XXI

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El ejército con los estandartes de los Strak llegó a tierras de Los Gemelos.

- Mis honorables huéspedes, os doy la bienvenida a mi humilde mesa bajo mi techo.- dijo el señor del lugar.- Os brindo mi hospitalidad y mi protección a la luz de los siete.

- Os agradecemos la hospitalidad, mi señor.- habló Robb.- He venido a excusarme, mi señor, y a suplicar su indulgencia.

- No me supliquéis indulgencia, majestad.- respondió el viejo con la boca llena de comida.- No me despreciasteis a mi, si no a mis niñas.- las hizo pasar.- Una de ellas iba a ser reina, ahora ninguna lo es.

Eilidh observó a cada una de las muchachas,
todas feas como su padre. Las compadeció, cargar con un rostro así debía ser duro. Pero mucho más duro debía ser convivir con un padre tan cretino.

- Mis señoras.- esta vez Robb se dirigió a ellas.- Todo hombre debería cumplir su palabra, y más que nadie un rey. Juré casarme con una de vosotras y rompí mi juramento, la culpa no es vuestra, cualquiera sería dichoso de tener a una de vosotras. Hice lo que hice por desairaros, si no porque amaba a otra. Se que esto no repara el ataque que cometí hacía vos y vuestra casa, os suplico perdón. Y prometo hacer cuanto pueda para remediarlo, de manera que los Frey del cruce y los Stark de Invernalia vuelvan a ser amigos.

Walder comenzó a aplaudir.- Muy bien, ¿es ella?- preguntó fijando la mirada en Talisa.-
Acercaos, quiero veros.- la muchacha dio un paso hacia delante.- Aún no os veo, ojos viejos.

Talisa miro a Robb buscando su aprobación, el muchacho asintió en contra de su voluntad.

- Amor.- dijo el viejo.- Así lo llaman los Stark de Invernalia.- rio.- Muy honorable, yo lo llamo cara bonita, muy bonita. Más bonita que todas estas, eso seguro. Bonita figura también, y tratáis de ocultarla bajo ese vestido. Si queríais ocultarla, no deberíais haberla traído para empezar.

Eilidh frunció el ceño ante la despreciable actitud del señor de los Gemelos.

- Os aseguro que siempre puedo ver lo que se cuece tras un vestido.- se inclino sobre el
trono.- Llevó en esto mucho tiempo, seguro que cuando os quitáis ese vestido todo se queda justo dónde está, no se cae ni medio dedo. Vuestro rey dice que me traicionó por amor, yo digo que me traicionó por unas tetas firmes y un coño prieto.- Eilidh rodó los ojos asqueada por sus palabras.- Y eso puedo respetarlo, yo a vuestra edad habría quebrantado cincuenta juramentos para beneficiármela sin dudarlo. Tengo bastante espacio en el salón para todos, montaremos carpas fuera con comida y cerveza para vuestros hombres.

- Gracias, mi señor.- respondió Robb entre dientes.

- ¿Quién es ella?- preguntó Lord Frey señalando a Eilidh.- Quiero verla.

- Soy Eilidh Nieve.- la castaña camino al lado de Talisa y la tomó del antebrazo poniéndola un poco tras ella.- Hija de Eddard Stark.

- Con que tú eres su famosa bastarda.- balbuceó lamiéndose los labios.- Demasiado hermosa para un apellido así.

- También soy demasiado hermosa para un vejestorio como usted.- murmuró.

- ¿Disculpa?- se levantó molesto.

- Si me disculpa, mi señor.- Robb intervino antes de que el conflicto fuese a más.- Estamos cansado del viaje, nos vendría bien descansar.

- Bien, que los sirvientes os acomoden en las habitaciones.- volvió a sentarse mientras hacía señas a los criados.- Dadle a la bastarda la que está al lado de mi alcoba.

- Gracias, mi señor.- Robb se acercó a las dos chicas, las tomó del brazo y fue con ellas hacia la salida.

- Niña, esta noche duermes en mi habitación conmigo.- le murmuró Catelyn a Eilidh.- Que viejo más despreciable.

- Es desagradable a la vista.- maldijo Eilidh.- En verdad lo es en todos los sentidos.

Eilidh salió al exterior del castillo, donde sus hombres acamparían.
Fue a la jaula que compartían Brandr y Viento Gris, no le gustaba que su lobo fuese enjaulado, pero Robb había dicho que así sería mejor y no le había quedado otra que aceptar.

Sacó las llaves que le había robado a uno de los guardias y abrió la jaula, en seguida Brandr salió de esta, pero cuando Viento Gris fue a hacerlo cerró.

- No te enfades conmigo.- Eilidh le acarició a través de los barrotes.- Es tú dueño el que que se empeña en teneros aquí

El lobo resignado se tumbó en la jaula y miró hacia el bosque.

- Brandr, tienes unos días para vagar en libertad por aquí.- el lobo movió la cabeza como si realmente entendiera lo que la muchacha le estaba diciendo.- Cuando vayamos a irnos quiero que ya estés aquí, no nos hagas esperar, ¿entendido?

Brandr aulló y se fue a toda velocidad hacia la maleza, no sin antes restregar cariñosamente su cabeza en las piernas de Eilidh.

Nieve en verano (GoT)Where stories live. Discover now