44.-Sorprendido

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Samuel estaba llegando a la casa de su padre, lo había notado muy preocupado cuando le hablo por teléfono y decidió ya no esperar más, sabía que Andrea seguramente se enojaría con él, pero tenía que comprender que no iría a ver a su padre sino a tratar negocios relacionados con la hacienda. Que aunque no quisiera aún seguía siendo de él.

Entro a la hacienda y una de las empleadas lo dirigió a donde estaba su padre, entro al despacho y lo miro sentado, entro y Adolfo comenzó a hablarle de algunos problemas que se habían presentado con los asociados, los empleados estaban inconformes con el trato hacia ellos y estaban haciendo huelgas, también le planteo las posibles consecuencias que habría si ellos dejaban las cosas como estaban y entre los dos comenzaron a buscar una solución.

Andrea por su parte estaba en la recamara checando los estados de cuenta de su padre y también algunos tratos que había hecho con respecto a la compra de ganado, no encontraba nada desagradable sin embargo, notaba algunas fallas que podrían poner en peligro el estado financiero de su padre, pero solo eran cosas insignificantes que se podrían arreglar.

Empleada: Señora, ¿se le ofrece algo?-pregunto una de las empleadas cuando entro al despacho y la miro recargada sobre el respaldo del asiento.

Andrea: No gracias, ya me iba a dormir. ¿Por qué no haces lo mismo? Es tarde.-dijo y la empleada asintió.-Puedes retirarte.

Empleada: Permiso.-dijo saliendo del estudio y Andrea suspiro cerrando los ojos y tocando su vientre.

Andrea: Bueno, pues yo quería esperar a tu padre, pero al parecer la junta que tuvo con tu abuelito demorara más de lo que me imaginaba, así que mejor vámonos a dormir ¿si?-pregunto dibujando una ligera sonrisa mientras cerraba la laptop y salió del despacho subiendo a la habitación, se desvistió quedándose en ropa interior, se puso la bata y después se metió a la cama.-Sé que no te he hablado mucho, pero no estoy segura si escuchas o es puro cuento de la gente, y bueno si de verdad me puedes escuchar, eres lo mejor que me ha pasado, junto a ti comenzara mi aventura de ser madre y lo agradezco, no te prometo ser una buena madre, porque...creo que aún no logro ser una buena esposa, pero si te puedo asegurar que te amare por encima de todo, te amare incluso más que como me amo a mi misma.

Samuel: ¿Incluso más que a mí?-pregunto y ella alzo la vista sintiendo sus mejillas arder, logrando que él sonriera levemente.-¿Qué pasa? ¿Te da pena que te haya escuchado?

Andrea: No es agradable escuchar conversaciones ajenas. ¿No te lo han enseñado?

Samuel: Si, pero te veías tan adorable que no me pude contener.-dijo quitándose la camisa mientras hacia las sabanas a un lado.

Andrea: ¿Por qué tardaste tanto?-pregunto y el disminuyo su sonrisa.

Samuel: Surgió un problema con uno de los hoteles de mi padre. Los empleados están inconformes. Quieren un aumento de paga y horarios menos pasados, en fin.-dijo metiéndose a la cama quedando cerca de Andrea.

Andrea: ¿Y porque no les dan lo que quieren?-pregunto mirándolo y él se alzó de hombros.

Samuel: Cuando le das a una persona lo que quiere a manos llenas, se acostumbra. Lo más razonable es llegar a un acuerdo que beneficie a ambos, ellos tienen que entender que son empleados y no dueños. Además nosotros no somos injustos, creeme.

Andrea: Te creo.-dijo acariciando su mejilla y él la beso.

Samuel: Eres una buena esposa.-dijo colocando un mechón de su cabello detrás de la oreja.-Nunca lo dudes.

Andrea: Pudiste haber tenido una mejor.-dijo acariciando su pecho y él le alzo la barbilla para que lo mirara a los ojos.

Samuel: Yo no quiero a alguien mejor, te quiero a ti, porque eres la única persona a la que amo más después de cada discusión.-dijo sonriendo y ella sintió unas ganas estúpidas de echarse a llorar.

CAMINOS UNIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora