LXI

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Eilidh despertó tirada en el suelo de la sala del trono de hierro, se miró a su misma descubriendo que llevaba un vaporoso vestido blanco y sus manos estaban completamente manchadas de sangre.

Consternada se levantó observando el lugar a su alrededor, no estaba completamente destruido como la última vez que lo había visto. Se sorprendió al ver a un hombre sentado en el trono de hierro.

El hombre era regordete, tenía el cabello largo y un tupido bigote de color rubio platinado.

- Es Viserys I el Pacífico.- la voz de Bran la sobresaltó.- Fue el último rey antes de que comenzase la danza de dragones.

- ¿Qué hacemos aquí?- preguntó Eilidh caminando hasta él, que no estaba haciendo uso de su característica silla.

- Ahora lo descubrirás.- dijo tan sereno como siempre.- Sigámosle.

Bran tomó la mano de Eilidh y tiró de ella siguiendo a Viserys, el hombre entró en lo que parecía su alcoba. Había una mujer en la bañera, de cabellos también platinados, debía de ser su mujer.

- ¿Un torneo?- preguntó la mujer.- ¿Para celebrar el nacimiento del primer varón que aún no tienes?- preguntó irónica.- Supongo que sabes que nada hará que a tú hijo le crezca una verga si no la tiene, ¿verdad?

- Será un niño, Aemma.- afirmó el rey.- Nunca he estado tan seguro de nada. El sueño era más vívido que un recuerdo. Nuestro hijo nacía portando la corona de Aegon, de lejos se oía el retumbar de los cascos, los escudos astillados y el choque de espadas, yo sentaba a nuestro hijo en el trono de hierro, mientras repicaban las campanas del septo y lo dragones rugían unísono.

- Con que portando la corona... que los dioses me amparen, bastante penoso es ya el parto.

- ¿De qué sueño habla?- preguntó Eilidh.

- Hubo muchos Targaryen que fueron jinetes de dragones, pero hubo pocos que fueron soñadores.- explicó Bran.- El rey Viserys tuvo una de las visiones, o al menos creyó tenerla. Sus ansias por tener un hijo varón que cumpliese con la profecía llevaron a su primera esposa a la muerte. Sin el heredero barón que tanto deseaba nombró a su primogénita y única hija como su heredera. En su segundo matrimonio tuvo dos hijos barones, Aegon fue el que se enfrentaría a Rhaenyra y luego subiría al trono.

- Tengo conocimientos sobre lo que sucedió en la Danza de Dragones.- dijo Eilidh.- Pero, ¿por qué me estás mostrando esto?

- Hubo quien especuló sobre si la profecía se refería a Aegon o a Rhaenyra, personalmente no creo que se tratase de ninguno de ellos dos.- dijo Bran.- Puede que si hablase sobre Rhaenyra, pero no sobre su hija, si no sobre ti.

Bran volvió a tomar a Eiildh de la mano y comenzó a correr tirando de ella, corrieron por todo el castillo, sus piernas iban rápido, pero todo a su alrededor se movía lentamente, pareciera que por más que corrían no se movían del sitio.

Finalmente, Bran se detuvo cuando estuvieron en la sala en la que descansaban las cabezas de los dragones ya muertos.

Ante una de las cabezas se encontraba el mismo hombre de antes junto a una niña con el característico cabello de la casa del dragón.

- La idea de que controlamos a los dragones es un engaño.- dijo el hombre.- Por eso cayó Valyria, si no aprendemos del pasado acabaremos igual. Un Targaryen ha de entenderlo para ser rey... o reina.- la niña giró lentamente su rostro para ver a su padre.- Lo siento Rhaenyra, he malgastado los años desde que naciste esperando un varón. Tienes lo mejor de tú madre, y se como lo sabía ella que podrías ser una gran reina.

- Daemon es el heredero.- negó la niña.

- Daemon no nació para ceñir la corona, pero creo que tú si.- dijo Viserys.- Este no es un gesto trivial Rhaenyra, montar un dragón es una cosa, pero el trono de hierro es el asiento más peligroso del reino. Hay algo más que debo contarte, quizás te cueste entenderlo, pero debes escucharlo.

Como si el cuerpo se lo pidiese, Eilidh avanzó hacia estar frente al hombre y al lado de la niña con quien compartía nombre.

- Nuestras historias cuentan que Aegon miró a través de AguasNegras y de Rocadragón y vio una tierra rica a su alcance, no fue solo la ambición lo que le llevó a la conquista, si no un sueño.- Viserys explicó.- Al igual que Daenys anticipó el final de Valyria, Aegon anticipó el fin del mundo de los hombres, comenzaría con un crudo invierno procedente del lejano Norte. Aegon vio la oscuridad absoluta a lomos de esos vientos del Norte, lo que habitase en ellos destruiría el mundo de los vivos, cuando llegué el gran invierno Rhaenyra... todo Poniente deberá enfrentarse a él, y para que el mundo sobreviva, un Targaryen debe ocupar el trono de hierro. Un rey o una reina, tan fuerte como para unir al reino contra el frio y las tinieblas. Aegon llamó a su sueño Canción de Hielo y Fuego. Su secreto ha ido pasando de reyes a herederos desde entonces, prométeme que lo guardaras y protegerás.

- Se está refiriendo a la lucha contra el rey de la Noche... ¿habla de Daenerys o de Jon?

- Habla de ti.- respondió Bran.- Fuiste una pieza esencial en la batalla, fuiste tú quien nos libró de una noche sin fin.

- Fui yo como pudo haber sido cualquier otro.

- No.- negó Bran.- Fuiste tú porque así estaba escrito que sería. Y ahora, debes subir al trono.

- ¿Me aceptarán como reina?

- Tienes el apoyo del Norte y de las islas del hierro.- asintió Bran.- De todas formas, les haré ver que es lo necesario para la prosperidad del continente.

- ¿Lo crees en serio o es solo porque lo has visto?

- Aunque no fuese el cuervo de tres ojos, no podría pensar en alguien más honorable para subir al trono de hierro. Eres mi hermana, sé que serás una reina justa y velarás por la paz.

Nieve en verano (GoT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora