(+21) (Libro 1 & Libro 2) Alysha N. Doménech Losada, una brillante y aplicada estudiante de medicina que está a punto de comenzar su internado en medicina general. Su vida era tranquila, entre libros y anotaciones, con el novio que siempre había sid...
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Capítulo 24.
Había pasado un día desde que llegué a Florida, Estados Unidos. Me encontraba en el «Hospital Johnson Memorial», uno de los hospitales más cercanos en el área de Miami. Estaba trabajando en el centro de vacunación que ofrecía las instalaciones.
Era un lugar extenso, espacioso y todo estaba impecable. Había docenas de asientos para los pacientes que venían a administrarse la vacuna DECZ-58. Cada asiento se apoyaba en las paredes del centro. Los internos que participábamos administrando vacunas, lo hacíamos con suma eficiencia. Desde que llegué el día anterior, no había visto a Adrián ni a su padre.
«¿Por qué se tardarían tanto?».
—¿Sabes por qué el doctor Andrés Wayne aún no está aquí? —le pregunté a Kenneth mientras cambié una aguja por otra nueva.
—No lo sé —comentó despreocupado—. Sé lo que sabes tú y los demás. En algún momento aparecerá. Quizá algo lo retrasó. Es un tipo muy ocupado, pero ya lo tendremos por aquí —me informó al quitarse los guantes—. ¿Por qué? ¿Todo está bien? —preguntó con una pizca de curiosidad.
—Sí, sí. No hay de qué preocuparse. Era simple curiosidad —le sonreí.
—Iré por un café. ¿Quieres? —preguntó con amabilidad.
—Sí, por favor —le hice pucheros—. Más leche que café con cuatro de azúcar.
—Muy bien —sonrió y se alejó.
Comenzaba a pensar que era gay. Su forma de actuar y hablar me daba algún indicio, pero aún no estaba muy segura del todo. Sin embargo, me caía muy bien. Prefería preguntarle a él por el doctor Andrés Wayne. Tampoco quería que mi compañera se enterara de que estaba algo ansiosa por saber de Adrián, aunque sé que ella podría intuirlo si fuese a preguntarle.
«Maldita sea, estaba aceptándome a mí misma que me sentía ansiosa por verlo. Ni siquiera me había vuelto a enviar más mensajes».
Decidí responder el último mensaje que me envió ya que quizá así pueda saber de él sin verme tan desesperada.
Al administrar una vacuna más y despedirme del paciente, saqué mi teléfono con extremo disimulo y le envié un mensaje:
|¿Qué es lo que "cree" que volverá a hacer?|
«Bien, con ese mensaje quizá respondería a su antiguo mensaje».
Observé a Gloria por algunos instantes. Su mirada estaba fija en el otro extremo del centro. Al fijarme en lo que observaba, sonreí por lo bajo.
Vi a Damián charlando tranquilamente con la residente que había visto en la cafetería. Estaba sentado en uno de los asientos de vacunación y ella estaba a su lado. Parecía querer unirse mucho más. Por alguna razón, sentí un leve disgusto ajeno por parte de mi compañera. Decidí dirigirme hacia ella.
