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[ 💜 Magnus ]

-Tenemos que decirles a tus padres -hablo Alexander, desde el baño.

Estábamos en la habitación, preparándonos para dormir. Después de tantas confecciones, nos encontrábamos agotados.

-¿Es necesario?

-Claramente.

-Tenía pensado decirles mañana en la noche. Será mi fiesta de cumpleaños y espero no recibir tantos regaños -respondí.

-Es una buena idea.

-Pero que sea a los tuyos primero -sugerí.

Sería bueno saber si contamos con el apoyo de los señores Lightwood primero que nada.

-¿Estas seguro?

-Si, por lo menos en tu casa no hay ninguna arma -acomode mis pies dentro de las cobijas. -Tienes más posibilidades de sobrevivir unas horas más.

Alexander apareció, pensativo, con su pijama ya puesta. -Concuerdo -asintió. -Será primero a mis padres.

-Mañana. ¿Te aparece bien?

-Seguro. Le mandaré un mensaje a Isabelle para que avisé que iremos a desayunar.

-¿Se esta quedando ahí?

-Parece que tuvo un problema con Simón y regreso a casa.

-Cierto. No recordaba.

-¿Lo sabías?

-Por supuesto, es mi mejor amiga, nos contamos todo.

-¿Todo? -me miro y yo moví la cabeza. -¿Ella sabía lo del bebé?

-Ella fue quien me ayudo a saber... ¿Te molesta?

-No, me alegra que haya sido ella.

-Súper -sonreí.

-Mañana sera un verdadero drama.

-No tienes ni la menor idea...

[...]

Me desperté por el sonido de la alarma de Alexander, él pone alarma hasta los domingos.

Con mal humor me puse de pie, y la apague. El dueño del aparato no se encontraba en la cama, mucho menos en el baño, así que baje a supervisar que por el amor de este mundo, no estubiera preparando algo de desayunar.

Llegué a la cocina y efectivamente estaba ahí, luchando al abrir una lata de duraznos.

-Buenos días -me acerque por atrás, abrazadolo por la cintura, recargando suavemente mi cabeza en su espalda. -¿Qué tratas de hacer?

-Buenos días -beso mi frente. -El desayuno. Leí en Internet. Que los duraznos ayudan a que el bebé crezca sano.

-Eso es interesante, pero no tienes que preparar nada, iremos a tu casa.

-¡Cierto, lo olvide! -exclamo. -Ire a bañarme -corrió a las escaleras.

Reí, y empece a recoger lo que anteriormente Alexander había dejado tirado en su intento de hacer el desayuno.

-Por cierto -hablo, tomándome por la cintura, alzándome a su altura. -¡Feliz Cumpleaños!

-Gracias -. Le di un beso. -Ahora bajame.

-No. Iremos a bañarnos.

[...]

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Where stories live. Discover now