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Mi madre pone la bandeja en el escritorio. Encima hay una tetera y tazas de porcelana, leche y azúcar, y un plato de galletas con una preciosa cobertura de flores en tonos claros.

Un glaseado así sólo puede haberlo hecho Peeta.

—Cuánto se lo agradezco. ¿Sabe? Tiene gracia lo mucho que la gente tiende a olvidar que los presidentes también necesitamos comer — comenta el presidente Snow.

Bueno, al menos parece haber servido para relajar un poco a mi madre.

—¿Le traigo algo más? Puedo prepararle algo más sustancioso, si tiene hambre —se ofrece ella.

—No, esto es simplemente perfecto, gracias —responde él. Mi madre sabe que ya ha terminado con ella, así que asiente, me lanza una mirada y desaparece.

El presidente Snow sirve dos tazas de té y llena la suya de leche y azúcar, para después pasarse un buen rato removiendo. Noto que ya ha dicho lo que tenía que decir y espera mi respuesta.

—No quería iniciar ningún levantamiento.

—Te creo. Da igual, tu estilista resultó ser profético en su elección de vestuario. _____ Avery, la chica en llamas, ha encendido una chispa que, si no se apaga, podría crecer hasta convertirse en el incendio que destruya Panem.

—¿Por qué no me mata y ya está? —le suelto.

—¿En público? Eso no haría más que añadir combustible a las llamas.

—Pues prepare un accidente.

—¿Y quién se lo tragaría? Tú no lo harías, si lo estuvieses observando desde fuera.

—Entonces dígame qué quiere que haga y lo haré.

—Ojalá fuera así de simple — responde. Levanta una de las galletas con flores y la examina—.Encantadoras. ¿Las ha hecho tu madre?

—Mi novio.—respondo, y, por primera vez, soy incapaz de mirarlo a los ojos. Voy a por la taza de té, pero la dejo en la mesa cuando oigo que tintinea sobre el plato. Para disimular, elijo una galleta.

—Peeta. ¿Cómo está el amor de tu vida?

—Bien.

—¿En qué momento se dio cuenta de hasta qué punto te era indiferente? —pregunta, mojando la galleta en el té.

—No me es indiferente.

—Sin embargo, quizá no estés tan prendada del joven como intentas hacerle creer al resto del país.

—¿Y quién dice que no lo esté?

—Yo —responde el presidente—. Y no estaría aquí si fuese la única persona con dudas. ¿Cómo le va a tu amiga, Katniss?

—No lo sé... No... —Me ahoga el asco que me produce esta conversación, tener que hablar con el presidente Snow de lo que siento por dos de las personas que más me importan en este mundo.

—Habla, señorita Avery. A ella puedo matarla fácilmente si no llegamos a un acuerdo satisfactorio.

—Por favor, no le haga daño.—susurro, aunque se lo merecía, por culpa de ella estabamos en esta situación, tendría que hablar con Peeta después de esto.

—Sólo me interesa cómo afecta eso a tu dinámica con Peeta, que, a su vez, afecta al estado de los distritos.

—Será lo mismo durante la gira: estaremos enamorados perdidamente, por que lo estamos, lo de Katniss simplemente fue un error.

—El problema es que tendrás que hacerlo aún mejor si queremos evitar los levantamientos. Esta gira será tu única oportunidad para darle la vuelta a la situación.

Mi salvación -Peeta MellarkМесто, где живут истории. Откройте их для себя