Capítulo II

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-El tributo masculino... Peeta Mellark.

El camino a paso firme, neutro, mientras que mis ojos se llenaban de lágrimas, pero no me permiti derramar ninguna.

Por ahora.

-¡____ Avery & Peeta Mellark los tributos de este año! Un fuerte aplauso.

En vez de eso, hubo un silencio, por qué era nuestra manera de estar desconforme con los juegos, de odiar que manden a matar a nuestros niños, odiamos al Capitolio.

Una mano se levantó y varias la siguieron, tomaron los tres dedos centrales levantandolos.
Y era algo muy significativo en el districto, en donde se hacía muy poca veces en velorios, demostrando respeto o admiración, hacia una persona.

 Y era algo muy significativo en el districto, en donde se hacía muy poca veces en velorios, demostrando respeto o admiración, hacia una persona

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Ahora el districto lo hacía mirándonos, o quizás, mirándome.

Effie nos tomo y fuimos hacia esa habitación que conocía tambien, fue la última vez que vi a mi hermano y ahora mis padres debían volver a pasar lo mismo.

Espere dos minutos, calculando con el reloj que descansaba sobre la puerta, los sillones de lujo donde estaba sentada.

—Hija.

Levanté mi vista, mi padre venía solo.

Sólo hizo falta que me rodee con los brazos para que dejara salir la angustia acumulada.

Su mano acarició mi pelo, mientras me susurraba cosas para hacerme sentir mejor:

—Eres inteligente, piensa, estudia a todos y busca sus debilidades. —Acaricia mi pelo. —Tu madre te ama, pero no pudo soportar volver.

Asentí mientras me aferraba más a el.

—Lamento que tengas que tenga que ir Peeta contigo.

Y lo se, por qué significa que si quiero ganar, tendré que matarlo o dejar que lo maten.

Pero es Peeta.

No puedo, y esa angustia seguía creciendo en mi pecho.

—Tiempo.

Antes de quejarme, los agentes de la paz sacaron a mi padre, quién sólo me miraba y dijo un te amo que escuche lejano.

—Vamos al vagón. No tienes más visitas.

Caminé delante de ellos hacia un camino desconocido, que seguramente mi hermano lo abría hecho mientras se convencia de que sobreviviría. 

En el vagón, me esperaba Effie con el único vencedor que tiene el districto 12; Haymitch quien como de costumbre, estaba ebrio.

Menudo mentor tengo.

Me miró, de arriba abajo y luego espero que llegara Peeta, a quien también lo analizo.

—A las 8 será la cena, sean puntuales. Hablaremos de los juegos ahí. Ahora vengan que les mostraré su habitación.

Tome la mano de Peeta, sin pensarlo y caminé con el detrás de Effie. Primero pasamos por su habitación, que con una sonrisa que siempre me daba logro calmarme.

Mi salvación -Peeta MellarkWhere stories live. Discover now