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- ¡Nos has puesto a todos en peligro!- le recriminó Ezra.- No se como se te ha podido ocurrir hacer algo así.

- Lo sé, y lo siento.- se disculpó Eilidh.- Pero entiende que no podía simplemente quedarme ahí observando mi hogar, tuve que acercarme.

- Pudiste habernos condenado a todos.- sus palabras se vieron atropelladas debido a una flecha, una flecha que le atravesó el pecho.

Elí soltó un alarido de terror, al ver a Ezra toser sangre y luego caer inerte al suelo.

Asustada Eilidh miró tras suya, pudo ver a un hombre a caballo y a una mujer a su lado. A pesar de la distancia, le vio sonreír mientras cargaba el arco con otra flecha.

- Sam, coge los caballos e iros.- ordenó Eilidh mientras rebuscaba entre los baúles un arco, una espalda y algunas fechas.- Iros ahora, más tarde os alcanzaré.

- No puedo dejarte aquí.- habló apresuradamente el mejor amigo de su hermano.

- Déjame encárgame a mi, debes de cuidar de Elí y el bebé.- colocó una fecha en el arco y disparó dándole entre los ojos al caballo del chico.- ¡Rápido!

Fue Elí la primera en moverse, desató a los caballo, montó en uno y luego Sam la siguió. Ambos cabalgaron alejándose de la escena, a pesar de que Sam iba en contra de su voluntad.

Eilidh observó con lágrimas el cuerpo de Ezra, sentía que ella le había matado, tenía su sangre en las manos. Otra flecha fue lanzada, pero no le alcanzó.
Con un silbido llamó a Brandr que se había adelantado hace tiempo, esperaba que con suerte pudiese llegar para ayudarla. 

Miró con miedo hacia atrás, el hombre había desaparecido y ahora solo veía a la mujer correr hacia ella. Eilidh se bajó del carro y debatió entre correr o enfrentarse a la muchacha. Si trataba de huir ni si quiera podría avanzar más de diez pasos sin que la alcanzará. Además, se rehusaba abandonar el cuerpo de Ezra.  

Apresuradamente, sacó la daga y paró como pudo el primer ataque de la chica, que usaba como arma una espada. 

Se vieron envueltas en una lucha que Eilidh hubiese ganado muy fácilmente si no llevase días de viaje sin alimentarse correctamente y si sus armas fuesen equiparables. Que todo su cuerpo temblase como una hoja de papel por la angustia que le suponía tener el cuerpo de Ezra a su lado tampoco era algo que la estuviese ayudase.

- ¡Espera un momento!- el hombre apareció a sus espaldas.

El muchacho feo como un demonio, de cabello castaño largo, se acercó a ella observándola detenidamente. Tomó su rostro entre sus toscas manos y la observó detenidamente, con la otra mano capturó el cuello de Eilidh para evitar que pudiese escapar.

- No creo que una mujer tan bella estuviese interesada en ayudar a Hediondo.- dijo a escasos centímetros de su rostro.- Dime la verdad, si me mientes, te mataré. ¿Has tratado de ayudar a mi mascota a escapar?

- No sé de que me habla.- susurró mirándole directamente a los ojos. 

- ¿Entonces por qué habéis tratado de huir al vernos?

- Porque habéis matado a mi esposo.- escupió con rabia.- No tenemos nada que ver con lo que me esta diciendo, y aún así lo habéis matado. 

- Si... quizás debería haber preguntado antes.- dijo con falso arrepentimiento.- De todas formas, has matado a mi caballo y eso no me ha gustado nada. Soy Ramsay Bolton, futuro señor de Invernalia. 

Eilidh tragó saliva sonoramente al escuchar aquello, debía de ser el bastardo de Roose Bolton, aunque por lo visto ya no era un Nieve. 

- ¿Qué debería hacer contigo?- la miró con una sonrisa que le causó escalofríos.- Eres demasiado hermosa, dudo que alguna vez pueda olvidar un rostro como el tuyo.- con el pulgar le acarició los labios.- Quizás debería llevarte a Invernalia para que me acompañes en las noches.

Eilidh quería clavarle la daga entre ceja y ceja y luego llevarle su cabeza a Lord Bolton como un botín, en venganza a Ezra y en venganza a Robb.

- Pero quizás antes debería marcarte para que ningún otro hombre se fije en ti.- de un tirón de arrebató la daga a Eilidh del puño y se la acercó muy peligrosamente al rostro.- Solo dolerá un poco.- advirtió con una sonrisa. 

Posó la hoja de la daga justo encima de su ceja, y aunque sabía que lo que se venía, no pudo evitar soltar un grito de dolor al sentir la daga clavarse en su piel. 

La chica se acercó para ayudarle a sujetarla, ya que Eilidh había comenzado a luchar para poder liberarse. La mujer la rodeo con sus brazos impidiendo que pudiese a penas moverse, mientras Ramsay sostenía su cabeza hacia arriba y ahora abría su ojo en contra de su voluntad. 

Pasó la daga desde su ceja hasta sus labios, pasando por su ojo abierto. Una herida atravesaba su rostro, la sangre no paraba de brotar y aquello parecía divertir al muchacho. 

Un gruñido a sus espaldas le hicieron soltarla con tanta fuerza que cayó al suelo. Eilidh lo reconoció instantáneamente.

- Vámonos de aquí.- Ramsey se montó en el caballo de la chica, con ella detrás y los dos huyeron lo más rápido que el pobre animal pudo ir.- Que ese animal se ocupe de acabar con ella. 

Brandr les hubiese podido alcanzar sin mucho esfuerzo, pero su dueña moribunda en el suelo le impidió ir tras ellos. Se acercó a la rubia y comenzó a olisquearla mientras le daba algún que otro lametón. 

Cuando Eilidh estuvo sola corrió hacia Ezra, lo tomó entre sus brazos e intentó hacerlo reaccionar, falló todas las veces. Lloró observando su rostro, aún con los ojos abiertos.

Cargo el cuerpo de Ezra a lomos del lobo y los dos siguieron el camino. Se desviaron ligeramente para poder darle un entierro al muchacho. Deseaba poder revivirlo como el lo había hecho con ella, pero sus dioses no tenían ese poder.

- Nunca debería haber aceptado su ayuda.- murmuró.- Quizás así seguiría vivo.

Acarició su rostro peinando su cabello lo mejor que pudo, le cerró los ojos y se alejó de él.
Busco algo de leña colocándola al rededor del cuerpo, prendió un pequeño fuego y lo lanzó haciendo que este estallase en llamas al instante, llamas demasiado altas.

Lo observó quemarse, esperando a que se levantase entre las llamas y fuese hacia ella. Pero no sucedió, el cuerpo se quemó totalmente hasta que solo quedaron cenizas.

Por unos instantes parecía que todo comenzaba a ir bien, que sus planes parecían tener sentido.
Pero parecía que estaba destinada a sufrir, y a  la persona que la acompañaba con ella. Fuese como fuese, su destino era estar sola.

Se preguntó si debería parar, dejarlo todo y vivir en una cabaña como una campesina cualquiera. O quizás lo mejor era dejarse morir y no preocuparse por nada nunca más.
Pero no podía, Ezra le había devuelto la vida, le había dado otra oportunidad, para que cumpliese su destino. Y no podía pagárselo abandonando, no sabía a qué estaba destinada pero lo conseguiría.

Se llevó las manos temblorosas al rostro, su ojo no había dejado de sangrar. Tenía una herida abierta que le atravesaba verticalmente el rostro, y lo único que veía por ese ojo era negro. 

Volvió hacia el carro en el que seguían todas sus cosas, buscó en uno de los baúles. Sacó una venda y se la colocó tratando de tapar la herida lo máximo posible.

- Tu siempre estarás a mi lado, ¿no es así?- acarició la cabeza de Brandr.

Nieve en verano (GoT)Where stories live. Discover now