XVIII

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Cuando el hijo de Lord Bolton llegó a Invernalia se había encontrado el lugar vacío, sin rastro de los hijos del hierro.

Tampoco encontraron ni un solo pelo de Bran o Rickon, eso significaba que habían podido escapar o que Theon se los había llevado como rehenes, o en la peor de las situaciones los habría matado, pero de ser así la noticia les habría llegado, o eso es lo que preferían pensar.

Había llegado un pergamino con la noticia del fallecimiento del padre de Lady Catelyn, por lo que ahora habían desviado su marcha hacia Aguasdulces para asistir a su entierro. Para muchos una distracción, pero Edmund, el tío de Robb, tiene a sus huestes acuarteladas allí, y ellos aún estaban necesitados de hombres.

Eilidh cabalgaba en un yegua negra al lado de Talisa, ella no era de muchas palabras y la reina tenía algo de pavor al hablarla, sabía lo importante que era para su esposo y sentía que no era del todo de su agrado, por lo que entre ambas no había más que silencio.

- ¿Alguna vez habéis visitado Aguasdulces?- preguntó la chica de Volantis.

- Nunca, su alteza, nunca había salido de Invernalia.- respondió.- Robb nació en Aguasdulces, si no me equivoco, un lugar mucho más cálido para un recién nacido que Invernalia.

- Llamadme Talisa, su alteza es demasiado. Al fin y al cabo sois la hermana de mi marido.- pidió con una sonrisa.- ¿Vuestro apellido es por haber nacido en el Norte?

- Así es.- asintió.- Los bastardos del norte son apellidados Nieve. También están los Arena, Ríos, Pyke, Piedra, Colina, Mares, Tormenta y Flores, depende del lugar de nacimiento.- explicó.- Es una forma de marcar lo que somos, como en las ciudades esclavistas de las que proviene.

- Alto, alto.- pidió Talisa a su caballo, que se negaba a hacerle caso, hasta que la ayudaron a bajar.

Eiildh por su parte, bajo de su yegua sin problemas y le entregó las riendas a uno de los hombres para que se la llevase.

- ¿Puedo ayudaros, Lady Stark?- preguntó al verla bordando un amuleto.

- No.- respondió seca.

- Perdón, no debería...- la muchacha comenzó a discuparse.

- No puedes ayudarme porque solo una madre puede hacerlos para proteger a sus hijos.- le explicó.- Solo una madre puede hacerlos.

- ¿Los habíais hecho antes?- preguntó tomando asiento sobre unas rocas algo alejada de la mujer.

- Solo dos veces.- respondió sin quitar su mirada del amuleto y sin dejar de bordar.

- ¿Y le sirvió?- Eilidh no intervino ni se fue porque también quería saber la respuesta.

- En cierto modo.- respondió mirándolas.- Rogué que mi hijo Bran sobreviviera a la caída. Unos años antes uno de los chicos contrajeron la viruela, el maestre Luwin dijo que si pasaba esa noche vivirían , pero que sería una noche muy larga. Así que me senté con él en plena oscuridad, sostenía a su hermana en mis brazos porque cada vez que les alejábamos lloraba hasta quedarse sin respiración, aunque fuese una bebé parecía ser consciente del mal estado de su hermano. Escuchando sus respiraciones entrecortadas, sus toses y sus gemidos.

- ¿Qué niño?- preguntó Eilidh confusa, no recordaba que ninguno de sus hermanos hubiese enfermado de aquella manera.

- Jon Nieve.- respondió mirándola fijamente.- Cuando mi marido apareció con dos bebés tras la guerra no soportaba mirarlos, no quería ver aquellos ojos pardos de desconocidos mirándome. Así que rece a los dioses, que se lo llevasen, que dejasen que se muriese. Tenía la viruela, y entonces supe que era la peor mujer que había existido, una asesina.- relató.- Había condenado al pobre niño inocente a una muerte horrible y todo porque estaba celosa de su madre, una mujer a la que ni conocía. Así que rece a los siete dioses, dejad que viva, que el niño viva, y los querré. Seré una madre para ellos, suplicaré a mi marido que les de su apellido, que los llame Stark y acabé con esto, que sean de los nuestros.

- ¿Y vivió?- preguntó Talisa.

- Y vivió.- respondió Eilidh.- Pero ella no pudo cumplir su promesa.

- Y lo llevo con pesar.- murmuró triste.- Todo cuanto ha pasado desde entonces, toda la desgracia que ha caído sobre mi familia se debe a que no puede querer a dos niños sin madre.

- No es momento de martirizarse por algo así.- dijo Eilidh.- Nada de esto es cosa de dioses, todo comenzó con la partida de padre hacia el sur, aquello lo ordeno el rey Robert, y después con su ejecución, sentenciada por Joffrey. No son los dioses, son los humanos.- dijo con desprecio.- Me hubiese gustado una madre, no voy a mentirle, pero ninguna mujer esta obligada a amar a los hijos de otra. De todas formas, ya no es algo que importe.

- Siempre envidié que os parecieseis tanto a Eddard.- confesó Lady Catelyn.- Todos mis hijos a excepción de Arya poseen mis rasgos, pero tú hermano y tú, se ve claramente vuestra descendencia.

- Yo siempre les envidié por tener una madre.

El día que ambos hermanos nacieron la Tully soñó con ellos aunque ella nunca hubiese sido consciente de ello. Una mujer entre la arena de un desierto cantaba con dos pequeños bebés en brazos. "El honorable lobo besado por la ferocidad del dragón, él destino de los siete reinos reside en su fruto. Una vida de penas y batallas le esperan, pero acabará con el hierro. El invierno llegará y con sangre y fuego se defenderá."

Nieve en verano (GoT)Where stories live. Discover now