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[ 💜 Magnus ]

Un mes después...

Mi barriga se notaba cada día más. Mi bebé se estaba dando a notar.

Llevaba exactamente 16 semanas de embarazo, un poco más especificó; cuatro meses. Todo era un verdadero caos, desde los mareos, náuseas, dolores musculares y de cabeza, hasta los repentinos cambios de humor.

Mi cuerpo cada vez se sentía más pesado.

Además, no estoy siendo yo mismo, actuó de manera inmadura y grosera, más no puedo evitarlo, me siento la persona más sensible y desprotegida del mundo.

Hace un mes mi mejor amiga me llevó al supermercado a buscar ropa para mi bebé. Aún no sabía el sexo, pero compramos cosas neutras, como: mamelucos, gorritos, baberos, guantes, y uno que otro par de zapatillas, de diferentes colores.

Todo iba bastante bien, pero hubo un pequeño inconveniente con la comida, que nos detuvimos a comprar. Una larga historia. Resumida en que el negocio cerró, gracias a mi esposo y al poder que tiene.

El arrepiento a veces no me deja, pero pensándolo bien ellos fueron los que tuvieron toda la culpa.

Desde ahí, no han pasado cosas relevantes. Sólo pasan los días normalmente, con mis cambios de humor y un hermoso Alexander complaciendome en todo lo que puede.

He estado más tranquilo últimamente, ahora puedo disfrutar lo que es estar embarazado, y me siento más que afortunado.

Todas estas sensaciónes y emociones son tan nuevas. Me ahogo en el deseo de que llegue el día de conocer al bebé que se crea dentro de mí, que este en mis brazos y decirle que fue amado desde el principio.

No deseado, pero querido.

Sin tener idea de como sería, ya lo consideramos el ser más hermoso.

Hoy especialmente es un día cálido, el sol salió a resplandecer, se siente un buen ambiente. Parece que hay mucha actividad fuera. Es un día perfecto para ir a mi trabajo, hace meses que no voy a la librería, Imasu me ha de odiar. Siempre estoy tan descuidado en ese aspecto.

–Buenos días –salude a Alexander, quien salía del baño.

–Buenos días, bebé.

–¿Irás al trabajo?

–Solo sí me dejas.

No puede evitar reír. –Yo también iré al mío. ¿Vamos juntos?

–Claro, apresúrate. Bajaré a preparar algo de desayunar.

Para suerte mía, Alexander se inscribió en unas clases de cocina por Internet, ahora no existe peligro cuando logra encender la estufa.

Cuando salió de la habitación, dejando un beso en mi cabeza, me levante y caminé directo al baño. Me detuve enfrente del gran espejo, observando mi pequeño vientre abultado.

Sonreí, esto realmente me hacía tan feliz.

Me metí a bañar, me arregle y baje a la cocina, donde ya estaba mi esposo, poniendo platos en la mesa.

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Where stories live. Discover now