0066

838 102 16
                                    

[ 💜 Magnus  ]

Salí de la casa, con enojo. Observé la palma de mi mano: estaba ligeramente roja y pulsaba. Cerré los ojos. Subí al carro y arranqué con velocidad.

Tenía que salir de ahí, no debí reaccionar de esa manera, yo nunca he sido una persona violenta, pero en esta ocasión no pude controlarme, lo que dijo me rompió el corazón.

Él no tiene idea de que soy más que consciente que por culpa mía estábamos pasando por esto: es mi cuerpo el que de alguna manera está rechazando a nuestra bebé. No he podido dormir por eso, se a convertido en un tema delicado para mí.

Pero de cualquier manera no debí, él simplemente estaba siendo sincero, pero sus palabras dolieron tanto que no logre contenerme, aún así no me estoy justificando. Los Bane somos orgullosos, por esa razón, aunque mi corazón me decía que regresará a disculparme, no lo haría.

Seguí manejando hasta que llegue al trabajo. Lo estacioné donde siempre. Baje, encontrándome con Imasu en el camino hacia la puerta.

–Buen días, jefe –saludó.

–Llegas tarde –reclamé con algo de enojo. No quería desquitarme con él, pero tampoco permitiría que hiciera lo que quisiera. La librería apenas podía manterse en pie, debíamos ser constantes y puntuales, para que las personas sepan que estamos para servirles en cualquier hora del día.

Imasu miró el reloj que traía en su muñeca y negó. –No. Usted llega temprano. Apenas darán las ocho.

Fruncí el ceño. Saque mi teléfono del pantalón y sí, justo como había dicho, apenas iban a dar las ocho de la mañana.

Ahí recordé que tenía planeado arreglarme y desayunar, pero con la discusión qué tuve con Alexander, se me olvido y salí de casa sin comer algo.

–Perdóname. Estoy en otro mundo.

Imasu rió. –Sí, no se preocupe.

–Hablame de tú. No somos tan ancianos –. Sonrió. –Bueno abre solo, iré a buscar algo para desayunar. Recordé que salí sin hacerlo.

–No sé, pero para mí sigue siendo temprano, y no debes de andar solo, menos en su estado. Eres más embarazo que persona. Vayamos adentro, siempre traigo comida de más, puedo compartirla.

Negué. –Gracias, eres muy amable, pero no puedo aceptarla. Además, no iré lejos.

–Vamos, no sucede nada. Lo único qué encontraras a esta hora, será pan y ese no es un desayuno.

–Antes solo desayunaba una manzana y sí tenía suerte, pan tostado –reí.

–Eso explica lo delgado qué estabas, pero ahora no solo desayunas para ti. Mamá siempre me pone de más, sé que estará encantada de que pruebes algo de lo que preparó.

Lo pensé por un momento, y después asentí. –De acuerdo. Solo porque de verdad debo de desayunar algo.

–Verás que nosotros los Morales sabemos de comida.

[...]

El día paso como normalmente, pocas personas compraron y otras más, solo observaron. Un día bastante tranquilo.

Dejé a cargo a Imasu y pase a la casa de mis padres, aún las cosas eran incómodas con mamá, pero me encontraba ahí únicamente por papá, que afortunadamente se veía bastate bien.

Empezamos una conversación, le pregunte como se sentía y me afirmó que se encontraba como nunca antes, tenía energía y le dolor se había ido.

–Debes de hacerte otra vez la prueba, por tu condición eres más propenso –hablo papá. –De esta manera sabremos sí el bebé traerá la maldición de los Bane.

–De eso no hay duda –conteste irónicamente. –Iré en unos días.

–Ahora dime: ¿qué sucede, pequeño?

Encogí los hombros. –Hubo una discusión con Alexander. No es importante, lo arreglaremos.

–Sí por eso te tiene así, es importante.

–Sabemos el sexo del bebé. Queríamos que fuera una sorpresa, pero ya que hablamos de esto: será una niña –sonreí. –Tenemos algunos nombres en mente y eso trae muchos problemas –mentí, no era momento para confesarle que perdería a mi bebé, a pesar que se veía y se sentía bien, su estado aún era delicado.

Papá me abrazo. –Una niña. Eso es increíble –sus ojos se llenaron de lágrimas. –Será hermosa, cualquier nombre que decidan le quedara bien, de todos modos será Bane.

–Lightwood, también –recordé.

–Lo único bueno que tendrá de esa familia será el dinero –comenzó a reír.

Le seguí. –Vamos. Los Lightwood no son malos. No comprendo tu desagrado.

–Isabelle es maravillosa, pero hay algo en esa familia que no me da confianza. No hablo de su trabajo, son ellos. Probablemente sea porque uno de ellos me robo a mi pequeño.

–En estos tiempos a eso le llamamos celos.

–Si quizá un poco.

[...]

alguien como tú ¡! malec [TERMINADA]Where stories live. Discover now