Capítulo 70 | Parte 2.

27.6K 2.7K 157
                                    

Capítulo 70

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 70.

— No llores... — Continúo besando su cabeza. Siento como puede percibir los insistentes latidos de mi corazón. — Me afecta sobremanera escucharte así, mi amor. — Elevo su rostro, casi por obligación, ya que él no quería mostrarse vulnerable ante mí. — No me importa quién eras o lo que crees que eres, ¿entiendes? Yo te acepto así, tal cuál eres. ¿Por qué no lo logras entender? 

Presiona su nariz contra la mía con frustración, gracias a mis palabras alentadoras.

— Desde que te conozco, siempre ha sido así. Siempre te he aceptado, Andy. Te he dicho muchísimas veces que perdonaras mis despistes, que era una chiquilla en una etapa inmadura. Pero nunca dejé de verte con buenos ojos, aún cuando te alejaste de mí con buenas razones e intenciones.

Siento cómo me baja de sus caderas con lentitud.

— No sé que hayas visto. No sé lo que te han dicho, o lo que has deducido por ti mismo, pero te aseguro que te necesito. Y me dolería muchísimo que te alejes de mí por cuestiones que ambos podemos solucionar juntos.

Me observa con profundidad y seriedad. Se acerca mucho más a mí, aunque aún las dudas rondan por su cabeza.

Sin embargo, me arrincona sobre las baldosas y acerca sus labios a los míos, sin dejar que emita ni una sola palabra más.

Me besa en los labios con alevosía y pega mis manos contra la pared. Luego, besa y muerde mis pechos con frenesí y pasión, dirigiendo su boca hacia mi vientre, besándo mi ombligo con fascinación.

Me arqueo sobre las baldosas y me zafo de su agarre al sujetar su cabello con más ímpetu al sentir que volvía a ascender y tirar de mis pezones con sus dientes.

Sin esperarlo, me hace girar sobre mis pies con prisa y brusquedad, penetrando mi sexo desde atrás al instante.

Intento buscar apoyo sobre la húmeda pared, pero él presiona mis manos contra las baldosas, penetrándome con unas ganas desatadas por su parte. Une sus dedos con los míos, presionándolos con ímpetu, llevando su boca a mi oreja al sentir la rudeza de sus estocadas cada vez más insaciables.

Gime sobre el lóbulo de mi oreja con gusto y excitación, besando mi hombro repetidas veces, sintiendo cómo sus penetraciones se escuchaban por la humedad del agua, causando que se elevara mi excitación a grandes escalas una vez más.

Nos mantuvimos gimiendo quejumbrosamente y descaradamente al unísono, deseándonos intensamente e inmensamente.

Giro mi rostro hacia su boca y recibo un beso lleno de adoración que succionaba mi labio inferior con pasión.

Soy capaz de apartar una de mis manos de las baldosas par sujetar la suya y besar su palma con adoración mientras sus penetraciones me llenaban de forma dolorosa y gustosa.

Con su mano desocupada y lleno de desesperación, sujeta mi pierna resbaladiza, expandiéndola, para darle mejor acceso a sus dulces y fuertes embestidas.

*****

Así permanecimos por largos minutos que para nosotros eran únicos e inagotables, hasta que llegamos al orgasmo casi a la par, sintiendo como mi cuerpo reaccionaba a su persistente miembro sobre mis pliegues por la presión que ejercía.

Justo cuando sale de mi interior, se derrama sobre la piel caliente y húmeda de mi sexo, mordiendo y besando mi hombro con frenesí y locura mientras ambos dejábamos que nuestros cuerpos se relajaran.

Una vez que nuestras respiraciones se normalizan, me giro con una chispa de esperanza en mis ojos. Sin embargo, mi pequeño gesto cambia cuando veo que me mira con una seriedad incalculable.

Parpadeo repetidas veces. Él se da cuenta que noto sus expresiones y gestos. Posa su pulgar bajo mi barbilla y me hace mirarlo a los ojos.

— Para mi mal no hay solución alguna, aunque quisiera creer que es así. Sin embargo, eso no sucederá. No creeré que mis mierdas pueden solucionarse. No me ilusionaré. ¿Sabes por qué? — Su voz es mucho más fría que antes, calmada y controlada. — No hay remedio que arregle lo que fui, lo que soy, y seré. Siento mucho tener que decirte la verdad de ésta forma. — Frunce el ceño con fastidio. — Pero siempre ha sido la jodida verdad. — Se aparta de mí al esquivar mi mirada y es el primero en salir de la ducha y del cuarto de baño, dejándome rota, desesperada, y llena de dudas.

Sin poder creer su testaruda actitud, retrocedo y choco mi espalda contra la pared, dejándome caer hacia el suelo al resbalar mi piel contra las baldosas.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Where stories live. Discover now