11. Tu pequeño castigo

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Christine

29 de Enero, 11:58 PM

-Me alegra que hayas decidido que salgamos en familia, Laura- Comenta mi papá mirando a mi madre con distinguido cariño. La caminata empezó desde que salimos del departamento de Dominic, explorando esas lindas calles de Seattle, que se posan muy cerca de Aiki Beach, una de las mejores y más concurridas playas de Seattle. Tienes una vista del lado este de la bahía de Eliott que no vale cualquier cantidad de dinero, y que muchos ya poseen debido a sus altas edificaciones alrededor

La arquitectura de Seattle no es mi favorita, cómo dije desde hace mucho, siempre he preferido la arquitectura alemana, o la europea en general. Claro que mi vida no se ha basado en las cosas que yo prefiero, siempre ha sido la decisión de mis padres lo que prefiero y lo que me gusta.

"Una vida resuelta", decían los chicos de la universidad

Carlos y yo vivíamos en constante abundancia de amistades interesadas, no en formar bonitos lazos, si no en disfrutar de los placeres de un Midcom o un Garvaty. Constantemente nos quedabamos solos en los recesos, porque rechazabamos a dichas personas.

Una vez mi madre dijo que cuando los más altos hablaban, solo los reales podían quedarse a escuchar. Quizás Carlos es el único que se quería quedar conmigo a escuchar, escuchar algo que nunca llegamos a hablar del todo

Entender el dolor no es suficiente, hace falta vivirlo para poder estar de verdad con alguien...

-¿Podrías dejar de ignorar nuestra presencia y hablar con nosotros?- Pregunta mi madre ahora, sacándome de los pensamientos que pensaban alargarse

-Lo siento, había olvidado que manteniamos una conversación amistosa sobre como están planeando la vida de Carlos y la mía como si estuvieramos en el siglo dieciocho- Respondo irónica caminando ahora de reversa.

-En el siglo dieciocho lo hacían por conveniencia, Christine, nosotros lo hacemos por su bien, para que no terminen en matrimonios que traigan mala fama a las familias, por consecuente a la empresa- Responde papá mirando el horizonte con sus lentes de sol.

-¿Porqué ahora resulta que controlar el a dónde vamos y con quién estamos es parte del manual de "Como ser un buen jefe"?- Refuto irónica de nuevo

-Basta, Christine, estás siendo muy renegada a algo que ya estás acostumbrada, no es como que nos hayamos olvidado de tu pequeño castigo- Responde mi madre de nuevo -Es que aún no me cabe en la cabeza como fuiste a Venezuela solo porque querías ver a ese chico tan nefasto, Jesús- Agrega después, recordándome mi momento más humilde del año pasado

Vamos, que hasta los millonarios los tenemos.

-Lo que una hace por un buen pene...-

-¡Christine!- Exclaman ambos para regañarme, yo solo empiezo a reír discretamente y veo como mi papá también hace algo parecido a reírse.

-Si te consuela, no hicimos nada juntos, estaba enamorado de un chico o algo así, no se que sucedió al final- Respondo al seguir caminando de camino al centro comercial mas cercano -Quizás debamos pedir un taxi, el Jefferson Square está como a dos millas y media de aquí - Refuto viendo el incesante camino que queda y lo caliente que se está poniendo el ambiente aunque estemos en Enero.

4 de ReinasWhere stories live. Discover now