32. Estrella

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Lily

12 de Marzo, 8:35 AM

Cualquiera creería que, como Taylor Swift, dejaría de asistir a algún lugar solo porque mis traumas y relaciones pasadas se basaban en esa ubicación, no volvería a caminar por Cornelia Street, pero no puedo dejar de venir ahora al descubrimiento milenario de esta cafetería.

Las malteadas son una delicia, y sin contar lo disfrutable de sus emparedados, creo que se convertirá en mi lugar favorito.

Damiano se fue tan rápido como vino, de un momento a otro dejó de venir a casa, y también dejo de responder mis mensajes. No le envié muchos, pero si los suficientes como para que supiera que ya no me interesa saber de su existencia.

Por otro lado, uno muy alterado, Christine y yo hemos mantenido el contacto más que nunca. Desde lo que pasó en su departamento, he intentado que esté controlada con sus pensamientos, se lo impulsiva que puede llegar a ser según Carlos.

Una de las meseras se acerca y deja una ración de cheesecake de frutos rojo junto a un té en mi mesa, abriendo mi curiosidad.

-Oh, yo no pedí esto- Aviso antes de que se vaya

-Si, el señor de la barra se lo envió- Responde con una sonrisa, señalando a un hombre a lo lejos.

Es moreno, alto, usa lentes de sol y su cabello es bastante corto, si no fuera por su porte más delgado y poco amenazante, sería una copia exacta de Carlos.

Le agradezco con un asentimiento y el sonríe antes de levantarse. Me siento en una mejor postura cuando toma asiento frente a mi, coqueto y bastante pícaro.

-Buenos días, pajarito- Comenta sonriente, la ironía de su apodo me causó gracia, sacándome una risa nasal.

-Si vas a llamarme así, creo que empezaremos con el pie izquierdo- Respondo tomando la cuchara del postre.

-No puedes culparme, tienes la delicadeza de un pajarito- Explica colocando sus manos sobre la mesa.

-Si, pero también la fuerza de un halcón, así que cuidado por dónde estás yendo...- Refuto de nuevo, dando un pequeño bocado al postre.

Está delicioso, estando sola haría una cara de satisfacción extrema, pero prefiero mantener la apariencia neutra frente a este.

-¿Podría saber tu nombre?- Pregunta curioso, mirándome probar el postre atentamente.

-Lilian, ¿Y el tuyo?- Cuestiono de vuelta, acercándole el plato con la cuchara para compartir un poco.

-Mi nombre no importa, de igual manera me llamarás mi amor a partir de hoy- Responde pícaro. Su sonrisa confiada parece verdadera, y afortunadamente no le falta algún diente.

El toma la cuchara lentamente y prueba conmigo la pequeña porción, el si demuestra lo mucho que lo disfruta, alguien es fan de este lugar. No sé porqué su físico me parece tan conocido, hay un leve presentimiento en mi interior de que he visto a este chico antes en algún momento.

El silencio entre nosotros se alargó hasta el final del postre, que es cuando me levanto para caminar a mi casa, hoy es mi día libre, así que prefiero aprovechar el tiempo y hacer quehaceres, reorganizar mi vida me ha dejado poco tiempo para hacer actividades extras.

4 de ReinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora