Capítulo 6: noticia

147 39 97
                                    

En la clase de Geografía se escuchaban muchas risas a mi espalda, donde se sientan Clari y Fer. No entendía a qué se debía y en varias oportunidades Matt y yo nos miramos de reojo, preguntándonos de que se trataría. Pero seguimos haciendo nuestra tarea. En un momento en que las risas alcanzaron su mayor escándalo, se escuchó al profesor Valdés decir:

–Suficiente en el fondo. Señoritas, por favor, hagan su tarea.

Las risas, entonces, cesaron.

Pero apenas un minuto después alguien tocó mi hombro. Suspiré, igualmente me di la vuelta más por cortesía que por otra cosa.

–¿Qué pasa? –pregunté, desanimada.

–Mirá esto –respondió Clari, juguetona, quien me tocó el hombro antes–. Ellos dos son pareja ahora, ¿podés creerlo?

Se trataba de una revista de adolescentes, en la sección de chismes sobre famosos. Dos personajes reconocidos, un actor y una cantante, habían comenzado a salir. Nada importante.

–De verdad pensé que me iban a decir o preguntar cualquier otra cosa.

–¿Qué? Te queríamos mostrar la edición de este mes y lo que se viene –gruñó Fer, a quien no le cayó muy bien el comentario.

Me quedé callada observando cómo seguían con lo suyo. Si hacía algún movimiento "no aceptable para ellas", como volver a hacer la tarea, quizás se enojen porque creen que no les presto la suficiente atención.

–Mirá esta chica, es hermosa. Tan esbelta... –señaló una imagen de una modelo en una de las páginas de ropa interior.

Otra vez con eso.

–Fernanda, vos también sos bella.

–Pero yo quiero ser como ella, así de flaca y hermosa.

–Para mí sos bonita en todos los sentidos. Y eso es lo que importa, ¿sí? Tus amigas te queremos mucho y eso debería ser suficiente –se puso nerviosa y bajó su mirada a la mesa.

–¡Ay, amiga, ya basta de decir tonterías! Sos hermosa –explicó Clari–. Y Matt seguramente piensa lo mismo. ¿Verdad, Matthew? –él se voteó para vernos y asintió con una leve sonrisa.

Miré a Clari, quien negó con la cabeza. "No hay caso", pensaba, al igual que yo.

–Fer, creo que tenemos suficiente con las revistas por hoy –continuó Clari.

–Está bien –dijo con desgana, luego la cerró y guardó en su mochila.


********

Al llegar a casa descubrí correo en el buzón. Era distinto a cualquier otro, me di cuenta de que tenía aspecto de carta y era... ¡para mí!

La abrí muy ansiosa y extrañada porque no me imaginaba de quién podría ser y descubrí una postal muy hermosa de algún lugar en la ciudad de Madrid en donde aparecía la bandera de España a lo lejos. Definitivamente muy hermosa.

Pero aún no terminaba de preguntarme de quién sería cuando, en la parte trasera de la postal, vi una dedicatoria. "Para Luci, de Anahí. En unos días te voy a ver, amiguita. Decidí hacerte llegar la noticia por medio de una carta porque quería sorprenderte. Sabes muy bien cuánto te quiere, tu pequeña Anahí."

Me llegó un mensaje al móvil, lo abrí y era de ella:

–¿Cómo está mi amiga favorita?

–Muy feliz ahora que recibí tu postal. Muchas gracias, tus detalles me encantan. Sos tan adorable... ¿Por qué venís? ¿Volvés para quedarte?

–¡Tranquila, amiga! Sólo a pasear y visitar amigos, como por ejemplo a vos.

–Pero te gustaría, ¿no?

–No me gustaría. Me ENCANTARÍA.

Corrí a contarle a mamá en cuanto terminé de hablar con ella.

Su rostro se iluminó de tal manera que se veía preciosa. Su sonrisa era espléndida y las facciones se volvieron tan llenas de vida después de un día agotador en el trabajo, que me puse más feliz de lo que ya estaba.

Anahí y yo somos amigas de nacimiento porque nuestras madres lo son también desde hace mucho tiempo. Ellas siempre tuvieron un vínculo muy fuerte, una amistad muy sólida a través de los años; y todavía hoy, a pesar de la distancia, la mantienen. Lo mismo hacemos nosotras, nos comunicamos por las redes sociales, por cartas –como en esta ocasión–, o por teléfono de línea desde nuestras casas. Nos conocemos bastante bien y ella es una gran amiga.

De pronto, mi mamá se dirigió hacia el teléfono.

–¿Que hacés? –le pregunté.

Me observó con expresión obvia y, entonces, respondió con otra pregunta.

–¿Es necesario preguntar? –marcó el número.

Entonces, y rápidamente, supe a quién estaba llamando. Después de semejante noticia, ¿a quién más llamaría sino a la agradable visita que tendríamos algún tiempo después? Obviamente ella también estaba muy emocionada.

–¿Susi? –la escucho comenzar– ¡Hola, querida! Yo muy bien, como siempre ¿Y vos cómo estás?... Me alegro. Me dijo Lucía que vienen a visitarnos... Oh, entiendo... Perfecto...

Hablaron como por una hora más o menos. Intenté que me pasara el teléfono para poder escuchar la voz de Anahí, pero se excusó con que después lo haría y nunca me lo pasaba. Al final me cansé y salí de la habitación.

Entonces llegó mi padre.

–¡Hola, familia! –exclamó con una sonrisa en el rostro. Escuchó la voz de mi mamá hablando por teléfono.

–¿Y ahora con quién?

–No te lo vas a creer –le dije con mi mejor sonrisa–. Está hablando con Susana, ya que Anahí me mandó una postal –se la extendí–. ¡Vienen una temporada a pasar sus vacaciones acá y nos visitarán! –Él levantó la mirada para verme a mí mientras leía la postal.

–¿Debo comprar asado? –sonrió, bromeando sobre "adelantarse a los hechos". Es que tenemos como una especie de humor extraño que solamente nosotros dos entendemos, donde bromeamos sobre adelantarse a los hechos o cosas de ese tipo. Humor interno, nadie más sabe de lo que hablamos ni a qué nos referimos, ni siquiera mamá.

En eso ella terminó de hablar por teléfono y entró en la habitación donde papá y yo nos encontrábamos.

–¡No me pasaste en teléfono para hablar con Anahí! –me quejé.

–Lo siento, estaba apurada por comunicarles algo y se me olvidó. ¿Cómo te fue, querido? –besó a mi padre.

–Bien, grac...

–Como les decía –mi mamá lo interrumpió, hace eso muy seguido cuando está emocionada por algo, no se da cuenta–, Susana no viene solamente con su familia. Además, trae con ellos a su hermano y al hijo de éste. No son unas simples vacaciones; ella viene a pasear y reencontrarse con sus amigos, pero su hermano viene por una oportunidad de trabajo.

–Muy bien, cariño. Compraremos más asado, entonces –sugirió mi papá.

–Como sea.

Se retiró de la habitación con aire pensativo. No entendí por qué mi mamá nos contó eso. Está bien que vengan, pero tenía una cara de preocupación que no logré descifrar. ¿O me lo imaginé yo? 

.

.

.

Holis! Acá la escritora. Ya llegamos a los 100 seguidores en la cuenta y, como les prometí, este jueves serían dos capítulos. Así que sigan leyendo que ya tienen el próximo.

Gracias por leerme y por todos sus comentarios y votos, me ponen muy contenta. <3<3<3 Saluditos!!! ;)

Nada más que un añoWhere stories live. Discover now