28. Política de trabajo

2 0 0
                                    

Thena

6 de Marzo, 7:31 AM

Un lunes más en el que me despierto para verle la puta cara a los niñatos de la oficina. No entiendo porque los lunes deben existir, algún día abriré una moción para eliminar los lunes del calendario, podríamos sobrevivir sin ellos.

Lo siento, problemas matutinos. Con Brad fuera de casa y sin mi hermana cuidando a Karl, he estado haciendo malabares para poder quedarme con el. No he recibido noticias sobre mi aumento o algo por el estilo, dudo merecermelo luego de irme temprano tantas veces, pero no puedo dejar a Karl a su merced.

La llegada a mi oficina se siente en calma, no hay nadie en el piso aún, llegué media hora antes de la entrada de varios, seguramente solo están Carlos y Christine en la oficina. Escuché los rumores que pasaron en casa de Christine, se están quedando en el College Inn Hotel, me sorprende sabiendo que hay mejores hoteles, pero dicen que los ricos no se hacen más ricos gastando el dinero en hoteles caros.

Al dejar mi café en el escritorio, encuentro un pequeño jarrón con 5 flores rojas, son Claveles. No soy de disfrutar la naturaleza, pero los Claveles siempre han llamado mi atención, más precisamente por lo llamativos que son sus pétalos. Este tipo de Claveles son extraños, hasta donde sé solo crecen en Rusia y Japón. Alguien se esforzó mucho para darme este regalo.

Los residentes de la oficina empiezan a llegar un poco después, saludando y luego yéndose a sus lugares. Dillom pasa por mi oficina un rato después, no dice nada más que un buenos días amable y se va.

Su raro cambio de comportamiento luego de hace unos días no es nada razonable. Paso de coquetearme todos los días a ser un simple compañero. No me importa mucho más que poco, ya que no dependo de el para tener romance en mi vida, pero yo creí que al menos tendría un amigo ahí.

-Buenos días, Thena- Comenta la voz de Carlos entrando en mi oficina.

-Buenos días, Carlos- Respondo desviando la mirada de mi computadora. Su vestimenta cada día es menos inmadura, siempre mejora en algún punto de vista, quisiera decir lo contrario, pero cada día es más atractivo.

-Paso para hablar contigo. No quiero que te sientas incomoda por lo que iba a pasar en mi departamento, venía con algunas provocaciones y creo que nunca fui bueno llevandolas por mi cuenta- Explica mirándome, sus ojos no se despegan de los míos, eso solo me demuestra lo enserio que está hablando.

-¿"Lo que iba a pasar en tu departamento"?, ¿Así le llamas a intentar tener sexo conmigo?- Pregunto graciosa, su sonrisa se desvía de mi mirada antes de que yo vuelva a hablar -No tienes que venir a explicarme, yo también estuve dispuesta a lo que iba a pasar- Agrego después, su sonrisa vuelve a apuntarme y coloca sus codos en mi escritorio para acercarse

-¿Cuánto tiempo nos llevará hacer notar que tú y yo no solo tenemos atracción por el otro?- Pregunta pícaro, sus ojos no paran de alternar entre mis labios y mis ojos.

-No lo sé, Carlos, ¿Tu cuánto quieres que dure?- Cuestiono levantándome, camino lentamente rodeando el escritorio, el se echa hacia atrás en su silla, dándome el espacio suficiente para sentarme en sus piernas -Aunque primero deberíamos saber que está pasando con el otro- Refuto muy cerca de su cara, la cercanía de sus labios con los míos es tentadora, pero no me permitiré perder esta batalla.

-¿Quieres saber lo que siento por ti?- Cuestiona, sus manos se posan en mi cintura, acercándome aun más a su regazo, haciendo que mis muslos de costado sientan la creciente erección en su entrepierna. Nuestro intimo roce acrecienta una desesperación en mi vientre, mi mano en su pecho se desboca buscando el botón de su chaleco, mientras la suya se desliza en mi espalda baja.

4 de ReinasKde žijí příběhy. Začni objevovat