Capítulo 34: volver a nosotras

86 11 29
                                    

Otro día en que volvía de una de las últimas prácticas de manejo, ya que pronto tendría mi permiso, llegó el correo. Entré en el edificio con el sobre que debía tener una carta o una postal de Anahí para mí o de su madre para la mía.

Me senté en la mesa y leí que era para mí, sí. Pero era una carta de Matt.

Por supuesto, ¡qué tonta!, pensé. Anahí sólo me había mandado postal una vez y era con motivo de sorprenderme con su visita, pero nunca lo hacía porque para eso existe WhatsApp. Además, se había ido hacía apenas unas semanas. En cambio, a Matt le encantaba escribir cartas. Aunque no se me había pasado por la cabeza por el simple hecho de que nunca las había enviado por correo, sólo las dejaba en mi mochila junto con las carpetas y libros de clase, camuflando la cariñosa cartita.

"Querida amiga:

Permítame admitir el noble sentimiento de cariño que le tengo y déjeme decirle que la extraño, pero la siento en mi corazón siempre. Espero que aquellos poemas le estén ayudando a sentirse más cerca de sus amistades; yo estoy haciendo todo lo que está al alcance de mis manos para que los días sean más amenos. Le escribo esta carta con el objetivo de recordarle que pronto tendremos oportunidad de reunirnos en la próxima celebración. No se preocupe, cuando llegue tan dichoso día, estoy dispuesto a reunirme con usted sea como sea.

Con afecto y esperanzas de verla, Sr. Matt."

Sé que se refiere al día del amigo. Y me emocioné; sí, porque sé que intentaré lograr tener mi permiso de conducir para el veinte de julio e iré hasta allá para verlo, a él y a ellas. Estaba decidido.

Creé un grupo de chat con ellos para hablar del tema y comunicarnos más rápido.

—¡Matthew! ¡Recibí tu carta! —fue lo primero que tecleé.

—¿Y te gustó?

—¿Qué clase de pregunta es esa?

—Lo siento —escribió al momento.

—Dejá de pedir perdón siempre. ¡Me encantó esa carta! ¡La releí varias veces!

—¿Qué onda, tortolos? —apareció Fernanda.

Clara también estaba online.

—Tontita, Lucía tiene novio —dijo.

¿Qué? ¿Cómo saben eso?, pensé. Estaba muy segura de que nunca se lo había mencionado a ninguna de ellas, ni a Matt. No porque no quisiera contarles, sino porque siempre había otros temas de que hablar.

—¿Novio? —preguntó mi amigo.

—Lucía, ¿cómo es eso de que le contás tus cosas a Clara y a nosotros no? ¿Qué somos? ¿Eh? —escribió una Fer que se hacía la enojada.

—No me des tanta importancia, amiga, que a mí tampoco me contó nada de eso.

Entonces apareció, en medio de la pantalla, un aviso de que Clari añadió a Anahí a la conversación.

—¿Cómo va vuestra vida en Argentina, gente maja? Me han dicho que se ha armado salseo.

—No, no. Salseo no. Acá hay algo que no entiendo. ¿Alguien me explica cómo sabe Clara que estoy saliendo con alguien?

—Chiquita... —dijo Anahí— ¿Te olvidas de que tu novio es mi primo?

—¿Eh? —tecleó un confundido Matt.

Nada más que un añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora