0067

923 103 17
                                    

[ 💛 Alexander  ]

Los días seguían pasando y nada mejoraba, cada segundo peor se ponía; en un momento estábamos bien, tranquilos, dispuestos a hablar como personas cuerdas, pero de la nada, los gritos llenaban la casa.

No sé en qué momento exacto la situación se salió de nuestras manos.

Magnus dormía en otra habitación, tratábamos de evitarnos a toda costa, cuando yo despertaba para ir a trabajar él seguía durmiendo y cuando llegaba, él ya estaba durmiendo. Y de esa manera no cruzamos palabra por exactamente cuatro días.

Nuestro plazo había terminado, así que la mañana del día ocho llame a la clínica y cancele cualquier cita que estuviera pendiente. Era más que claro que no iríamos. Cada uno tenía una respuesta completamente diferente sobre lo que haríamos.

Ya solo faltan 10 días para cumplir nueve meses de embarazo. Estaba nervioso, en cualquier momento Magnus se podría poner mal.

Está mañana Raphael había llegado por él para ir a comprar algunas cosas que faltaban, para el cumpleaños del tío León. Este sábado cumplía años y se le estaba preparando una fiesta sorpresa.

No sé sí estoy invitado.

Yo me encontraba en la empresa organizando algunos contratos, dentro de una hora tengo una junta importante con los Herondale. Nuestro negocio había avanzado de maravilla, ganancias para ambas partes. Sin ninguna duda era de las mejores asociaciones que pude hacer. Pero cuando nuestro contrato venció, y cada quien tomo su camino.

Cayeron en bancarrota. Estábamos dispuestos a comparar su empresa.

Y así ayudarlos.

Sonó el teléfono, sobresaltadome.
Contesté. –Diga.

–Señor Lightwood, lo buscan –anunció mi secretaria Karla.

–¿Quién? –pregunté con duda, las únicas personas que me buscan cuando trabajo, son Isabelle, Magnus o en casos no muy frecuentes, mi padre. Pero Isabelle está de viaje con Simón, Magnus no habla conmigo y mi padre vendrá más al rato.

–La señora Branwell –. Se escuchó un "Señorita, igualada".

–Dile que no estoy –susurré.

Igual en un susurro ella contesto. –Señor, lo está escuchando.

Me golpeé mentalmente. –Joder. Bueno anúnciale que esperé allá fuera.

–¿No la hago pasar?

–No.

Dejé lo que estaba haciendo, acomodé mi anillo, y con enojo, salí de la oficina. Ella estaba ahí parada con cara de enojo.

–Hola –saludé.

–Han pasado meses y solo me dices "Hola" –reclamó

–¿Qué quieres que diga? ¿Qué me alegra verte? Tú sabes que no me gustan las mentiras.

–Que molesto te has vuelto desde que estás con el niño ese –rodo los ojos. –¿No me vas a invitar a pasar?

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Where stories live. Discover now