Capítulo 62 | Parte 2.

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Capítulo 62

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Capítulo 62.

— Adrián, ¿qué estás haciendo? — Le pregunto con una ansiosa sonrisa al sentir cómo sus cálidas manos de dedo largos cubrían mis ojos con eficiencia.

— Intento hacer cursilerías, así como las haces tú conmigo. — Aunque su voz era dulce, ronca, y aterciopelada, podía percibir que estaba ruborizado. Más de lo normal, y él no es de ruborizarse por cualquier cuestión.

— ¿¡Qué!? — Mi corazón se acelera aún más. — Esto... es... una... locura. — Tartamudeo al tragar saliva.

— Lo sé, lo sé... — Susurra un poco nervioso. — Confío en que te agrade, Aly. — Besa mi hombro, intentando apacigüar mi impresión, aún él estando nervioso.

Es increíble cómo puede ejercer un firme control sobre sus emociones, aún siendo muy tedioso y trabajoso para él.

Me resultaba fascinante que, de alguna manera, él intentara calmar su difícil temperamento y su compleja personalidad sólo para hacerme sentir cómoda. Esto, sólo me hace amarlo más.

Desde mi parte posterior, comienza a dirigirme. Caminamos en silencio hacia lo que supongo que es el marco de la puerta del cuarto de descanso.

Al detenernos a la par gracias a sus movimientos, aún mantiene mis ojos cubiertos con sus manos.

— Verás, no estoy acostumbrado a hacer esto. ¿Bien? Tal vez sea muy cursi para mi gusto, pero siempre traigo lo diferente a la situación. — Intenta explicarse, como si yo lo fuese a juzgar por lo que está haciendo en éste momento.

— Andy, por favor... — Rio, pero más por lo nervios que por la diversión que me causa su tierna vulnerabilidad. — ¿Puedes calmarte? — Poso mis manos sobre las suyas con una sonrisa estúpida.

— ¿Y tú puedes dejar de disfrutar mi ridículo estado? — Me susurra al oído y plasma un casto beso sobre mi mejilla.

— Estoy nerviosa. No sé lo que has logrado hacer aquí, pero no dudo que te hayas salido con la tuya, Andy. Siempre lo haces, así que supongo que nada de esto es, ni será común. Pero me gusta lo que haces. Te quiero tal cuál eres, con tu manera de hacer las cosas. Aunque a veces puedes ser muy radical, pero de eso yo me encargo.

— ¿Ah, sí? — Sonríe sobre mi mejilla. Siento como se relaja un poco.

— Sí. — Me arqueo al sentir como su nariz y su barbilla me hacen cosquillas en la mejilla y en el hombro. — Llevo enfrentando a tu mentecita tan especial desde que te conozco, ¿no? Aún cuando yo desconocía todo lo que eres.

— Quizá tengas razón... — Aparta sus manos de mis ojos.

Automáticamente, me quedo ojiplática. Parpadeo repetidas veces, mirando el espacio y luego mirándolo a él, quién colocaba las manos en los bolsillos del pantalón de su elegante traje azul marino.

MCP | El Internado ©️ (¡Disponible en físico!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora