Capítulo 2: ataque

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La expresión de Clara en cuanto se enteró de que ni Fernanda, ni Lara vendrían era la misma que estaba en mi rostro cuando recibí las noticias por parte de ellas.

–Bueno, ellas se lo pierden –dijo al fin.

Por otro lado, Matt pareció no inmutarse, lo cual era comprensible puesto que no tenía ninguna relación con las chicas y apenas las conocía.

Decidimos ver algunas películas que trajo Clari. Por supuesto que no pudimos ver las que Fernanda tenía planeado traer, pero al menos Clara tenía algunas más o menos buenas. En un momento, Clari mostró la portada de un DVD que se llamaba "Las ventajas de ser invisible" y Matt comentó:

–¡Ah! Esta película es una adaptación. Espero que esté bien adaptada porque adoro el libro –su expresión cambió en un instante y preguntó, algo inseguro–. ¿Por casualidad a alguna le gusta leer?

Clari me miró con su sonrisa pícara, luego a Matt, y acto seguido me señaló con el dedo índice. Mi rostro debía desbordar felicidad porque hasta Matt se contagió de mi sonrisa cuando me observó, me sentía tan emocionada que hasta me dio escalofríos.

–A vos también te gusta –afirmé a la vez que no dejaba de sonreír.

–¿La película?

–No. A vos también te gusta, como a mí, disfrutar del placer de leer un libro.

A Matthew le cambió la expresión de tal manera, con tal gesto de verdadera alegría, que asustaría a cualquiera de no ser porque sabíamos que el otro entendía nuestro sentimiento.

–No he visto la película, tampoco he leído el libro. Pero te aseguro que lo voy a hacer –resolví.

–Entonces, mejor no la veamos ahora, leé el libro primero y cuando sea el momento la veremos –respondió él, todavía con una sonrisa que le surcaba el rostro como nunca antes.

Me dio pena, con las ganas que tenía de verla... Pero, al fin y al cabo, yo habría hecho lo mismo, no tenía sentido verla si no podríamos discutir la adaptación.

Más tarde, como a las cinco PM, tomamos la calle 491 y decidimos ir a la playa antes del anochecer, a pasar el rato y observar cómo caía el sol detrás de las casas de Los Acantilados.

–Me encanta venir a lugares como estos –comenté.

–¿Lugares como estos? –preguntó Clari

–Los acantilados. Transmiten una paz muy bella.

–¿A pesar del viento?

–A pesar del viento, el paisaje es tan bonito desde acá arriba que no se puede describir el sentimiento de una manera totalmente adecuada. Ni las palabras "paz" y "belleza" alcanzan.

–Nunca noté eso, yo solo odio que haya mucho viento. Tenés razón, Luci, y nunca me había puesto a pensar en lo hermoso que es contemplar un atardecer a las ocho de la noche.

–¿Y los amaneceres? Durante todo el tempo que vivo acá, que es toda mi vida hasta ahora, no he visto un amanecer desde estos acantilados. Deben ser los mejores, el sol sale por el mar.

Ni Matt ni Clari vieron uno, siempre lo hicieron desde sus habitaciones, si es que daban al mar. En el caso de mi amiga, vive más lejos de los acantilados, pero Matt dijo que su casa está en una esquina y que su habitación da justo en donde cae el sol, por lo que puede verlo, pero sólo desde allí. Nunca se animó a salir de su casa y cruzar la ruta 11 en plena madrugada para observar cómo amanecía. Iba a la tarde antes de que el sol se ponga detrás de las casas.

–Te escuché decir que Fernanda no venía..., y tampoco Lara –dijo de pronto Matt con un aire de desdén. No lo culpo, Lara no se esforzó por ser muy amigable con él cuando fueron presentados. De todas formas, cada vez nos hablaba más y eso me gustaba. Me gusta conocer a la gente.

Nada más que un añoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ