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[ 💜 Magnus ]

No pasaban de las cuatro de la mañana y yo aún no podía conciliar el sueño. Alec dormía a lado mío, pero se sentía ausente. 

Llevé mis manos al rostro, la situación me está cansando. No quiero seguir así, extrañó mucho sus abrazos y besos, pero no sé cómo perdonarlo. Intento hacerlo, pero no estoy preparado, aún no puedo.

Me levanté con pesadez, cuando mi estómago gruñó. Caminé hasta la cocina, para prepararme un sándwich. No había cenado, llegué demasiado cansado que pensé que caería en los brazos de morfeo al tocar la cama, sin embargo; ahí estaba, más que despierto, buscando jamón en el refrigerador, con una canción sonando en mi cabeza.

Mis ojos encontraron un tupper lleno de pasta, dentro de éste. Fruncí el ceño. Yo no había preparado nada. Entonces la imagen con la que Alexander me recibió cuando llegué, hizo que me sintiera mal.

Llegué enojado porque una estantería se cayó prácticamente encima de mí, justo cuando estaba apunto de volver a casa, y tuve que quedarme acomodar todos los libros que cayeron con está, sabía que si no lo hacía en ese momento los libros se quedarían ahí hasta año nuevo, por eso llegue tarde. No obstante; no ignore el hecho de que cuando llegué, Alexander traía puesto un delantal manchado de salsa, pero no le tome importancia, porque venía demasiado cansado, y solo quería dormir.

¿Habrá preparado esto para mí?

Él sabe que mi comida favorita es la pasta. Quizá busca un perdón, algo que aún no estoy preparado en brindar, pero supongo que es un buen intento. Lo desayunare mañana, en este momento ya es demasiado tarde para comer algo tan pesado.

Preparé mi sandwich, y me fuí a sentar en el sillón de la sala. Encendí la televisión en un volumen bajo, para no despertar a Alexander quien tiene un sueño ligero, y escuché las noticias, que pasaban, mientras jugaba con mi celular.

Solo fueron cuestión de una media hora, cuando terminé mi comida y mi cuerpo comezó a pesar. Salí del juego, dejé el plato en la mesita de centro.

Cerré los ojos esperando caer en un sueño profundo y no despertar hasta dentro de unas horas para irme a trabajar, más el sonido del teléfono de casa arruinó mis planes.

Me moví como un niño pequeño, haciendo berrinche, de verdad necesito dormir. ¿Quién demonios llama a estás horas de la madrugada?

Dejé que sonará unos segundos. Me incorporé sin ninguna prisa, y fuí hasta donde se encontraba el aparato, afortunadamente dejo de sonar. Suspiré. Sí se trata de algo imposible, volverá a sonar.

Le dí una mirada rápida al reloj, percatandome que ya ya eran las cinco de la mañana. Aún tenía dos horas para dormir. Bosteze agotado. Y me conduje a la habitación, estaba apunto de entrar, pero nuevamente el teléfono sonó.

Iba a dar media vuelta y contestar, pero una silueta fue más rápida.

–¿Por qué no contestas? –preguntó Alexander molesto. Caminó descalzo, solo con su pantalón de pijama, mostrando su torso desnudo. Pasando a mi lado rápido. Contestó, intentando sonar amable, fallando épicamente. –¿Quién habla? Oh, señora.. ¿se encuentra bien? ¿Qué sucede?

El silencio gobernó. Me quedé en ahí en el pasillo un poco nervioso, no me gustaba su expresión. Después de un momento, los ojos de Alec se conectaron con los míos, y supe que algo no andaba bien.

–Vamos para allá –fue lo último que dijo antes de colgar.

–¿Qué paso? –pregunté, acercándome a él.

Alec se quedó cayado observándome, agarro mis manos con suavidad. Ese gesto ya lo conocía, sabía que nada bueno pasaría.

–Magnus..

–¿Sucedió algo? Me estás espantando –mi voz sonó desesperada, realmente me estaba poniendo nervioso.

–Quiero que sepas que estoy aquí contigo.

–Lo sé, ahora dime.

–Era tu mamá.. –comenzó, y no tuvo que decir más para que mi cuerpo empezará a temblar –. Tu papá se sentío mal, lo llevaron al hospital, pero parece que fue demasiado tarde, él no lo logró... lo siento mucho.

Los brazos de Alec me envolvieron en un abrazo. Reí nervioso, alejándome.

–Sé que hemos estado peleando, también sé que estás enojado conmigo, pero no bromees con eso. ¿Quieres? Ví lo que preparaste por mí, muchas gracias, amor, prometo que lo comeré todo. Solo no juegues con algo así –mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y mi corazón a doler –. No lo hagas. Por favor...

No hubo respuesta, lo mire a los ojos, esperando encontrar la mentira en ellos, como hace unos meses, pero no encontré nada.

Negué rápidamente. –No, eso no. Mi papá no...

No pude contener más las lágrimas. Mis rodillas fallaron y me hicieron caer. Un dolor insoportable se presentó en mi pecho.

–Mi papá no, por favor.. –lloré desconsoladamente.

Él no podía. No.

Sentí como el mundo cayó encima de mí.

La cabeza me daba vueltas. Me costaba respirar, como si el corazón se estubiera saliendo del pecho... sentía que moriría en ese momento.

[...]

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Where stories live. Discover now