24.-Viaje

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Samuel estaba en el cuarto terminando de guardar su ropa dentro de una de las maletas mientras Andrea estaba durmiendo. Sonrió y se acercó a ella para darle un beso en los labios, lo cual hizo que ella gimiera, adormilada y se diera la vuelta para taparse con la sabana.

Cuando Samuel se despertó, ella estaba a su lado, desnuda y abrazada a su cuerpo, fue el despertar más increíble y fabuloso que había tenido en toda su vida, nunca sintió tal emoción y tal alegría como despertar con ella desnuda a su lado.

Samuel: Andrea, ya nos tenemos que ir o nos dejara el avión.-susurro sobre sus labios y la volvió a besar.-Andrea, despierta.

Andrea: Déjame en paz.-susurro con fastidio.

Samuel: Si te dejo cuando te despiertes me querrás matar y no quiero, además seguro esto será otra discusión entre nosotros.

Andrea: No, te prometo que no, solo déjame dormir.

Samuel: Andrea... ¿de verdad no quieres irte de luna de miel? Es Alaska.

Andrea: ¿Me llevaras a Alaska? Es que quieres que me muera o que!?-grito incorporándose de repente y Samuel comenzó a reír.

Samuel: No es cierto, lo dije para ver si estabas muy dormida o solo era una de tus mañas, creo que acertó lo segundo.

Andrea: Tenia flojera de abrir mis ojos, solo eso, pero ya que.-dijo saliendo de la cama y Samuel recorrió su cuerpo sintiendo que una ráfaga de deseo lo envolvía.

Samuel: Tu papá llamo temprano.-dijo y se aclaró la garganta mientras pasaba la lengua por sus labios.-Me aviso que Diana y él habían hecho una maleta para ti y bueno supongo que ya la trae.

Andrea: Genial, entonces bajo y espero a que llegue con la maleta.-dijo caminando hacia la puerta.

Samuel: Andrea...-dijo cuando ella se disponía a abrir la puerta.

Andrea: Claro, estoy desnuda, lo lamento este suelo dormir con ropa.-dijo comenzando a reír y se metió al baño. Tapándose la cara con ambas manos.-Eso fue bochornoso.-susurro conteniendo la risa y prendió el grifo de la ducha.

Samuel bajo a la sala para hablar con su papá y despedirse de él, mientras Andrea buscaba que ponerse, pero había olvidado que esa no era su casa y que el vestido de su boda, Samuel lo había hecho pedazos. Suspiro recargándose sobre el respaldo de la cama y se tapó con las sabanas esperando a que entrara Samuel.

Los abrió examinando la habitación y los recuerdos llegaron a ella haciendo que se sintiera avergonzada, no podía creer lo que había hecho en aquella habitación, tampoco podía creer que lo volvieran hacer una segunda vez en la noche, ya consiente del todo y con más pasión y entrega que antes, Samuel la había hecho estremecer tan fácil que en determinados momentos a ella no le habría importado rogarle que la hiciera suya, de hecho lo hizo, no lo expreso con palabras pero si con su cuerpo, exigiendo y pidiendo más de Samuel.

Andrea: Si por supuesto, todo esto iba a ser tan fácil, solo entregar mi cuerpo y nada más, que idiota.

Samuel: ¿Por qué? -Pregunto entrando con una bandeja de fruta y un jugo.

Andrea: Mi vestido no está en condiciones para poder ponérmelo y no tengo más ropa.-dijo enojada.

Samuel: ¿No trajiste ropa de repuesto?

Andrea: Oh por supuesto, este ya sabía que tú podrías romperme el vestido y entonces vine preparada para ello.

Samuel: Ayer no parecías tan molesta mientras estabas en mis brazos.-dijo sonriendo.

Andrea: Ayer era ayer, hoy es hoy.-dijo y el claxon de un auto se escuchó.

Samuel: Seguro es tu papá. Quieres que baje o iras tú?

Andrea: Muy gracioso.-dijo y el bajo recibiendo a su padre e invitándolo a pasar, pidió que le llevaran algo de beber y subió para entregarle la maleta a Andrea.

Samuel: Te espero abajo.

Andrea: Muy bien.-dijo escogiendo la ropa que se pondría y Samuel salió del cuarto. Cuando por fin la escogió, se la puso, se arregló el cabello, y bajo para estar un tiempo con su padre, observando como Samuel platicaba muy gustoso con él y con Adolfo.

Samuel: Mi amor.-dijo levantándose y Andrea sonrió antes de que Samuel uniera sus labios con los de ella.

Andrea: Hola, buenos días.-dijo y todos le respondieron.-Papá, no esperaba verte por aquí.

Fernando: Quise despedirme de mi hija, ¿Se puede?

Andrea: Si, se puede.-dijo y acepto el abrazo de su papá sonriendo.

Samuel: No es por incomodar pero Andrea...nos queda poco tiempo para tomar el vuelo.

Andrea: Si, lo sé. Bueno papá, te voy a extrañar y cuídate cualquier cosa me marcas al número del hotel el cual yo te daré después.

Fernando: Muy bien.-dijo sonriendo.-Que te vaya bien.

Andrea: Así será.

Samuel: Bueno papá.-dijo estrechándole la mano y después lo abrazo.-Te cuidas.

Adolfo: Tú también hijo. Cuídate mucho.-dijo sonriendo y una de las empleadas bajo el equipaje de Andrea.-Bueno, que tengan una excelente luna de miel.

Andrea: Gracias.-dijo y lo abrazo.-Nos vemos papá...

Camino hacia el auto seguida por Samuel y cuando todo el equipaje estaba listo ambos partieron rumbo al aeropuerto.

Samuel no dejaba de mirar a Andrea, ella se había recargado sobre el asiento del coche y se había dormido casi al instante. Quería tener un futuro con ella, quería que fuera la madre de sus hijos, que los vieran crecer juntos, quería formar una familia a su lado, pero sabía que si no actuaba rápido esos sueños seria solo eso, sueños.

Ella suspiro, y él sonrió, quitándole un mechón de cabello que tenía en la frente, para después besar su mejilla, pensó en las palabras que le había dicho su padre después de la boda. "Si no la tomas como un negocio, ella te desfalcara" tal vez tuviera razón, tal vez ella era incapaz de amar, pero él no quería perder la esperanza, por lo menos no tan rápido.

Andrea: ¿Ya llegamos?-susurro habiendo los ojos y Samuel negó dibujando una sonrisa.

Samuel: ¿Hace cuánto estas despierta?

Andrea: No estaba durmiendo, solo cerré mis ojos, no me gusta mirar por la ventana me marea. ¿Qué tanto pensabas mientras me mirabas? Si piensas en matarme no sería muy inteligente, gastaste mucho en mí.

Samuel: No pretendo matarte, aunque hay momentos en los que quisiera hacerlo.-dijo y ella sonrió.

Andrea: Dime entonces.

Samuel: Nada, solo pensaba en que te veías sensacionalmente hermosa a la luz del día, que con la luz de las velas.-dijo pasando un brazo por los hombros de Andrea y ella frunció el ceño poniéndose seria y acomodándose en el asiento.- ¿Qué pasa? Dije algo malo.

Andrea: No, pero no necesito palabras bonitas, y no te comportes como un ligón ¿quieres? Este matrimonio es solo un acuerdo, y solo necesitamos ponernos cursis y románticos delante de amistades, familia o conocidos.

Samuel: No intentaba comportarme como un ligón Andrea. Es la verdad y antes no te molestaba que te dijera lo hermosa que eras.

Andrea: Antes cuando creía en palabras bonitas, y si solo es la verdad, simplemente con que lo digas es suficiente.-dijo quitando el brazo de Samuel y se arrincono al otro extremo, mirando por la ventana.

Samuel: Tanto te molesta que te toque.-pregunto triste, sin embargo ella no contesto.-Ayer no parecías enojada hasta creí...

Andrea: Ayer cumplía con un trato. –dijo y el sintió una opresión en su pecho.

Chofer: Señor Samuel, ya llegamos.-dijo y Samuel asintió.

Samuel: Bien entonces baje...-dijo pero antes de terminar Andrea abrió la puerta y salió, caminando junto al chofer para que él sacara las maletas.-No me voy a rendir, no sin dar batalla. Te amo y no me voy a rendir.-susurro mientras bajaba del auto y tomaba su maleta para ir junto a ella...

CAMINOS UNIDOSWhere stories live. Discover now