XIII

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Despues de unos minutos, lo acompaño a la camilla.
Toco su rostro, veo sus heridas y mis ojos se llenan de lagrimas.

—Debieron rescatarte a ti.

El niega y cierra los ojos, disfrutando el tacto.

—No, _____. Todo lo que me hicieron, no. Preferí mil veces que me lo hagan a mi. Y no a ti. —murmuró. —¿Cuanto tiempo paso?

—Seis semanas. —Apoye mi frente junto a la de él.

—Es decir... ¿Estamos de 20 semanas? ¿Sobrevivió?

—Nuestro abrojo sobrevivió. —Sonreí. —Y tu luchaste por nosotros. Ahora si somos el Sinsajo completo.

Vuelvo abrazarlo, sin creer que aun este aca, conmigo, con nosotros.

Me aparto cuando la enfermera se acerca a cambiarle las vendas, se funde en un abrazo con él y me doy cuenta; es mi madre.

Ella lo abraza como un hijo, Peeta deja salir su angustia y llora sobre el hombro de mi madre.
Haymitch decide que aún no es tiempo que lo vea, y se retira.

Estoy detras del cristal, mirando como lo curan, las heridas, su profundidad. Él aguantó demasiado.

—Es él, siempre fue el. —Mire a Gale, quien estaba detrás mio, vendado.

—Siempre lo fue. —Le confirme. —Gracias por salvarlo.

El asiente, con mirada ida y se retira, entonces con el permiso de mi madre vuelvo a entrar.

Me acuesto junto a él, pasa sus brazos por mi espalda hasta llegar a mi panza, donde deja sus manos.

—Ellos... Ellos intentaron manipular mi mente, aun diferencio las cosas que no pasaron con las que si; pero es confuso ¿Sabes? —Confiesa.

—Pregúntamelo.

—Tu... No sabias nada de esto, de la rebelión. ¿Real o no?

—Real, no lo sabía. Cuando desperté y me encontré con Haymitch, Finnick, todos reunidos me sentí traicionada.

Lo siento suspirar de alivio.

—Es difícil, pero tenerte así ahora.. Me deben odiar aquí. —aclara su garganta. —Por pedir un alto al fuego.

—No lo sabias, no sabias todo lo que el Capitolio había hecho. Ya lo tengo arreglado.

—Mi mujer. —Susurra y los cedante comienzan hacerle efecto, su respiración se vuelve lenta y su agarre se hace mas liviano.

Me permito dormirme junto a él, y después de tantas semanas, no tengo pesadillas.

Me despierto, Peeta aun sigue dormido pero decido que aun tengo cosas que cumplir, y aunque no quiera lo dejo en el cuidado de las enfermeras, camino hacia la sala de investigación, para contarle a Beete lo que me ha dicho Peeta e intentar saber como ayudarlo.

Aunque lo encuentro con Gale, ambos están absortos, inclinados sobre un plano, tomando medidas. Varias versiones de la imagen cubren la mesa y el suelo. En las paredes de corcho y en varias pantallas de ordenador hay otros diseños de algún tipo. En las líneas bastas de uno reconozco la trampa de lazo de Gale.

Mi salvación -Peeta MellarkWhere stories live. Discover now