41.-Todo amor

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Samuel estaba sentando en la cama, habían pasado ya casi tres días desde que él estaba en el hospital, y en ese momento los médicos le habían dado de alta, quería llamarle y pedirle que fuera con él, tan solo para verla, pero estaba cansado de ser siempre él, el que tenía que rogar, posiblemente tenía la culpa por la forma en la que se portó con ella, pero Andrea tenía que entender que a nadie le gusta que traten feo a sus padres.

Escucho como la puerta del baño se abría y Andrea se asomó, entrando y mirando como él se estaba cambiando de pantalón.

Andrea: Déjame ayudarte.-dijo acercándose pero él se lo negó.

Samuel: Yo puedo solo, gracias por preocuparte.-dijo con reproche y ella lo miro enojada.- ¿A qué viniste?-pregunto sin mirarla a los ojos mientras intentaba poner su pantalón pero la herida que tenía le impedía agacharse.

Andrea: Bueno, me entere que hoy salías así que decidí venir por ti. No seas necio y déjame ayudarte que es obvio que no puedes solo.-dijo acercándose y comenzó a subir el pantalón de Samuel hasta su cintura para después abrocharlo.

Samuel: Disculpa las molestias, eso de venir hasta aquí solo para recogerme debió representar un gran fastidio para ti.-dijo mirándola, pero ella solo suspiro y tomo la camisa entre sus manos comenzando a ponérsela.

Andrea: Eso es lo menos que podía hacer por alguien que arriesgo su vida por mí, podre ser descarada, pero nunca una malagradecida.-dijo y comenzó a abrochar los botones de su camisa, hasta que él le tomo las manos.

Samuel: ¿Eso es lo único por lo que has venido?-pregunto mirándola a los ojos con intensidad.

Andrea: ¿A que más crees que haya venido?

Samuel: No sé, dímelo tú.-dijo acariciando la mejilla de Andrea y ella dibujo una leve sonrisa.-Perdóname, no debí hablarte de esa forma, ni decir todo lo que dije, tienes razón se supone que somos un matrimonio, pero...mi padre representa una parte muy importante en mi vida.

Andrea: Y entiendo eso, yo no te prohíbo que lo veas, o que tengas comunicación con él, pero no me obligues a que yo la tenga. ¿De acuerdo?-pregunto y él asintió.

Samuel: Si, pero nunca más me vuelvas a dejar tan solito. Sentía que me volvía loco cada día que pasaba y no sabía nada de ti, ese día cuando te fuiste, quise detenerte pero ni siquiera pude dar un paso sin sentir que mis piernas temblaban. Me sentía muy impotente y triste al no estar cerca de ti.

Andrea: Yo nunca podría dejarte solito, si estaba al pendiente de ti, y venia todos los días a preguntar por como estabas, pero estaba muy molesta como para entrar a verte, aunque debo confesar que me moría de ganas.-dijo sonriendo y lo tomo de la nuca para besarlo.

Samuel: ¿En dónde te estas quedando?-pregunto cuando ambos salían del baño.

Andrea: En casa de mi padre, me hubiera sentido muy incómoda durmiendo en casa de tu padre sin ti. Ni siquiera pude sacar mis cosas, lo bueno es que en mi casa tengo ropa. ¿Nos vamos?-pregunto abriendo la puerta y él asintió.

Ambos salieron bajando del segundo piso del hospital hasta recepción en donde Andrea firmo la salida de Samuel, después se dirigieron al auto y ella ayudo a Samuel para que entrara al auto, a decir verdad él se sentía muy bien, pero al verla tan atenta con él, prefirió no decir nada y dejar que lo ayudara en todo lo que se pudiera.

Samuel: ¿Qué paso con la casa?-pregunto mientras pasaban por ahí y Andrea sonrió.

Andrea: Ya es nuestra.-dijo y él la miro sorprendido.-Bueno como estabas malito, le dije al señor que yo me encargaría de todo, obviamente está a mi nombre pero pague con mi dinero así que me parece justo, además pienso compartirla.

CAMINOS UNIDOSWhere stories live. Discover now