(+21) (Libro 1 & Libro 2) Alysha N. Doménech Losada, una brillante y aplicada estudiante de medicina que está a punto de comenzar su internado en medicina general. Su vida era tranquila, entre libros y anotaciones, con el novio que siempre había sid...
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Capítulo 45.
(Adrián)
"¡Dios, como me fascina esa mujer!" Pienso con frustración mientras rozo mis dedos por mi barbilla, analizando lo que Alysha había hecho conmigo hace unos largos minutos atrás.
Camino de un lado a otro detrás de mi escritorio. Todavía no me había recuperado cuando ella decidió marcharse y dejarme venido como un chico inexperto.
"¡No puedo creerlo! ¡Carajo!" Mi mente continúa recordando cómo ella me hizo suyo sin preámbulos, lo cuál causa que se me vuelva a poner dura.
Verdaderamente, piensa seguir castigándome. No me agrada que esté en ese plan conmigo. No me agrada que quiera pasar por encima de mí. No me agrada lo que quiere dejarme saber...
"¡La necesito sin limitaciones! ¡Sabe que es mi droga y mi necesidad!" Mi oscuro ángel y yo estábamos muy... pero muy... alterados.
Saber que lo ha hecho adrede me pone en un histérico estado.
"¿¡Se atreve a desafiarme de esa manera!? ¿¡A mí!? ¿¡A su hombre!?"
Ella aún no conoce del todo lo que mi oscuro ángel es capaz de hacer. Aún no sabe lo lejos que puedo llegar para poseerla de maneras jodidas y malditamente alentadoras.
— Pero todo a su debido momento... — Susurro para mí mismo al intentar apacigüar mi fuerte y anormal excitación de poseerla a mi antojo.
Me relamo mi labio inferior con la obsesión de encontrar rastros del dulce sabor de sus labios. Un ridículo hormigueo se apodera de mi estómago y de mi pecho. Siento latente en mi piel, los besos y mordidas que plasmó en todo mi rostro y cuello.
Ella ha querido demostrarme que para mí no es una más. Sé cree que soy pendejo y no lo sé. Ninguna mujer nunca ha tomado las riendas en ese aspecto tan posesivo y espontáneo, pero yo, como el idiota que fui, la dejé hacer y deshacer conmigo a su gusto. Ahora sabe que soy más vulnerable de lo que jamás creyó cuando se trata de ella. Aunque, tal vez, así ella esté consciente de que, verdaderamente, es más que totalmente indispensable para mi oscuro ángel y para mí.
— ¡Mierda, mierda, mierda! — Gruño con desesperación al continuar caminando de un lado a otro. — ¡Por más que le dije que se detuviera!
Apoyo mis manos sobre el respaldar de mi asiento y bajo la cabeza. Mi jodido pelo se empeña en fastidiarme al moverse por mi frente bastante alborotado.
Pienso en cómo las manos de ella tiraron de mi pelo con ganas y ansias de saborearme a su antojo. Me ha dejado jodido de más ganas de eso. Mi humor es mucho peor que antes.
《¿Ya se ha calmado su mal humor, Doctor Wayne?》
— ¡No! ¡Mierda! ¡Claro que no! ¡Y mucho menos cuando pretendes joderme como lo estás haciendo! — Murmuro para mí mismo con fastidio.
