Capítulo 38: la foto

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Cuando llegamos, Matt, Clari y Fer ya estaban preparando la mesa. Preparamos las frutillas tranquilamente mientras escuchábamos a Clari y a Fer hablar sobre dos famosos del momento y su polémica historia de amor. Reían de manera escandalosa y Matt sólo atinaba a intercambiar conmigo miradas de complicidad con cada comentario. Había colocado un florero con Jazmines que recogió de una planta cercana al edificio cuando volvíamos, todo un detalle.

Una vez servida nuestra cena, comenzaron a sentarse en sus respectivas sillas y yo me quedé observando la escena desde la distancia. ¡Qué Día del Amigo! Era perfecto. Entonces se me ocurrió una idea.

—¡Que nadie coma todavía! —exclamé sin previo aviso— Ya vuelvo.

Subí las escaleras hacia mi habitación, busqué la cámara semiprofesional que me compró Anahí y bajé con ella. La coloqué en un mueble delante de la mesa donde estaban mis amigos.

—¿De dónde la sacaste? —preguntó Matt muy impresionado.

—Cortesía de la española —explicó Fer.

—Cortesía del Ángel —corregí.

—¡Ya quería verla! —exclamó Clari.

—¡Oh, tu ángel! —ironizó Lari.

—Si no fuera por ella, no estarías acá —afirmé, a lo cual mi amiga puso los ojos en blanco.

—No te hagas la actriz, amiga, todas sabemos que también la adorás —comentó Clari, a lo cual todos afirmamos con una risita entre dientes.

Programé la cámara en diez segundos y corrí a sentarme en una silla junto a Matt. Nuestros cuerpos rodeando los alimentos que se encontraban en el centro. Sonreímos hacia la cámara, la luz roja dejó de centellear por un momento y, finalmente, el flash.

Volví hacia la cómoda donde dejé posada la cámara y miré la foto. No pude evitar una sonrisa y luego una risita que se escapó de mis labios sin poder detenerla.

—¿Qué? ¿Salimos mal? —preguntó Clara.

Seguía riendo, aunque no había nada gracioso en la foto. Sólo estaba feliz.

—La verdad es que no, de hecho, es la foto más normal que nos sacamos en años. Incluso creo que es la primera foto normal que tengo con ustedes.

Matt se adelantó y ellas lo siguieron. Me rodearon por la espalda y observaron la cámara por encima de mis hombros, escuché sus respiraciones y luego el sonido que emitieron cuando las sonrisas asomaron en sus rostros.

—Es verdad —afirmó Clari.

—Lo es en el resto de ustedes, yo sigo viéndome igual que siempre: horrenda.

Todos volteamos hacia Fernanda.

—¡Estás loca! —es lo primero que se me ocurrió decir.

—Sí, lo está. Y siempre lo estuvo —Clara negó con un gesto de desaprobación en su boca.

—El único que no es, ni nunca será fotogénico soy yo.

Estaba por decirles a ambos que no se trata de ser fotogénicos, y que siempre salen bonitos en las pocas fotos que tienen, pero Matt volvió a hablar.

—¿Ya comemos?

Y todos nos dirigimos a la gran mesa dispuestos a disfrutar el preciado y saludable manjar hecho por nosotros mismos. Fer parecía devorar la comida por momentos, ¡y de qué manera! Observando sus manos, noté que tenía una especie de cicatriz en los nudillos.

—Fer, ¿empezaste kickboxing o algo así? —pregunté sin más, mi amiga levantó la mirada del plato mientras masticaba, atendiendo a su nombre.

—¿Eh? No, sigo con los ejercicios en casa, como siempre.

Nada más que un añoWhere stories live. Discover now