49.-Disgusto y pelea

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Samuel miraba a Paul con molestia, pero también estaba sorprendido por todo lo que le dijo sobre que era el nuevo encargado de la empacadora, y también el vicepresidente, no podía creer que su padre fuera capaz de quitarle el cargo para dárselo a él, y la verdad no era justo. Eso era lo que más le molestaba pero ya estaba hecho y tampoco le iba a rogar, ni dejaría a Andrea por capricho de su papá.

Samuel: No puedo creer que mi papá te haya elegido a ti como vicepresidente de todo, pero si esa es su decisión, ojala no le falles.

Adolfo: No lo hará. Estoy seguro que Paul si sabrá ser un buen hijo, y también será agradecido.-dijo acercándose a ellos, y esas palabras fueron como un balde de agua fría para Samuel.

Samuel: Yo también he sido agradecido, pero...

Adolfo: Pero nada, tú me fallaste desde el momento que te importo más tu mujer que yo, que tu familia, por eso sinvergüenza no solo perdiste a tu primo, y a mí, sino que también todo lo que pudo ser tuyo, a ver que otra cosas pierdes gracias a ella Samuel.

Samuel: ¿Por qué la odias tanto? No comprendo porque te ensañas tanto con hacerme la vida imposible solo porque estoy con Andrea. ¡Porque no entiendes que ella es mi felicidad!?

Adolfo: Porque su familia no es de fiar, porque terminaran haciéndote daño hijo, yo se lo que te digo, pero como no me quieres hacer caso a la buena, no me dejaste otra alternativa que hacerte ver las cosas desde otra perspectiva.

Samuel: Andrea me querrá sin dinero o con él y a mí no me importa el dinero y lo sabes.-dijo mientras Paul lo miraba con una sonrisa triunfal.

Paul: Eso lo dice ahora, pero yo la conozco de más años que tú, y muy bien.-dijo mordiéndose el labio.-Estoy seguro que apenas se harte te dejara, porque así es ella, Andrea no piensa con él corazón, sino con la cabeza, como las zorras.

Samuel: No hables así de ella.-dijo acercándose pero Paul movió la mano para que los trabajadores llegaran a sujetarlo. –Suéltenme.

Adolfo: No quiero escándalos aquí Samuel, y no vas a acercarte de nuevo, no te quiero por aquí ni por mis tierras, tú ya elegiste a esa mujer, pues vete con ella.

Samuel: Sabes que esto es injusto, pero si lo haces para que la deje, nunca será así, yo jamás voy a dejarla y menos por tu dinero.

Paul: Pues que te aproveche.-dijo con una sonrisa burlona.-Ah, por ahí te encargo a mi hijo, cuídalo mucho y dile a Andrea que lo trate bien.

Samuel: ¡Infeliz!-dijo tratando de golpearlo pero los trabajadores lo sujetaron de nuevo.

Paul: Sáquenlo, no queremos estorbos.-dijo sonriendo mientras jalaban a Samuel para sacarlo.

Samuel: ¡Suéltenme! ¡Que me suelten! Yo puedo irme solo.-dijo y lo soltaron mientras miraba con decepción a su papá...



Andrea estaba acostada aun, no se sentía bien, le dolían los pies y estaba cansada, no había hecho mucho desde que Samuel se había marchado pero, el agotamiento estaba presente, por otra parte también quería ir a ver a su padre para apoyarlo en lo que pudiera, su amiga la había dejado preocupada cuando le dijo que su papá tenía mucho trabajo y últimamente lo había descuidado mucho, si se encargaba de los negocios de la hacienda, pero por lo regular lo atendía todo desde su casa.

Escucho que un auto se estacionaba en la entrada de la hacienda y se levantó para ver quién era el que había llegado, desconcertándose un poco cuando vio que Samuel salía del auto, y estaba notoriamente molesto.

Andrea: ¿Samuel?-pregunto mirando cómo se dirigía al despacho pero él no le contesto, por lo que termino de bajar las escaleras y entro, viendo cómo se servía un trago de coñac.-¿Estas bien?-volvió a preguntar, pero era como si él no la escuchara, se sentó en la silla del escritorio y suspiro frustrado mientras bebía de su coñac.-Samuel ¿Qué te pasa porque estas tomando?

CAMINOS UNIDOSWhere stories live. Discover now