SEGUNDA PARTE: EN LLAMAS

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Tomo un sorbo de té y me doy cuenta lo helado que está, y cuánto tiempo pasó desde que salí afuera.

Todos regresarán al valle hoy, los periodistas, los equipos de televisión; incluso Effie.
¿Seguirá con esa horrible peluca? O tendrá otra, para la gira de los vencedores.

—Preciosa.

Levanto mi mirada había Peeta, quien no duda en ponerme el abrigo sobre mis hombros para darme calor.

—Tienes la nariz roja.

—Ya no la siento.—Intento bromear.

Las cosas con Peeta eran lindas, estábamos saliendo de forma oficial y sin fingir nada.

Como siempre soñé, pero en circunstancias horribles.

—Vamos adentro.

Caminamos hacia su casa, en donde vive solo ya que sus padres no tuvieron la necesidad de abandonar su casa. En cambio los míos si, pero no pasaba tanto tiempo con ellos.

Veo a Peeta como se mueve en la cocina mientras me siento en la silla, los nervios de volver a ver a todo el equipo me comen.

Si pudiera borrar todo lo que ha pasado en los juegos, lo haria, fingiría que nunca pasó y que sólo se trató de una pesadilla. Si no fuera por la gira de los vencedores, en donde visitaremos todos los distritos hasta llegar al Capitolio.

Un escalofrío me recorre y solo me achico más en el asiento.

—¿Nerviosos? —Haymitch aparece por la puerta, vestido y sobrio.

—Solo quiero que termine.

—Preciosa, esto nunca termina. —Toma un pedazo de pan y mira a Peeta quien ahora sirve el café en tres jarras diferentes.

Desayunamos en silencio, cada uno pensando en lo que venía.

Haymitch se va diciendo que tiene que prepararse y nos vuelve a dejar solos, levantó la mesa y me apoyó en ella mientras Peeta se acerca a mi, hasta tenerme entre sus brazos.

—Aún faltan un par de horas para que vengan. —Besa mi frente, luego mi nariz y por último mis labios.

Pasamos el tiempo juntos, contando historias o imaginándonos lo que hubiese pasado con nosotros si no hubiésemos ido a los juegos.

¿Seríamos pareja?

Peeta se acomoda en la cama de forma que me mira a los ojos y después baja su mirada mientras acariciaba mi hombro.

—Katniss me beso. —Soltó de la nada Peeta.

—¿Que? No es gracioso.

—Hoy en la mañana, fui al mercado para comprar cosas para la panadería y me detuvo. —Evitó verme a los ojos, aunque sabía que sentía mi mirada. —Me llevo atrás del mercado y me dijo que no creía que éramos los trágicos amantes del distrito doce, y me beso.

—¿Que hiciste? Peeta. La verdad. —Mi voz sonó rasposa y me aclare, alejándome de él.

—La empuje cuando me di cuenta, nunca te haría algo así. —Intento acercarse pero lo detuve.

—Me voy a casa.

Salí dando un portazo y caminé hacia mi casa, Katniss, se supone que es mi amiga.

—Hija tenes visita. —Mi padre me frenó en la entrada.

—Aún falta para las doce. ¿Qui..—Vi a los guardias y lo supe.

—Acompáñeme señorita Avery.

Lo seguí hasta el despacho de la casa, me parece irónico que alguien ajeno me guíe en mi propia casa.

Mi salvación -Peeta MellarkWhere stories live. Discover now