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[ 💛 Alexander ]

Desperté gracias al sonido de la alarma de mi celular. Me levanté de un movimiento rápido y me arregle para bajar a desayunar.

Entré apurado a la cocina, pero me detuve de repente al ver a Magnus sin camisa mostrando su hermoso cuerpo, sin ningún vello de por medio, mientras movía las caderas en sincronización a la música que sonaba en la pequeña bocina.

–... Ya no le importa nada... es una nena mala y no le quiere bajar... y si hay humo en el ambiente... Se pone demente y no quiere parar... me saca su instinto anima.l.. ese que sale cuando ya es tarde... –cantó usando una cuchara de micrófono, mientras preparaba algo en el sartén.

Sentí como mi cuerpo reaccionaba ante aquella vista. Lo maldije en silencio, por moverse tan bien. Movía sus caderas lentamente, bajando un poco.

–Buenos días –salude, pasando de largo hasta el refrigerador, sacando jugo del refrigerador, Magnus dio un respingo.

–Buenos días, Alexander. ¿Quieres desayunar?

–Si, gracias.

Magnus siguió con la tarea de preparar el desayuno pero esta vez sin bailar, ni cantar.

–¿Olvidaste tus camisas? –pregunte molesto, porque aunque trate de apartar la vista de su cuerpo, fue imposible y el ambiente se sentía cada vez más caliente.

–No, pero hace calor –volteo a verme. –No entres en pánico, sólo estoy sin camisa, no es que este desnudo... además si lo estuviera no es importante: tenemos lo mismo en diferentes porciones, pero lo tenemos.

No pude argumentar más, sólo me quedé callado. Esperando que el problema bajo mis pantalones se tranquilizara un poco.

Magnus sirvio la comida y empezamos a desayunar en un silencio incómodo.

Cuando acabe, me fui a directamente a mi oficina.

[ 💜 Magnus ]

Después de desayunar me quedé limpiando y acomodando el desastre que ocasione, para luego subir a mi habitación y bañarme.

Justo cuando termine de arreglarme, el timbre de la puerta sonó, con un poco de duda fuí abrir. En el camino pense que podría ser mi mejor amiga, y sonreí emocionado, sería bueno que estuviéramos hablando o haciendo cualquier otra cosa durante esta semana.

Mi sonrisa inmediatamente se borro al abrir la puerta y no encontrar a Isabelle sino una mujer más alta, de piel blanca y unos enormes ojos azules, acompañada con un gesto perfecto.

–Hola –salude amablemente.

–¿Se encuentra Alec? –me miró. 

–¿Quién lo busca?

–Lydia. ¿Se encuentra o no?

Estaba a punto de contestarle, pero el sonido de alguien bajando las escaleras me detuvo.

–¡Alec! –dijo Lydia entrando a la casa y empujándome en el transcurso.

–Hola, Lydia. ¿Qué haces aquí? –. Alexander la abrazo con aprecio.

–Me entere que te habías casado, y quería ver con mis propios ojos por quien me habías cambiado. ¡Es muy lindo!

–¿Solo a eso veniste?

–También porque te extrañaba.

–Igual.

Yo estaba ahí escuchando la conversación y sintiéndome muy incómodo.

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora