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Las trompetas alarmando del acercamiento del ejército del rey de la Noche, sonaron en mitad de la madrugada. Todos sabían que ese momento llegaría, y se habían preparado para ello, pero aún así les pillo de imprevisto, nunca nadie esta preparado del todo para morir.

- Es la hora.- murmuró Theon terminando de vestirse.

- Aún puedes cambiar de posición, luchar a mi lado.

- No discutamos sobre eso.- la calló con un beso.

Todo el mundo comenzó a armarse e ir a la posición que se le había asignado. Eilidh fue junto a Theon a la armería, la rubia llevaba una armadura con el blasón de los Stark gravaba en ella, la había encontrado en el castillo, y por el tamaño supuso que había pertenecido a Robb. Enfundó una espada de vidiagrón que había sido hecha para ella y en su cinturón llevaba su daga de acero valyrio.

- Theon,... ¿estás seguro?

- Eilidh, no te preocupes por mi.- tomó su rostro entre las manos.- Estaré junto a Bran y lo defenderé. Se lo debo.

- Prométeme que lucharás para no morir.- dijo Eilidh.-Que no te rendirás, porque aún nos queda mucho por vivir juntos.

- Lucharé por ti, porque quiero seguir despertando cada día al lado de mi bella esposa. Además, soy el mejor arquero que jamás has conocido.- dijo con una sonrisa que le recordó al viejo Theon. Unió sus labios en un delicado y triste beso.- Nos vemos, amor mío.

Theon se fue dejando a la rubia allí plantada, viendo como su esposo corría hacia la muerte.

Todos ya en formación, aguardaban en silencio la llegada de la batalla. Eilidh se encontraba al frente montada a caballo y con Brandr y Fantasma a cada uno de sus lados. Jon y Daenerys sobrevolaban el ejército enemigo en los dragones de la Targaryen.

- Nunca pensé estar luchando a vuestro lado.- la voz de Jaime Lannister resonó en el silencio.

- Jamás hubiese luchado junto a vos si no fuese necesario.- respondió seria.

Con ayuda de su señor de luz, la mujer roja hizo prender todas las espadas de los dothraki, Eilidh vio la escena desde su posición, vio como la oscuridad se iluminaba y luego la vio a ella.

- ¡Abrid la puerta!- ordenó ser Davos para que la mujer pudiese entrar.

Ser Jorah dio la orden de comenzar a avanzar y así lo hizo el pueblo dothraki. Eilidh aún en su lugar con los inmaculados, salvajes y ciudadanos de Poniente a sus espaldas, observó la lucha únicamente iluminada por las llamas del señor de luz, que no tardaron en apagarse.

Hacia ellos volvieron algún que otro caballo y ser Jorah. Lo que alarmó a absolutamente todos los que se encontraban preparados para luchar.

Entre las tinieblas de la noche se podía ver y escuchar a una gran masa de muertos ir hacia ellos. Ya sabían que se enfrentaban a un gran ejército, pero tenerlo ante sus ojos tocaba de diferente manera.

- ¡En guardia!- exclamó Eilidh. Gusano Gris tradujo a sus compañeros y tras ponerse el casco, todos se pusieron en guardia.

Le hicieron hueco a la rubia para que pudiese retroceder para dejarles a ellos delante y en ese mismo instante los muertos se abalanzaron sobre ellos.

- ¡Vamos a morir!

Eilidh bajó del caballo y lo hizo cabalgar solo de vuelta hacia el castillo. Con su espada en alto, se colocó al lado de Brienne y observó como la primera capa de soldados retenía a los muertos.

- ¡No retrocedáis!- exclamó sabiendo que el miedo se estaba apoderando de cada una de las personas en pie tras ella.- ¡Hoy lucharemos por lo vivos, y si debemos caer, caeremos pero con el honor y la cabeza en alto!

Nieve en verano (GoT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora