Capítulo 41: chat grupal

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Hasta que llegué a la avenida principal no me preocupé siquiera en apartar las lágrimas de mi rostro, pero ya necesitaba ver bien por dónde iba caminando. Así y todo, ellas no dejaban de brotar; parecía antinatural, nunca en mi vida había visto lágrimas salir tan rápido y en tal cantidad.

Finalmente llegué a casa, cerré la puerta de mi cuarto y permanecí en la cómoda cama pretendiendo que pasen mil años antes de despertar. Pero no, se hizo de noche y me levanté para cenar, no quería morirme de hambre, ya había tenido un día lo suficientemente malo como para hacerme pasar hambre gratis. Lavé mi cara y salí de mi escondite como si todo estuviera bien.

Más tarde no aguantaba más y cuando hablaba con Clari, le solté todo. Ella sugirió que lo hablara con todos, y volvimos a la conversación en nuestro chat grupal. Enseguida acudieron todos y los puse al tanto de mi interesante vida.

¿Qué mi primo ha hecho qué? —dijo una asombrada Anahí.

Querida, sé que querés mucho a tu primo, pero es un auténtico idiota —escribió Clari.

No lo dudo. ¿Pero qué coño ha sucedido? En Madrid nunca lo hemos visto hacer nada de eso.

Pues será nuevo, entonces —simplemente escribí.

Por Dios, Luci. Esto es increíble, no me lo esperaba de Dylan —comentó Fernanda.

Nadie se lo esperaba, Fer. Si hubiera sido ese maldito de Cody, sería más probable. Su estupidez no tiene límites —¡Ja! Y la crueldad de Lara, a veces, tampoco.

Ya hablaré con ese imbécil que tengo como primo. Estoy para lo que tú necesites, Chiquita.

Muchas gracias, me alegra un poco escuchar eso. Pero vamos, dejemos mis dramas y hablemos de lo que sucede en Los Acantilados, a ver si dejo de deshidratarme de una vez.

¡Ya no llores, amiga! —escribió Clari.

Yo debo irme, comenzará la aburrida conversación sobre vuestra vida a la distancia y de verdad que, como persona que está al otro lado del charco, creo que son unos exagerados. Además, es plena madrugada aquí y debo dormir un rato más. ¡Adiós!

¡Ay, miren, pero qué ego! —se burló Clari.

Pero Anahí ya había dejado la conversación.

Como sea, ¿qué tal va la cosa? —proseguí, quería cambiar de tema cuanto antes.

Los incontemplables están más como su nombre lo indica que nunca antes. Y ni hablar de tu exnovio, entre él, Martinez y la infumable de Renata son el perfecto grupo de hijos de puta —comenzó a contarme Fer.

¡No quiero hablar de ellos! —escribí, no quería más cosas malas por ese día.

¿De qué, entonces?

¿Dónde está Matt? —se me ocurrió de pronto que no había participado en toda la conversación, sin embargo, estaba online.

Hola, Luci —fue todo lo que dijo; estaba leyendo todo sin decir nada, como siempre. No sé por qué me pareció raro que no diera su opinión si rara vez la compartía.

Hola, Matt. ¿Cómo están? Quiero hablar sobre ustedes.

Nosotros estamos bien, amiga, ya te dije la otra vez que somos las "Chicas Súper Poderosas" —respondió Clari.

Ay, lo sé, chicos, sé que se cuidan bien entre todos y me alegra mucho, me deja tranquila —pero yo quería saber otras cosas—. Fer, ¿cómo va todo con tus padres?

Nada se arregla. Cada vez falta menos para que mi madre se largue de acá y me lleve consigo, va a suceder en cualquier momento y la verdad que no tengo idea de qué es mejor: largarme con ella y soportarla, o quedarme y estar escuchando las quejas del uno sobre el otro. Cada día es peor y los trámites son muy lentos, así que tampoco ayudan.

Ojalá no estuviera acá, resignándome, y pudiera estar acompañándote físicamente, como siempre lo hicimos.

No te lamentes. Nosotros podemos cuidar muy bien de Fer, somos un equipo —me sorprendió la seguridad en el mensaje de Matt.

Así es. Y puedo sentir tu apoyo, aunque estés lejos, Luci; hablamos por acá —me recordó Fer.

¿Ya lograste acostumbrarte al ambiente de la gran ciudad? —preguntó Lari.

Ni en sueños, jaja. Y después de todo creo que nunca lo haré, nunca podré adaptarme lo suficiente a este lugar —concluí, pensando en el día a día, en la jornada que había terminado y en el camino con aquel aspecto desolado que decidí tomar ese preciso día de regreso al departamento.

No, definitivamente no podía acostumbrarme en absoluto a esa ciudad, no la sentía como mi hogar. Extrañaba la tranquilidad de Los Acantilados. 

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***Recuerda darle a la estrellita***

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¡Buenas! ¿Cómo andan, queridos lectores? ¡Espero que muy bien!

 Este capítulo es cortito porque, como su nombre lo indica, es un chat grupal y tenía que contar cómo Luci siempre se apoya en sus amigos.

¿Qué les pareció? ¿Piensan que Dylan empezó a dr0g4rs3 recién al llegar a Buenos Aires o creen que ya lo hacía en su país natal? 

¿Funcionará la reprimenda de Anahí?

Les dejo mis redes sociales para que me sigan por ahí y sepan antes que nadie cuándo va a haber actualización:

Les dejo mis redes sociales para que me sigan por ahí y sepan antes que nadie cuándo va a haber actualización:

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¡Besos y buen finde!

Nada más que un añoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant