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[ 💛 Alexander ]

Cuando recibí aquella llamada, mi corazón se detuvo. No podía respirar.

El miedo lleno mi cuerpo.

Desesperación.
Temor.
Angustia.

Todo lo relacionado con sentimientos de desolación me llegaron.

La persona que me enseñó tantas cosas.
La que logro abrir mi corazón.
La que ama con todo lo que es, estaba en peligro, junto con nuestro bebé.

Todo se iba a ir al carajo si algo les pasaba. Llamé a una ambulancia, y a mi hermana. Alguien tenía que llegar rápido. Corrí hasta mi auto y maneje a toda velocidad hasta mi hogar.

Ignore los semáforos e insultos que la gente me gritaba. Tenía que llegar a donde Magnus.

Mi teléfono empezó a sonar, sin pensar en las consecuencias tomé la llamada.

–Hermano. Ya estamos en el hospital.

Escuchar eso no me tranquilizo en absoluto. –¿Cómo están?

–Aún no dicen nada. Tenemos que esperar. Llamé a la casa de Magnus. Sus padres vienen en camino. Mamá y papá también están aquí.

–Bien. No tardaré.

–Es mejor que regreses a casa para recoger algo de ropa. Magnus la va ha necesitar.

–No. Necesito llegar cuanto antes.

–Escúchame. Magnus esta en buenas manos –su voz de volvio sería. –Te llamaré cualquier cosa. Ve a casa.

–Gracias –. Colgué sin oír más.

No quería que me marcará. Quería estar ahí. Probablemente tenía razón y Magnus va a necesitar algo de ropa, pero eso ahora es lo que menos me interesa.

Tengo que llegar al hospital.

Me siento desesperado. Quiero correr y llegar hasta donde está él. Aumente la velocidad. Sabía perfectamente donde llevaron a Magnus. No hacía falta preguntar.

Llegué estacionandome en el primer lugar que estaba disponible.

Corrí hasta recepción preguntando por Magnus Lightwood Bane. Antes de que la enfermera me contestara, encontré a los señores Bane.

La señora se veía bastante preocupada y su esposo desesperado. Sí ellos lucían así. No quería saber como me veía yo.

–Dios mío, Alec. ¿Cómo esta Magnus? –Asmodeus se acercó a toda prisa.

–Aún no sabemos nada.

Caminamos hasta la sala de espera, donde estaba mi familia.

Mi hermana me miró con reproche. No hubo palabras. De alguna manera nos comunicamos a base de miradas. Yo le dí a entender que no tenía ganas de soportar sus reclamos porque lo único que quería era ver a Magnus bien, sonriendo para mí.

Ella me dejó en claro que no pasaría de esto y que habría consecuencias. No la entiendo, ¿cómo la ropa puede ser algo más importante que estar aquí con Magnus? Ignorando todo. Me senté lejos de todos ellos.

Pasaron los 30 minutos más largos de mí existencia. Cuando apareció un doctor.

–Familiares del joven Lightwood –llamó.

Todos inmediatamente nos acercamos. Los señores Bane fueron los que tomaron ventaja y hablaron primero.

–Magnus Bane. Somos sus padres –señaló su padre. Sí fueran otras circunstancias eso probablemente me hubiera molestado. Sin embargo, lo único que me importaba ahora es saber cómo está.

–Soy su esposo –dije, ganando la atención del doctor.

–De acuerdo, señor Ligthwood. Tengo...

–¿Qué sucedió? –interrumpí. –¿Fue un aborto? –hubo miedo en mi voz.

–No. Para nada. Fue un desgarre en la membrana mucosa; la parte superior del estómago –aclaro el doctor. –Esto no es común, sin embargo; en Magnus era algo de esperarse. Su organismo no está completamente desarrollado: así que cuando el bebé empezo a moverse provocó un desgarre e inmediatamente empezó una hemorragia. Esto se considera una simulación de aborto.

–¿Ellos están bien? –pregunté.

–Lo están. Magnus perdió demasiada sangre, pero logramos estabilizarlo, se encuentra fuera de peligro. En cuento el bebé, hicimos un ultrasonido y no hubo nada de que preocuparse.

Sentí como el aire regresaba a mis pulmones. Ellos están bien.

–... La membrana se curará sola para darle la protección que el bebé necesita. Todo estará bien –continuó el médico.

–¿Podemos verlo?

–Lo están trasladando a una habitación. En un momento podrán.

–Gracias, doctor.

Este sonrió y se alejo.

Minutos después llego una enfermera a decirnos el número de la habitación de Magnus. Sin ninguna votación o aviso camine hasta allá a paso veloz.

Llegando me asome por la ventana.

Magnus estaba despierto. Sus bonitos ojos brillaban, mientras acariciaba su estómago. Una sonrisa se dibujo en mi rostro. El peligro había pasado.

–Hola, amor –salude. Magnus me volteo a ver con una sonrisa.

Estaba tranquilo. No había miedo en sus ojos, eso me lleno de paz.

–Está bien –Magnus hablo. –Nuestro bebé está bien. Me lo explico el doctor.

–Lo está, así como tú –me acerque y deje un beso en su frente. –Magnus tienes que saber que... –tome una profunda respiración. –, nunca sentí esta clase de miedo. Nunca. No sabía sí hiban a estar bien o no. Estaba aterrorizado.

–Igual yo. Tenía tanto miedo. No quería despertar sabiendo que lo había perdido. No me lo perdonaría.

–Afortunadamente no hay más peligro. Vamos a proteger a este bebé –coloque una mano en mi vientre. –Con nuestra vida. Te amo.

–También te amo.

[...]

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Where stories live. Discover now