(+21) (Libro 1 & Libro 2) Alysha N. Doménech Losada, una brillante y aplicada estudiante de medicina que está a punto de comenzar su internado en medicina general. Su vida era tranquila, entre libros y anotaciones, con el novio que siempre había sid...
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Capítulo 62.
— Asumo que tienes muchas preguntas. — Me dice con calma. — En otro momento no hubiera querido que me cuestiones, pero ahora prefiero que lo hagas. — Endereza su postura y apoya las manos sobre el escritorio con elegancia. — Ya viste uno de los primeros documentos, y sabes que no me llevo muy bien con la incertidumbre cuando algo me importa mucho. — Sus ojos verdes me miraban con sinceridad, pero su tono de color se difundía en un verde monte. — Y tú me importas.
En ese momento, podía entender más que nunca los comportamientos y actitudes de él, pero apenas comenzaba a asimilar todo. Tenía que reordenar mis pensamientos si quería demostrarle que podía sobrepasar la situación personal por su parte.
—Creo que puedo comprender el hecho de que sufras algunos tipos de trastornos obsesivos compulsivos. Como ya te había dicho, sé que has pasado por momentos que fueron dolorosos. Si no me equivoco, algunos de esos tipos de trastornos, fobias y parafilias son los más comunes que se han podido estudiar, ¿no?
—Sí.
— Bien, eso es algo que puedo sobrellevar con entendimiento. — Esquivé su mirada con mucha tensión y me recosté con dificultad en la silla al cruzar las piernas.
Su intensa mirada se desvió hacia la piel expuesta de mis muslos al elevarse la tela de mi vestido. Él se arqueó deliberadamente y presionó sus labios de manera sensual.
— No hagas eso. — Espetó con seriedad.
Al darme cuenta, recordé el último y jodido documento que leí. Suspiré con frustración, y sin comprenderlo muy bien, volví a acomodarme de manera profesional. A mi cabeza llegaban recuerdos de que yo lo había hecho alguna que otra vez. Ya podía entender sus caricias en mis piernas y su intensa mirada tan descarada y provocativa.
— Wayne, escúchame. — Llamé su atención con seriedad y volvió a mirarme fijamente. — Quiero que me expliques, o al menos entender un poco el porqué tienes ciertas desviaciones... sexuales. — Tragué saliva y me ruboricé al instante.
— Has utilizado el término correcto, son desviaciones. Te parecerá extraño o ridículo algunos de esos términos que mi psicólogo clasificó en la lista de estudios que me han hecho, pero no es común. — Le estaba costando explicarme, y ahora sus ojos estaban muy oscurecidos. — No sé si has escuchado el termino correcto para definir que es una parafilia... — Me mira con dudas, y era más que obvio, puesto que no conocía muy bien nada de esto.
Negué con la cabeza. Estaba segura de que si no controlaba los escalofríos y los nervios que recorrían todo mi cuerpo, pensaría que me iba a marear en cualquier momento. Sin embargo, carraspeé al respirar con dificultad y frustración.
—Continúa —fue lo que pude decir, tratando de tomar la oportunidad para calmar el dolor agudo que sentía en mi pecho.
— Bueno... — Articuló con dificultad. — Precisamente, es justo lo que has definido. Podría decir que son desviaciones sexuales, sí. — Asintió con timidez. — En un término más suave, podría decirte que son conductas sexuales que no pueden ser comprendidas por una mayoría.
