la mirada de Daenerys se volvió curiosa.- Durante mi estancia en el castillo Negro, él era el maestre allí, Aemond Targaryen. Murió de anciano. Le hubiese gustado conocerte, se arrepentía de no haber podido ayudaros cuando la rebelión del rey Robert.

- También me hubiese gustado conocerle.- asintió Daenerys.- Es solitario ser la única con mi apellido que queda con vida. 

- ¿Cómo murió el hermano que escapó con vos de niños?

- Viserys no era el dragón, fue eso lo que le mató.- respondió cortante y se fue de allí dejando a Eilidh de nuevo sola. 


Finalmente, Daenerys accedió a dejarles coger todo el vidriagón que necesitasen para derrotar a los caminantes blancos. Jon había estado visitando las cuevas para ver el material mientras Eilidh se dedicaba a explorar el lugar. 

Bajaron a la costa para partir de nuevo hacia el Norte cuando una barca desconocida atracó ante ellos. Varios hombres tiraban de ella, pero quien lideraba era alguien que ambos hermanos conocían muy bien. 

- Eilidh...- Theon murmuró sin quitarle la mirada de encima. 

Los antiguos amantes mantuvieron la mirada fija en el otro. Eilidh sentía como se había quitado una preocupación de encima, se tomó su tiempo en observar atentamente cada facción del muchacho, seguía estando preocupantemente delgado pero había ganado algo de peso desde que lo vio en Invernalia y su cabello anteriormente negro ahora era canoso, se preguntó como podía no haberse dado cuenta de aquel detalle el día que lo vio. Su rostro se veía tan cansado que solo deseaba acunarlo eternamente y mantenerlo a salvo de cualquier peligro. No había ni un ligero rastro del Theon que algún día conoció, ese niño arrogante y engreído le había sido cruelmente arrebatado. 

Theon también observó con detalle a Eilidh, estaba demasiado cambiada, pero aún así todo el mundo podría reconocerla. Su cabello antes adornado por un pequeño mechón de color rubio platino ahora era prácticamente entero del ese color, a penas podía verse su antiguo color de cabello en la parte baja de su cabeza. Lo que más le preocupo y llamó la atención fue el parche que adornaba su ojo y la gran cicatriz que le atravesaba el rostro. A pesar de eso, su rostro estaba prácticamente igual, sus facción eran más maduras pero podía verse a la vieja Eilidh en ellas. A sus ojos seguía igual de bella que siempre, aunque su belleza no fuese la misma. Llevaba el cabello ahora rubio suelto dejándolo caer libremente sobre sus hombros. Usaba un vestido negro, la falda era sencilla y en la parte de arriba llevaba un corpiño de metal, de sus hombros caía una capa negra con pieles. 

Jon fue el primero en moverse para tratar de acercarse a él amenazante, pero su hermana lo hizo a un lado de un empujón del camino y se tiró a los brazos del Greyjoy, que tardó unos segundos en reaccionar y corresponderle el abrazo. 

Los dos permanecieron abrazados, disfrutando del taco ajeno, ante la incómoda mirada de algunos de los presentes. 

- ¿Estás bien?- preguntó Eilidh preocupada examinándole de arriba abajo. 

- Si, tranquila.- Theon tomó las manos de Eilidh entre las suyas.- ¿Qué te ha pasado?- preguntó en un murmuró pasando levemente la mano por la parte de la cicatriz que asomaba a través del parche.  

- Nada de lo que debas preocuparte ahora.- respondió disfrutando de la caricia.- Pensé que estabas muerto.- dijo Eilidh tratando de evitar que las lágrimas salieran.- Llevo esperando demasiado tiempo este momento.- juntaron sus frentes.- Pero no puedo olvidar todo lo que hiciste. Nos traicionaste. 

- No hay cosa de lo que más me arrepienta en mi vida.- dijo Theon.- Créeme que he pagado por cada uno de mis pecados, Ramsay se encargó de eso. 

- Y yo me encargué de hacer que él sufriera.- respondió Eilidh. 

- Ya basta.- Jon separó a Theon de su hermana de un empujón.- La única razón que tengo para no matarte es lo que hiciste por Sansa. 

- ¿Dónde está vuestra hermana?- preguntó ser Davos. 

- Los Lannister la capturaron.- respondió Theon.- Vengo a pedirle a la reina que me preste ayuda para ir a rescatarla. 

Nieve en verano (GoT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora