alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]

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[ 💜 Magnus ]

Hable con él doctor Edmund sobre todo el proceso que desde ahora mantendría.

El embarazo en hombres es común, pero la mayoría es más responsable y tienen a sus bebés a una edad adecuada. Mi edad ciertamente no lo es, pero tampoco demasiado joven, como para poder ser juzgado. Simplemente, mi organismo no esta preparado para hacer algo tan importante. Es algo único que sucede, pero aún no estoy listo para procrear a un pequeño ser dentro de mí, y eso podría ser un gran riesgo.

Sin embargo; Edmund aclaró que tomáriamos las precauciones necesarias y que no debía de preocuparme.

La verdad ahora ya me encontraba un poco más tranquilo, ahora sé que no estoy solo, sin importar que mi bebé apenas se esta formando, existe, es parte de mí y voy luchar por él.

La idea de ser padre aún no me fascinaba, pero las cosas estaban hechas. No podía huir de mis consecuencias.

–Bien, Magnus, te veré dentro de un par de semanas. ¿De acuerdo? Es importante tener un seguimiento para saber como va todo. Recuerda tomar reposo y no hacer mucho esfuerzo.

–Claro.

–Eso ha sido todo. Que tengas una linda semana. Muchas felicidades.

–Gracias.

Después de recibir ácido fólico. Salí del consultorio, directo a mi mejor amiga, quien se veía tan entretenida en su teléfono. Me acerque a ella, haciendo un sonido con la garganta para llamar su atención.

–¿Qué paso? –pregunto ansiosa, cuando poso su mirada en mí.

Tenía seriamente pensado reunir a todos en mi casa y lanzar la bomba, así no recibiría tanto desagrado, pero merecía saberlo, me trajo hasta acá.

–Seré papá... –logre susurrar, cerrando fuertemente mis ojos. Con ella era hasta cierto punto fácil decirlo.

–¿Hablas enserio? ¡Magnus no jodas con eso! –se alteró, poniéndose de pie.

–No estoy jodiendo. Ojalá.

–Mierda. Mierda. Voy a ser tía –me abrazo, con fuerza.

–Lo sé.

–¿Que harás?

–Tenerlo. ¿No? –me reí.

–Hablo de lo que harás cuando la bomba explote y todos se den cuenta.

–Les dire antes de eso. No sé como, pero lo haré.

–Dios. Magnus... –me abrazo, nuevamente. –¿Sabes que cuentas conmigo, verdad?

El aire que había mentenido por todo este tiempo, salio de mis pulmones. Tenerla apoyándome me reconfortaba demasiado.

–Gracias –bese su mejilla –, en serio te amo tanto.

–No te dejare solo, bonito –acomodo mi cabello. –Si todo se vuelve loco, tú, él bebé y yo nos iremos lejos de aquí.

–¿Crees que todo se vuelva loco? –hable con temor.

–Hablamos de tú familía.