1.-Recuerdos

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Samuel: Si papá, de echo estoy por subir al avión, en unas horas me tendrás de nuevo ahí, además tengo muchas ganas de ver a todos y muy pronto por fin me tendrás, hay muchas cosas de las cuales tengo que platicarte.-dijo por móvil mientras abordaba.

Adolfo: Esta bien. Pero trata de llegar lo más rápido que puedas tengo muchas cosas que contarte, y me preocupa mucho que no estés de vuelta.

Samuel: Así será padre, ahora ya tengo que colgar que el avión esta a punto de despegar.-dijo sonriendo.

Adolfo: Esta bien, hasta luego.-dijo y colgó.

Samuel metió su celular al bolsillo y se recargo sobre el asiento cerrando sus ojos mientras tenia una gran sonrisa en el rostro, "Por fin te voy a volver a ver, ya hace tantos años que no he hablado contigo, que deseo verte con toda mi alma" pensó recordando a la única mujer que no había olvidado desde que se había marchado...

Adolfo: ¿Qué te parece Samuel?-pregunto su padre cuando se bajaron del auto y el comenzó a observar la hacienda, era muy grande, más que como se veía en las fotos, y era linda, rodeada por animales y pasto verde. A el siempre le había fascinado el campo y ahora viviría en uno, lo cual lo ponía inmensamente feliz.

Samuel: Es muy bonito papá.-dijo sonriendo.-Puedo darle un recorrido?

Adolfo: Sera después ahora quiero enseñarte la casa completa ¿Qué te parece?

Samuel: Esta bien papá.-dijo sonriendo y ambos entraron a la grande casa.

Samuel la contemplo fascinado, la grande cocina, las acogedoras habitaciones, el salón en donde habitaba un pequeño pero muy lindo piano, la mesa de cristal que brillaba a la luz del sol, los grandes y lagos pasillos por los que podría correr a su gusto, todo estaba realmente acogedor, le encantaría vivir ahí y pasar sus mejores vacaciones.

Cuando terminaron de revisar todo el lugar su padre entonces si lo dejó salir para dar una vuelta con uno de los empleados, asegurándose de que no se perdiera, pero Samuel convenció al joven que lo acompañaba que lo dejara adelantarse ya que no le gustaba mucho ir acompañado.

Pero se detuvo cuando escucho como alguien le gritaba a otra persona y vio para ver si el joven lo veía cosa que no era así, por lo tanto decidió acercarse para ver lo que pasa encontrándose a una niña quien estaba siendo azotada por su padre, quien pretendía que lamentara su mala conducta, sin embargo la niña no parecía estar arrepentida.

###: Pobre de ti donde se te ocurra soltar el ganado de nuevo, porque te ira peor Andrea! Ya te he soportado muchas malcriadeces pero estoy harto, ya acabaste con mi limite, no hay dia en que no hagas una travesura!. Ahora espero por tu bien que te quedes aquí sino te volveré a pegar.-dijo enojado y salió de la pequeña casita, Samuel lo siguió con la mirada hasta que se metió a una hacienda grande e igual de hermosa que la de él, después miro a la niña la cual limpiaba sus lagrimas y decidió acercarse.

Samuel: Mi padre nunca me hubiera pegado.-dijo y ella volteo mirándolo de arriba abajo y después clavo su vista en aquella paja echada a perder mientras Samuel la miraba con pena y lastima.

Andrea: ¿Quién eres tu?

Samuel: Soy Samuel Gallardo, mi padre compro la hacienda de aquí al lado, y me trajo para pasar las vacaciones.-dijo acercándose a ella, sin embargo Andrea no se atrevía a despegar la vista de aquella abeja que amenazaba con pincharla.-¿Y tu quien eres?

Andrea: Me llamo Andrea, Andrea del Junco.

Samuel: Hablas raro, como si tuvieras algo atorado en la garganta, ¿Lo tienes?-pregunto y Andrea negó aclarando su garganta.

Andrea: No.

Samuel: Ahora si se escucha mejor. ¿Por qué no quieres mirarme?-pregunto entrando por una pequeña rendija y se acerco a ella.

Andrea: No puedo. Estoy vigilando a la abeja, ella quiere picarme y antes de que lo haga tengo que hacerle daño yo.-dijo y Samuel frunció el ceño.

Samuel: ¿Por qué no solo la alejas?

Andrea: Porque volverá a acercarse y querrá hacerme daño de nuevo, le prometí a mi madre que no permitiría que nadie me hiciera daño.

Samuel: ¿Quieres que la aleje por ti?-pregunto sonriendo y ella lo miro sorprendida.

Andrea: ¿Querrías hacerlo?

Samuel: Si.-dijo y se acerco con cautela mientras la abeja revoloteaba a su alrededor, después soplo suavemente y la abeja comenzó a alejarse saliendo por el hueco en donde el había entrado.-¿Ves? No es necesario hacer daño para evitar que te dañen.

Andrea: ¿No le tienes miedo?

Samuel: No, tu si?-pregunto y ella aclaro su garganta.

Andrea: Claro que no! Yo no le temo a nada.-dijo y Samuel sonrió.

Samuel: Todas las mujeres le temen a algo, son muy miedosas, tu debes de temerle a algo también, dime que es?-pregunto sonriendo y Andrea lo miro seria.

Andrea: Yo no le temo a nada. Soy muy valiente, papá siempre me deja sola de noche y yo nunca lloro, siempre me duermo tranquila y espero hasta el otro día para verlo. Soy una mujer muy muuuy valiente.

Samuel: Esta bien te creo ¿Cuantos años tienes?-pregunto y ella lo miro.

Andrea: tengo 12 y tu?

Samuel: 14, recién cumplidos. Bueno, ya me voy, sino mi papá seria capaz de castigarme o regañarme por desaparecer así como así, ¿Te puedo visitar mañana?

Andrea: Si, pero no vayas a mi casa, espérame aquí, en este lugar casi nadie viene. Mi papá es muy enojón y si vas a la hacienda te puede regañar muy feo.-dijo y Samuel asintió.

Samuel: Esta bien hasta mañana amiga.-dijo y Andrea sonrió por primera vez en toda su platica.

Andrea: Adiós.-dijo y Samuel salió para después irse...

Cuando por fin llego al pueblo, bajo del avión respirando el limpio y fresco olor a tierra, hace mucho que no respiraba algo tan puro como el olor a campo, esa sanación tan agradable que lo hacia sentir cosquillas en el estomago, y ese deseo por llegar y ver de nuevo a su padre y a todas las personas que quería pero sobre todo, ansiaba encontrarse a Andrea.

Samuel: Buenos días.-dijo cuando se subió a la camioneta que su padre habla rentado para él y saludo al chofer. 

Chofer: Buenos días.-dijo sonriendo y comenzó a manejar mientras el veía todo, sin embargo la camioneta se detuvo de golpe.-No puede ser...

Samuel: ¿Qué pasa?

Chofer: El ganado de esa señorita esta en la carretera, no podremos pasar hasta que ella lo quite y conociéndola lo veo difícil.-dijo y el frunció el ceño mirando a la joven la cual parecía algo molesta mientras le hablaba al ganado., al principió le pareció conocida pero después deshecho esa idea, tal vez una conocida del pueblo.

Samuel: Yo no tengo tiempo para esperarme hasta que ella termine con sea lo que sea que esta haciendo.-dijo abriendo la puerta del auto y salió dirigiéndose a la joven.-Señorita podría quitar a esos animales del camino por favor, que por si no se a dado cuenta están obstruyendo el camino.-le dijo y ella alzo la mirada observándolo por unos minutos, y después dibujo una sonrisa llena de burla.

###: ¿Así? Pues como ve que a mi ganado no le da la gana de quitarse...

CAMINOS UNIDOSWhere stories live. Discover now