19.-Sorpresa

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Andrea estaba llegando al hospital, estaba furiosa y frustrada, también tenía muchas ganas de ponerse a llorar al tiempo que mataba a alguien, acababa de hablar con el detective que contrato para encontrar a su mamá y como siempre, no había conseguido rastros de ella, inclusive había renunciado a seguir buscándola. "Tome su dinero señorita, yo le recomiendo que ya no insista más en eso, es como si se la hubiera tragado la tierra" esas fueron las palabras del detective antes de irse.

No quería echarle la culpa a su papá pero, ¿Cómo hacerle cuando el era el único responsable? Fernando había echado a su mamá de la hacienda prohibiéndole acercare a la hacienda, la había amenazado de muerte, en ese tiempo su padre era el hacendado más importante del pueblo y...era feliz. Ahora no era más que un viejo amargado, que también le estaba amargando la vida a ella.

Andrea: Hola ¿Puedo pasar?-pregunto cuando abrió la puerta en donde estaba su padre y este alzo la mirada observándola durante unos minutos.-No me digas que perdiste la memoria porque sería el colmo.

Fernando: No, pasa.

Andrea: ¿Y cómo te sientes?

Fernando: Bien, y no quiero que me trates como un enfermo ¿está bien?-pregunto y Andrea suspiro.

Andrea: No te preocupes papá, que no tengo intensiones de cuidarte y consentirte, tengo cosas más importantes que hacer que cuidar a un viejito con achaques de la vida, solo vine por ti para que nos vayamos a la hacienda.

Fernando: ¿Viejito?-pegunto ofendido y Andrea disimulo una sonrisa.

Andrea: Si, no me digas que te ofenderás, padre comprende que ya no estás en edad para que te llame muchacho. Ahora vístete que nos tenemos que ir, a menos que quieras otro día aquí.

Fernando: No.

Andrea: Vamos entonces.

Fernando: ¿A ti que te pasa?

Andrea: ¡Que no todo el tiempo estoy de humor para soportar tu amargura, está bien! Desperté de malas y tú me amargas más el día con tu humor de los mil demonios.

Fernando: El detective no te dio noticias sobre tu madre ¿verdad?-pregunto y ella se sentó en la cama bajando su mirada al suelo.

Andrea: No. Me dijo que es como si se la hubiera tragado la tierra, que dejara de pagarle porque no creía encontrarla nunca.

Fernando: Se dio por vencido.

Andrea: Si, y ¿sabes qué? Yo también, estoy harta de tener que buscar siempre a las personas que quiero y llevarme decepción tras decepción.

Fernando: Lo siento hija.

Andrea: No más que yo, créeme papá.-dijo mirándolo con rencor.

Fernando: Andrea...

Andrea: Te espero afuera.-dijo y sin más se dirigió a la salida, esperando hasta que él saliera para ayudarlo y meterlo al auto.

Fernando: ¿No dirás nada?-pregunto mientras Andrea conducía y ella lo miro.

Andrea: Supongo que lo siento.-dijo y Fernando sonrió.

Fernando: No esperaba oír eso pero...no te preocupes, perdonada.

Andrea: Papá, me voy a casar con Samuel.-dijo y su padre sonrió mientras miraba por la ventana.-¿No me dirás nada?

Fernando: Sé que tú y él se aman, seguro serán felices así que no hay nada que decir, estoy tranquilo, y no le deseo buena suerte a las ganadoras.-dijo y Andrea sonrió.

Andrea: Que lindo...



Samuel estaba montando a caballo, hace mucho no lo hacía y vio una buena oportunidad ese día, Andrea había aceptado todo lo del contrato sin ninguna objeción y eso le alegraba pero también lo irritaba, desde que se tomaron el tiempo en hablar de eso, Andrea lo único que pedía era la fecha del divorcio y cuando ganaría casándose con él, lo que lo llevaba a pensar que solo quería su dinero y que deseaba que el matrimonio acabara lo más pronto posible.

Tenía que cambiar eso, si las cosas salían como el esperaba o como él pretendía hacerlo, no le tenía que dar el 60% de todo lo suyo ya que jamás se separarían. Aún tenía la esperanza de que ella se enamorara de él y le importara muy poco su dinero.

Karen: ¡Samuel!.-grito y él se volteo para mirarla.

Samuel: Hola.-dijo bajándose del caballo y acercándose a ella.-¿Qué haces aquí?

Karen: Bueno...habíamos quedado en desayunar juntos y no pasaste por mi.

Samuel: Oh si, lo siento mucho Karen, se me paso, ayer tuve un día difícil.-dijo rascándose la cabeza apenado.-Pero te parece su vamos a la hacienda, me arreglo y nos vamos?

Karen: Lo que pasa es que no traje auto Samuel.

Samuel: No te preocupes, te llevo en el caballo. Ven.-dijo sonriendo y le tomo la mano.

Karen: Pero nunca he montado, no sé si pueda hacerlo bien, además los caballos me dan miedo.-dijo estrechando con más fuerza la mano de Samuel y metiendo sus dedos entre los de él.

Samuel: No te preocupes, te voy a cuidar. Ven aquí, es fácil, solo pon tu pie en el estribo e impúlsate hasta quedar sentada.-dijo señalándolo y Karen lo intento pero no lo logro.

Karen: No, no puedo Samuel, mejor cárgame ¿si?

Samuel: Mira, mejor me subo y te jalo para que puedas subirte también.-dijo y se montó.-Viste como lo hice, tu puedes hacer lo mismo.

Karen: Ok.-dijo y repitió el mismo movimiento tomando la mano de Samuel y sentándose.-Si! Lo hice.

Samuel: Muy bien, vámonos.

Karen: No, espera, ¿estás seguro que no nos caemos?-pregunto abrazándolo y subiendo sus manos a su pecho.

Samuel: No, no nos caemos.-dijo sonriendo y comenzó a cabalgar hasta llegar a la hacienda.-Bueno llegamos, ahora te ayudo a bajar y después subo a arreglarme.

Karen: Bien.-dijo bajando con la ayuda de Samuel y ambos se metieron a la hacienda.

Samuel dio una ducha rápida y se cambió de ropa, si bien, tenía ganas de pasar por la hacienda de Andrea, al fin de cuentas Karen ya sabían que eran novios, pero no quería verse como un rogón y tampoco quería que Andrea pensara que lo tenía en sus manos, aunque así fuera.

Samuel: Estoy listo.-dijo bajando las escaleras y Karen sonrió.

Karen: ¿Y se supone que eso hiciste en 15 minutos? Eres rápido poniéndote guapo.-dijo y Samuel sonrió.

Samuel: Gracias ¿Nos vamos?

Karen: Si.-dijo y ambos se fueron.

Durante el camino se fueron platicando tanto de los planes que tenía Samuel, como los que tenía Karen, compartieron gustos y Samuel se dio cuenta que tenía muchas cosas en común con ella. Pero la sonrisa que tenía con la plática se borró en cuanto paso por la tienda de regalos y vio a Paul y Andrea.

Karen: ¿No es esa Andrea?-pregunto y él detuvo el auto.

Samuel: Si, y parece que él la está molestando.-dijo y salió azotando la puerta, iba a llamar a Andrea pero se quedó paralizado al ver como Paul la tomaba de la cara y la besaba.

Paul: Oh Samuel, que sorpresa, no esperábamos encontrarte aquí.-dijo divertido y Andrea volteo mirándolo aterrada.

Samuel: Lo mismo digo, es una gran sorpresa, esto si no me lo esperaba Andrea...

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