Capítulo 42: la peor noticia

48 13 27
                                    

Cuando atendí el teléfono no sabía lo mucho que mi —nuestra— vida cambiaría a partir de ese momento.

La noticia me llegó a través de Lari, quién, con voz entrecortada, me contó lo que había sucedido. Me costó muchísimo entenderle a causa del llanto, y fue eso mismo lo que me advirtió que había pasado algo increíblemente malo; pero en el preciso instante en que logré comprender unas pocas palabras decidí que ojalá nunca las hubiera escuchado. Demasiado terrible para ser verdad, pero lo era y el sonido de su llanto golpeó fuertemente con la realidad e hizo evidente que la situación no cambiaba, no estaba soñando, no era ninguna pesadilla, eso realmente había sucedido y ya no podíamos hacer nada más que lamentarnos.

Súbitamente una lágrima resbaló por mi mejilla. Y otra, y luego muchas más.

Clara había muerto.

Colgué el teléfono e inmediatamente salí por la puerta hecha un mar de lágrimas. Conduje hasta Los Acantilados, no sé cómo ni cuánto tardé, sólo sé que de pronto estaba allí. Encontré a Lara en la calle principal que conecta con la ruta, la calle que da al mar. Estacioné e inmediatamente corrí hacia ella, nos fundimos en un abrazo de consuelo mutuo mientras nos sentábamos en el pasto del acantilado. Estaba hecha un desastre, aunque ambas lo éramos.

—Es t-tan injusto... —me dijo apenas llegué hasta ella— Justo cu-cuando me pude reconciliar con todas, pasa esto.

Sus sollozos eran entrecortados y apenas le permitían hablar, nunca había visto a Lara así, pero lo cierto es que yo estaba igual. En el caso de mi amiga, ellas estaban juntas desde el jardín de infantes, casi como Anahí y yo, que nos conocíamos desde toda la vida. Si yo estaba mal, ella estaba peor, así que intenté ser fuerte por ambas. Intenté, porque no pude conseguirlo. Tomé sus manos, que estaban apretadas en dos puños.

—Lo sé, Lari, sé que es injusto... Y lo peor es que no hay a quién culpar, fue un accidente horrible —respondí, tras lo cual rompí en llanto, en un llanto que ya no pude frenar por un buen rato. Por ello, esta vez Lara fue fuerte por las dos y, haciendo muchos esfuerzos para hablar, me contó algo que no esperaba.

—¡Carajo! ¡Sí que es horrible! —bramó, lo cual me tomó por sorpresa— ¿Sabes lo horrible que fue ver su-su c-cuerpo ahí...? Esas he-heridas...

—¿Qué? ¿Cómo que viste su cuerpo? —miré sus ojos rojos a través de mis lágrimas que brotaban sin cesar, atónita.

—No puedo ni describir las heridas que tenía en su preciosa cara, en su cabello...

—¿Fuiste a la..., a la m-morgue? —eso no me lo esperaba, apreté más sus puños ya blancos entre mis manos y oí un fuerte suspiro saliendo de su boca.

—Me llamaron para que reconociera el cuerpo, como no tienen familiares cerca...

—¡Dios mío! Lo que debe haber sido estar ahí. ¡Ay, amiga, ojalá no hubieras ido sola! —la abracé más fuerte.

—Fui con mi madre. Pero no hubo diferencia, ir sola o acompañada a reconocer el cuerpo de tu mejor amiga es igual de horrible, nada me preparó para esto —afirmó y su voz se quebró. Tras un buen rato abrazadas pudo volver a hablar—. Nunca pensé vivir algo así, tan joven y tan poco tiempo estuvo con nosotras, jamás nada dolió tanto.

Fue alrededor de las tres de la madrugada, según los médicos. Se dirigía a unas pequeñas vacaciones de fin de semana a un hotel de la ciudad, hacia aquí y probablemente querría verme para darme una grata sorpresa. Pero no pudo ser. El auto en el que viajaba con su familia se desvió de la ruta a causa de la incesante lluvia, dio un patinazo y luego de varias vueltas a través de la carretera, se estrelló en un poste. Desafortunadamente, toda la familia falleció, sus padres quedaron en terapia intensiva unas horas antes de irse para siempre, pero el mayor impacto lo recibió Clari. Fue fulminante.

A esas alturas de la conversación ya no podía hablar correctamente, y no me preocupaba siquiera en intentarlo. Con mi voz temblando en sintonía con mis labios, le pregunté a Lara si Matt sabía algo y ella me respondió que todavía no podía decirle, que prefirió llamarme a mí primero; considerando que yo estoy más lejos no quería dejarme para lo último. Así que resolvimos que yo lo llamaría.

No tenía ni idea de cómo iba a decírselo, pero creía que mi llanto junto con mis dificultades para hablar y respirar sería suficiente a la hora de comunicarlo, así como lo había sido para mí escuchar a Lara. Me quedé allí con ella y saqué mi celular para hacerlo juntas.

Cuando atendió el teléfono sonaba confundido, en principio supongo que porque estaba llorando y, por otro lado, porque yo, en el último tiempo, solía comunicarme con mensajes o correos electrónicos. Cuando por fin pude hacerme entender y dejé de hablar para escuchar lo que sea que dijera Matt, la línea quedó en silencio y sólo logré percibir su respiración.

—¿Matt...? ¿Estás ahí?

—Sí —respondió con voz queda.

No sabía qué decir y él, por su parte, tampoco dijo nada. Me lo imaginé del otro lado de la línea con el teléfono sobre la oreja y la mirada perdida en algún lugar de su acogedora casa.

Estaba segura de que se encontraba destrozado, sí, al igual que yo, pero no se atrevía a decir nada. Quizás si comentaba algo se quebraría, ¿quién sabe? Pero no osó demostrarlo.

Sin embargo, la respiración se hizo más sonora y rápida, agitada, como si estuviera corriendo una maratón. Y pronto se escuchó la voz de Carol a lo lejos.

—¿Hijo? ¿Qué pasa?

La respiración no se calmaba y supe que era otro ataque de pánico.

—Matt, no pasa nada, ¿sí? —por lo fuerte que sonaba su respiración, suponía que Matt todavía tenía el teléfono pegado a su oreja así que le hablé— Vamos a respirar juntos y a contar hasta cuatro. Vamos: inhalamos, uno, dos, tres, cuatro, exhalamos, uno, dos, tres, cuatro.

Lara a mi lado me miraba con ojos muy abiertos, impresionada por lo que entendió que sucedía al otro lado de la línea. De todas las reacciones posibles, jamás imaginamos que Matt pasaría por un ataque de ansiedad a causa de la noticia. Pero es comprensible, es realmente comprensible.

—¡Ey, hijo! Matthew, mirame. Así... —la voz de Carol lo guiaba del otro lado al igual que yo lo hacía de este.

Finalmente se calmó y su madre tomó el teléfono. Le di la misma noticia que le había dado a Matt hacía un momento.

—Ay, chicas, esto es terrible, lo siento tanto... Una verdadera desgracia.

Finalmente, Matt logró serenarse y tomó el teléfono otra vez. Así que le dije que lo vería al día siguiente en el funeral y me despedí. Decidí que lo mejor para él era estar solo y procesarlo a su manera, su ansiedad fue la primera forma que tuvo para hacerlo.

Luego de colgar, llamamos a Fer. 

.

***Recuerda darle a la estrellita***

.

.

Holis, mis queridos lectores. Que conste que estaban avisados de que pronto la historia se pondría más fuerte. No me odien, porfis, yo también sufrí escribiendo :(

</3Apartado para dejarle un mensaje a Clari. ----->

¿Qué creen que sucederá en el grupo de amigos con esta pérdida? ¿Cómo piensan que lo llevarán?

¿Qué creen que sucederá en el grupo de amigos con esta pérdida? ¿Cómo piensan que lo llevarán?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¡Los quiero, buen finde!

Nada más que un añoWhere stories live. Discover now