17.-Recuerdo

1.6K 164 33
                                    

Andrea sentía un sabor amargo en la boca mientras estaba casi muerta de la preocupación, lo único que podía hacer era pedir a quien fuera que su papá se salvara, lanzo una mirada hacia la puerta principal del hospital mientras llegaba y subió las escaleras a toda prisa para poder entrar, se dirigió a donde estaban las enfermeras preguntándole por la salud de su padre y ella le dijeron donde se encontraba el medico de su padre, para que pudiera preguntarle.

Medico: El señor ha sufrido un pre-infartó. Afortunadamente ya hemos logrado estabilizarlo pero aun no son un echo sus respuestas hasta pasadas 12 horas. Tenemos que ver cómo reacciona a mañana.

Andrea: Entiendo. ¿Pero...estaba bien no? Es decir no se morirá?-pregunto y el medico sonrió.

Medico: No Andrea, no se morirá, tienes padre para unos años más.

Andrea: Eso espero.-dijo más aliviada y se sentó en unos de los asientos de la sala.-Puedo verlo?

Medico: Mañana.

Andrea: ¿Y si mañana no reacciona como se espera?

Medico: Entonces cuando se reponga, pero no te preocupes, estoy seguro que estará bien.-dijo sonriendo.-Permiso Andrea.

Andrea: Propio.-dijo recargo su cabeza sobre el respaldo del asiento, cerrando sus ojos y suspirando.

Sí que había llevado un buen susto cuando le dijeron que su padre estaba mal, afortunadamente todo se había calmado. Y aunque su padre fuera un viejo ermitaño amargado, ella lo quería y le alegraba el hecho de que estuviera fuera de peligro. Sin darse cuenta comenzó a sentir sus parpados pesados y sin más se durmió...

Samuel estaba saliendo de su casa, había pasado una mala noche después del encuentro con Andrea, trato de olvidarlo nadando un rato en el manantial pero no lo consiguió y mejor decidió irse a su casa para tratar de dormir, pero tardo mucho en por fin caer rendido, despertó teniendo en mente lo que haría ese día y que cosas podría hacer para ayudar a su padre con todo en la hacienda, quería progresar, que sus terrenos no solamente los conocieran en todo el país, sino en todo el continente, y porque no, en todo el mundo. Tenía negocios en el extranjero con amigos y seguro eso ayudaría, sin contar la cantidad de conocidos que tenía en Asia y el norte de Europa.

Fue a la cocina para ver que habían preparado de comer pero antes de entrar escucho la voz de Paul llamándolo y no tuvo de otra más que voltearse.

Samuel: ¿Qué quieres Paul?-pregunto con fastidio.

Paul: Necesitamos hablar.-dijo acercándose a él y Samuel lo miro dibujando una ligera sonrisa al verlo.

Samuel: ¿Qué te paso en la nariz?-pregunto sonriendo y Paul lo ignoró acercándose a él.

Paul: Andrea termino conmigo.

Samuel: ¿Así? Que mal. Eso te pasa por enredarte con quien no debes.

Paul: Se que fue por ti, o me lo negaras? Hay personas que los vieron entrar a un hotel, la vez que no llegaste a dormir. ¿Se acostaron? Dime que le dijiste para que me dejara.

Samuel: Ay por favor, si ella te quisiera aunque yo le haya dicho lo que sea ella se iba a quedar contigo, pero no fue así y si te dejo es porque no le interesas. Ella nunca te amo y no sabes lo que disfruto el saber eso.

Paul: Puede ser, pero tampoco te amó a ti, de lo contrario te hubiera esperado o hubiera respondido a las cartas que le enviaste durante años. Y hablando de eso ¿sabes que hacía con ellas? Las rompía burlándose de ti o las leíamos juntos después de hacer el amor.

Samuel: Eso no es cierto.-dijo sintiendo una opresión en el pecho.

Paul: No sé porque motivo no me respondes, pero quiero decirte que mi corazón aun te extraña, jamás olvidare el momento en el que te entregaste a mí diciéndome que me querías.-dijo con burla mientras Samuel enfurecía.-No sabes cómo se reía de las cursilerías que le decías y tú eras tan iluso que seguías y seguías enviándole cartas.

CAMINOS UNIDOSOnde histórias criam vida. Descubra agora