Capítulo 53: tomar acción

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Había llegado el momento. Anahí, dueña de la idea, se ofreció para llevar a cabo la campaña contra el moreno. Pero primero debíamos enfrentar a esa señora y recoger una prueba más que serviría no sólo para la policía, sino también para dicha campaña.

Así que, con antelación, habíamos solicitado una cita con la directora Martínez para ese día. Después de la última clase, nos dirigimos hacia su despacho y tocamos la puerta. Entramos Fer, Matt y yo, Lari nos dijo que en un rato entraba con nosotros, pero que primero iba a hacer algo.

—Hola, directora —saludé y mis amigos hicieron la propio mientras cerrábamos la puerta.

—Buenas tardes, alumnos. ¿Sobre qué necesitaban hablar? —dijo de manera sobria.

—Se trata de los apercibimientos que firmamos Gastón y yo hace un tiempo.

Me senté en la silla frente a ella y mis amigos se quedaron parados a mi espalda.

—¿Qué pasa con eso? —tuve la sensación de que de pronto estaba más seria, tal vez más tensa.

—Noté que sólo firmamos uno que quedó en su despacho y no pude llevarme una copia en mi cuaderno de comunicaciones —expliqué lo más tranquila que pude.

Ante aquello, la mujer frente a mí arqueó una ceja, escéptica.

—No creo que tengas mucha prisa por informarle eso a tus padres.

Si no hubiéramos repasado todas las posibilidades con mis amigos, me habría quedado sin argumentos. Pero no, habíamos ido bien preparados.

—En realidad, mis padres se enteraron y ahora quieren verlo —mentí.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo se enteraron de que su hija recibió un apercibimiento por hacer cosas indebidas en el colegio?

—Mis amigos son chismosos —resolví.

Lo siento, chicos.

—¡Mirá vos! —se burló la señora sin creerme.

—Mi amiga no hizo nada indebido en el colegio —musitó Matt.

—¿Cómo, jovencito?

—Lucía no hizo nada indebido en el colegio —repitió Fer en un tono de voz más alto y seguro—. Todos en esta habitación sabemos muy bien lo que sucedió en ese baño.

No pude evitar sorprenderme por el rumbo que estaba tomando la conversación. Esperaba simplemente poder obtener una copia de esos apercibimientos que, normalmente, los alumnos se llevaban a sus casas en el cuaderno de comunicaciones. Tenía una mínima esperanza de que las cosas se dieran tranquilamente, pero parece que era inevitable.

—¿Qué fue lo que pasó, según usted? —inquirió de manera arrogante.

—Un intento de violación —respondió Fer a secas.

Las palabras de mi amiga me hicieron sentir más incómoda de lo que estaba, realmente no quería tocar más ese tema. Ojalá pronto todo esto se termine.

En ese momento sentí una mano cálida en mi hombro. Matt no hablaba, pero estaba ahí para darme el apoyo que necesitaba y me sentí tan agradecida por ello, por tenerlo en mi vida.

—¡Ja! —La directora se cruzó de brazos y se reclinó en su asiento—. Yo estuve ahí, así que sé lo que vi. Las jóvenes de hoy en día provocan a los hombres y después se enojan.

No podía creer lo que estaba escuchando de la boca de esa mujer. Casi estaba boquiabierta y pude sentir la mano de Matthew tensándose en mi hombro.

—Sólo necesito una copia del documento —hablé con mi nerviosismo creciendo en mi interior, empezando a notar la ansiedad en la boca del estómago. Quería salir huyendo de allí.

Nada más que un añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora