27.-Insultos

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Andrea: ¡Ay no, no todas he! Hay una que tuvo suerte, tuvo mucha suerte de ser la querida de un señor muy importante, un señor tan importante que la compro como su esposa.

Samuel: ¡Ya es suficiente!-dijo y la sujeto fuerte del brazo sacándola casi a rastras del lugar.

Andrea: ¡Suéltame! ¡Eres un estúpido! ¡Que me sueltes!-grito mientras forcejeaba pero los tragos la tenían algo mareada como para poder defenderse bien.

Samuel: ¡Entra!-grito abriendo la puerta del auto y Andrea se recargo sobre el carro.

Andrea: No quiero.-dijo seria y él se acercó a ella.

Samuel: Entra o te meto a la fuerza.

Andrea: ¿Serias tan patán?-dijo mirándolo enojada y Samuel le tomo del brazo.- ¡Suéltame Samuel!

Samuel: Te dije que lo hicieras por la buena y no quisiste.

Así que el la subió al coche y el chofer manejo hasta llegar al hotel, sin embargo ella no dejaba de forcejear y de luchar en todo el camino. Cuando llegaron al hotel, ella comenzó a patalear y lanzarle golpes pero él la sostuvo de la cintura y la alzo en brazos mientras todos los presentes observaban la escena.

Samuel: ¡Ya estuvo bueno Andrea!?-dijo enojado cuando entraron al cuarto.

Andrea: ¡Eres un miserable! Esa no es forma de tratar a una mujer!-grito con las mejillas enrojecidas del enojo.

Samuel: No más que tú. ¿Qué pretendías al hacerme quedar como un imbécil delante de todos?

Andrea: ¡Nada! ¡Solo decía la verdad! ¿O acaso no soy afortunada de que alguien tan poderoso como tú me comprara?

Samuel: Si, y tu aceptaste, así que no lo digas como si te pesara, que tú eres una reina en "relaciones publicas" como dijiste. Por eso te escogí, eres la única capaz de venderse.-dijo y ella tenso la mandíbula.

Andrea: ¡Por supuesto que sí! ¿Pretendías que estuviera contigo por otra cosa que no fuera dinero? Para mí, tú sin dinero no me sirves de nada Samuel, no dudaría en dejarte, como deje a Paul.

Samuel: ¡A ese imbécil ni lo menciones! No seas tan cínica, que se perfectamente que te viste con él, el día de nuestra boda, ¿dime fuiste tan zorra como para acostarte con él?-dijo y ella frunció el ceño.

Andrea: ¡¿Qué?!-pregunto confundida.

Samuel: ¡No finjas! Una semana antes de la boda te veo besándote con él y haciendo un trato para que no dijera nada, y el día de la boda ni tú ni el llegaban, ¿Dime, el trato era acostarte con él para que no dijera nada? ¿Así de fácil eres?-dijo y ella sintió como si la hubiera abofeteado. Se sintió herida y humillada, sin embargo tomo fuerzas para respirar y contestarte con toda la calma que fuera posible.

Andrea: Por supuesto que sí Samuel, me iba a casar contigo así que quería un bonito recuerdo ¿y sabes? Hmmm que rico recuerdo obtuve, Paul es todo un hombre, y todo un maestro.-dijo y Samuel la tomo de los brazos uniendo sus labios a los de ella con violencia.

Samuel la besaba con desesperación, con pasión y dureza a la vez mientras la estrechaba entre sus brazos, mientras ella se retorcía entre los fuertes brazos de Samuel tratando de separarse de aquel beso, pero era inútil, tan pronto la lengua de él entro a su boca los estremecimientos llegaron a su cuerpo.

Andrea: Sueltame.-susurro apenas despegando sus labios y el la tomo de la nuca para besarla de nuevo.

Ella se debatió, reclamo, lucho todo lo que pudo pero la fuerza de Samuel era mayor a la suya, su cuerpo la traicionaba y era como si no tuviera control con respecto a sus emociones, cuando Samuel le bajo los tirantes del vestido, sus senos salieron disparados hacia él, y bajo la cabeza para succionar uno de los pezones logrando que Andrea soltara un pequeño jadeo.

La tumbo sobre la cama sin que ella se opusiera, pero cuando le alzo el vestido hasta la cintura ella volvió a oponerse.

Andrea: ¡Quítate de encima!-dijo tratando de empujarlo pero él le tomo las manos y las subió por encima de su cabeza, dejándola inmóvil.

Samuel: Tranquila, si tanto me repugnas puedes pensar que soy Paul.-dijo con desprecio y antes de que ella pudiera defenderse él la volvió a besar.

La aplastaba con su cuerpo musculoso mientras la besaba intensamente y apresaba sus labios cada que podía, mordisqueándolos y succionando con tal pasión que empezaban a causar molestias para Andrea. Samuel atrapo una de sus piernas y la levanto poniéndola en tono a su cintura mientras torpemente buscaba su entrada.

Cuando por fin la encontró la penetro profundamente.

Ella jadeo de placer e inconscientemente aflojo la fuerza con la que quería quitárselo de encima, él lo supo y entonces le soltó las manos tomándola de la cintura, las uñas largas se clavaban en la espalada y brazos de Samuel, mientras este se movía con fuerza, profundidad y rapidez dentro de su cuerpo, Andrea abrió los ojos vidriosos y los clavo en el rostro de Samuel quien estaba rígido de pasión, el también le sostuvo la mirada y ella no pudo evitar llevar sus manos hasta él cuello y jalarlo para ahora se ella la que lo besara con pasión e intensidad.

Ambos estaban jadeantes, sin aliento, con las piernas fuertemente enroscadas, el besaba su cuello con desesperación mientras ella tenía la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados.

Andrea grito cuando sintió como el torbellino de emociones se hacia más y más fuerte hasta que el éxtasis total llego a ella, y se dejó caer sin fuerzas sobre la cama, Samuel también se estremeció en ella y luego de un instante Andrea sintió como la llenaba por completo dejándose caer y girando hasta quedar del otro extremo de la cama.

Ambos se quedaron sin decir nada durante unos minutos, Andrea estaba con la mente perdida y llena de confusión, ya no sabía cómo hacer para lograr odiar a Samuel, entre más cerca lo tenía más difícil era para ella defender esas barreras que mucho tiempo atrás había alzado. Cerro los ojos, suspirando y tragando en seco, sintiendo un sabor amargo en la boca y después Samuel se levantó de la cama abrochándose los pantalones.

Noto que la miro, sin embargo ella no alzo la mirada, no podía hacerlo, si hacia eso el vería la pasión y emoción que había en sus ojos, y eso era algo que ella no podía permitir. Solo se llevó las manos a la cintura y se bajó el vestido, después coloco los tirantes y quedo vestida.

Tenía vergüenza, ni siquiera se habían desnudado. Nunca lo había hecho de tal forma y no le parecía algo agradable, al contrario, se sentía como una verdadera zorra.

Samuel: Esto fue realmente fantástico.-dijo el mientras se quitaba la corbata y la miraba sin ninguna expresión.-Dime ¿Te lo enseño Paul? ¿O son solo los años de experiencia?

Fue como un golpe bajo para Andrea, todo su cuerpo se puso rígido y tenso al momento y los ojos comenzaron a relampaguearle de furia e indignación. Sus pupilas se oscurecieron llenas de odio y el la miro fijamente, sosteniéndole la mirada de la misma forma.

Andrea: Solo años de experiencia, aunque Paul también tuvo que ver en eso. Deberías agradecerle.-dijo dibujando una sonrisa burlona y Samuel apretó los puños.

Samuel: ¡Me das asco!-exclamo con rabia y ella sonrió.

Andrea: Cariño, me encanta la manera en la que te doy asco.

Samuel iba a insultarla, deseaba hacerlo porque sentía que iba a explotar, apretó los puños enterrando las uñas en sus palmas y la miro con odio mientras ella lo miraba de una manera desafiante. Quería hacerle pagar de alguna forma todo lo que le había hecho, lo que estaba sintiendo en ese momento al saber que no solamente había sido mujer de Paul, sino de muchos más, pero estaba harto de pelear con ella y de que su relación fuera cada vez peor, así que solo salió de ahí dejándola sola, se arregló el cabello y salió del cuarto. Sintiendo deseos de matar al primero que se le cruzara en el camino.

Andrea escucho como se cerraba la puerta, y su labio inferior comenzó a temblar, se recargo sobre el respaldo de la cama y cerrando sus ojos dejo que sus lágrimas contenidas comenzaran a surgir cayendo por sus mejillas.

Hace mucho que no lloraba, no le gustaba hacerlo, pero ya no podía soportarlo más...

CAMINOS UNIDOSWhere stories live. Discover now