Capítulo 29 | Parte 1.

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Capítulo 29

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Capítulo 29.

Terminaba mis últimos toques en cuánto al maquillaje. Me encontraba reflejada en el espejo del baño, aplicándome un rímel que quedará a la perfección con el lineador negro que resaltaba mis ojos. Opté por pintarme los labios rojos. No utilizaba mucho ese color, pero quería verme bien para este encuentro. Estaba completamente segura que mi larga cabellera, ahora resaltaba más con los mechones ondulados que yo misma hice. No quería verme como una niña perdida.

Tenía un vestido color vino que se ajustaba a mis pechos y que medía un poco más arriba de mis rodillas. Era un vestido sensual, pero a la vez recatado. También llevaba unos tacones negros que había decidido ponerme, para combinarlo con un pequeño bolso del mismo color.

«Bien, Nere. Creo que con esto sería más que suficiente. El doctor también vería que yo sabría amoldarme a sus encuentros».

Al salir de mi habitación, decidí ir hacia el vestíbulo como Adrián había dicho.

Al encontrarme allí, podía ver personas entrando y saliendo del hotel. Todos seguían sus caminos con normalidad, mientras yo seguía observando hacia todos lados, buscando a la persona que me había hecho suspirar en los últimos días.

Al seguir mirando hacia todos lados con una expresión perdida, me percaté de que el recepcionista que se ubicaba en el mostrador del vestíbulo venía hacia mí.

—¿Señorita Doménech?

—Sí —afirmé dudosa—. ¿Sucede algo?

Me sonrió cálidamente mientras se adelantó dos pasos delante de mí.

- Todo está muy bien, señorita. - Informó en tono educado. - Sígame, por favor. Él la espera.

Le sonreí, porque capté que se trataba de Adrián. Realmente el doctor pensaba en todo y ciertamente, sabía cómo ser organizado.

Seguí al recepcionista hacia la entrada principal del Hotel South Beach. La entrada era en forma redonda, con una espectacular fuente de agua en el centro y luces resplandecientes. Todavía quedaban residuos naranjas de una maravillosa tarde que estaba a punto de terminar, para darle comienzo a una bonita noche.

Al fijarme, me doy cuenta que hay un auto Mercedes- Benz de último modelo que espera aparcado a un lado de la fuente.

Miré al recepcionista con una expresión más condescendiente y le agradecí brevemente que me guiara hasta Adrián.

Caminé con mucho cuidado hacia el vehículo. Estaba nerviosa, pero a la vez sentía una mezcla de emoción. Suspiré para mis adentros, tratando de controlarme.
«Cálmate, Nere. Podías con esto, podías enfrentarlo».

La ventana de cristal con tinte oscuro; de la puerta del copiloto, baja lentamente. Me encuentro con los ojos claros más vivos y llamativos que nunca. Adrián me regala una sonrisa traviesa desde su asiento de conducir. Sus ojos destellan dulzura y chispas de emoción.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora