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[ 💜 Magnus ]

Cuando abrí los ojos aquella mañana, la sensación de estar solo me invadió.

Extendí mi mano hacia la izquierda, buscando el calor reconfortante de mi esposo, pero solo encontré un frío vacío. El eco de mi respiración en la habitación silenciosa resonaba más de lo habitual.

Durante todo este tiempo, la presencia de Alexander a mi lado ha sido un ancla, mi refugio contra cualquier tormenta. Sin embargo, en este momento, la cama parecía demasiado grande, demasiado vacía.

El terapeuta me había recomendado dormir solo como parte de su proceso de sanación, hace algunos meses, lo mencionó como una medida que al principio me pareció absurda e incluso cruel. Pero ahora, con la realidad de la soledad abrazándome, comienzo a comprender el propósito detrás de aquella sugerencia.

Necesitábamos reconstruir los cimientos de nuestra relación, encontrar un camino para sanar juntos sin perderse en el proceso.

Tenemos que encontrar la manera de salvarnos en matrimonio, de encontrar un nuevo equilibrio entre el dolor de nuestra pérdida y el amor que aún nos unía.

Con determinación, me levanté de la cama y me dirigí al baño. Mientras el agua caliente caía sobre mi piel, cientos de pensamientos me envolvieron, cada uno con la misma finalidad.

Empezar nuevamente.

Cuando terminé de arreglarme, salí de la habitación y bajé hasta el comedor, ahí me encontré con Alexander.

–Hola, buenos días –saludé, dejando un dulce beso en su mejilla. Él sonrió.

–Buenos días, estaba a nada de subir a hablarte. Preparé el desayuno.

–Gracias, amor.

Se encogió de hombros. –No es nada. ¿Cómo estás? ¿Te encuentras mejor?

—Casualmente… lo estoy. He estado pensando las cosas y no puedo seguir así, necesitamos avanzar, seguir planeando cosas, no quiero que lo que tenemos se arruine por mi falta de atención a lo que sucede a mi alrededor.

–Nunca permitiría que se arruine.

Sonreí. –Te amo. Hoy haré limpieza, este lugar necesita un mantenimiento profundo. Todo necesita arreglarse… tener un cambio. ¿Te molesta si muevo algunas cosas?

–Puedes hacer lo que quieras, está es tu casa.

–Pero siempre es importante tener el consentimiento de mi rommie.

Alexander rió.

[...]

El sol se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando rayas de luz dorada en el suelo de la habitación.

Observé el desorden a mi alrededor con determinación en los ojos. La ropa amontonada en una esquina, los libros desordenados en el escritorio, los recuerdos dispersos por las estanterías; todo parecía reflejar el caos en el que nos habíamos enredado.

Decidí que era hora de poner orden, no solo en la habitación, sino también en mi vida como se lo había comentado a Alec.

Comencé por la cama, estirando las sábanas y acomodando las almohadas con cuidado. Cada movimiento era una forma de ordenar mis pensamientos, de encontrar claridad en medio del desorden emocional que me había invadido últimamente.

Luego, me ocupé del escritorio, ordenando los libros y los papeles en montones ordenados. Cada objeto que colocaba en su lugar era como un pequeño paso hacia adelante, hacia una sensación de control que había estado buscando desesperadamente.

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Where stories live. Discover now