16.-Recuerdos revividos

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Andrea: ¡Pero cuál es tu maldito problema!-grito mientras perseguía a Samuel.

Afortunadamente las palabras de Samuel, Andrea las había hecho pasar como una broma delante de Karen, pero sabía muy bien que ella no era tan idiota como para creer que ellos dos pudieran bromear de esa forma, además las palabras de Samuel habían encajado tan bien que dudaba que eso fuera una buena excusa.

Se sintió apenada, por primera vez en su vida, y también humillada, sabía que cosas así le esperaban con Samuel y lo peor era que todavía no estaban casados.

Andrea: ¡Samuel! Te estoy hablando! Tu sabes lo que esa tipa ira a decir de nosotros, estoy segura que dentro de unas horas todo el pueblo lo sabrá!-grito y Samuel se detuvo.

Samuel: ¿Y eso en que te afecta? ¡Dime!-grito enfadado también.-Entre más rápido lo sepan mejor ¿O qué? Te afecta que Paul se entere sin que antes tú se lo hayas dicho?

Andrea: ¡Sí! Pensaba quedar en buenos términos con él, pensaba convencerlo de que lo mejor sería decirle a cualquier persona que terminamos porque ninguno de los dos nos amábamos, ahora él seguro le dirá a las personas que yo soy la desgraciada y quedare como una bruja ante todos.

Samuel: ¿Y no lo eres?-pregunto y ella lo miro enojada.-Además yo pensé que no te preocupabas por lo que los demás dijeran de ti.

Andrea: Una cosa es que hablen de mí, cosas que no pueden comprobarse y otra muy distinto que sea realidad.

Samuel: ¿Y cómo pretendías convencer a mi primo? Acostándote con él?

Andrea: ¿Y porque no?-preguntó retándolo y Samuel la miro con recelo.

Samuel: Quedamos en un acuerdo Andrea, fidelidad recuerdas.

Andrea: Acuerdo que tú no has cumplido. Crees que no me di cuenta que esa estúpida estaba a punto de besarte, y tú no hacías nada.

Samuel: ¿Así que por eso disparaste?-pregunto dibujando una sonrisa.- ¿Estabas celosa?

Andrea: Por favor, de ella? No, lo que me enojo es que quisieras burlarte de mí, y ya no Samuel, no soy la misma estúpida que era antes, pudiste haberte burlado de mí, pero ahora las cosas son distintas.

Samuel: ¿Burlado de ti? Pero vaya que eres cínica, que yo recuerde tú fuiste la única que se burló de mí. ¡No me esperaste! Y prometiste hacerlo.

Andrea: Si, bueno las cosas nunca son como esperábamos. Además, tuviste a muchas mujeres, supongo, no tuviste tiempo para extrañarme.

Samuel: Tú lo has dicho, quien iba a extrañar a una campesina loca y sin modales cuando tenía a mi lado mujeres de todo el mundo.

Andrea: ¡Infeliz!-dijo alzando la mano para bofetearlo.

Samuel: ¿Qué paso? Te duele la verdad?-pregunto tomándola de la cintura y acercándola a él.-¿Te duele saber que nunca has significado nada para mí?

Andrea: No, no me duele, porque tú tampoco has significado nada para mí, por eso mientras tú te revolcabas con cuanta mujer se te cruzaba, yo lo hacía con tu primo, y no sabes cómo lo disfrutaba. Era mucho más hombre que tu.-dijo y Samuel la estrecho más contra su cuerpo y unió sus labios a ella con violencia.

Andrea intento separarse, pero Samuel la tenía abrazada por los brazos y no podía zafarse por más que lo intentaba, forcejeaba e intentaba utilizar sus piernas para hacerle daño pero él, a pesar de todo no la soltaba, la lengua de Samuel hizo tanteos de entrar a la boca de Andrea y le rozo los dientes que ella mantenía fuertemente apretados.

Samuel la recargo sobre un árbol con tal fuerza que Andrea soltó un quejido de dolor y abrió la boca del golpe permitiéndole a Samuel que consiguiera lo que él deseaba. Los labios de Samuel se aplastaron contra los de ella y la beso con desesperación mientras la lengua penetraba las dulces profundidades de su boca, provocándole cosquillas en la lengua con la punta de la suya y haciendo que Andrea gimiera.

Escuchar el gemido de Andrea para Samuel era como regresar a lo maravillo que era antes de su partida, hace tanto que no escuchaba ese agradable sonidito que en un tiempo atrás lo paralizaba y hacia que su cuerpo se estremeciera, ahora comprobaba que seguía teniendo el mismo efecto.

Andrea odiándole por usar la fuerza, decidió no ser la única que quedara vencida, y comenzó a mover sus labios en sincronía con los de él, podría reconocer el hecho de que había perdido ante la fuerza de Samuel, pero jamás lo aceptaría ante él, y no teniendo otra opción se entregó al beso, no solo dejando que el la besara con pasión e intensidad, sino también correspondiendo a ello. Sintió las manos de Samuel soltándola y bajando de sus hombros a sus pechos, acariciando los pezones por encima de la blusa, logrando que estos se endurecieran de pasión. Ella también tomó las riendas, acariciando su pecho y subiendo hasta su cabello metiendo las manos entre este y jalándolo cada que él la apretaba contra su cuerpo, haciéndola sentir su excitación. Hasta que de pronto se separó de ella dejándola agitada y desconcertada por todo lo que acababa de pasar.

Andrea: ¿Qué ocurre?-pregunto regresando a la realidad poco a poco.

Samuel: Te demostré que Paul no pudo ser mejor que yo, y me respondiste tan bien...mejor que lo que yo esperaba, parece que nos vamos a entender muy bien, si te hago sentir así con unas simples caricias, que será en la cama bajo mi cuerpo.

Andrea: Eres un cerdo miserable...y por supuesto que no disfrute. Pero no tenia de otra, utilizaste la fuerza sobre mí.

Samuel: Deja de mentir que sabes muy bien que eso conmigo no va. Te conozco y sé que disfrutaste al igual que yo. Porque no te voy a mentir, eres una mujer muy intensa amorcito.

Andrea: ¡Deja de decirme así!-grito y Samuel dibujo una sonrisa.-Estúpido.-susurro levantando la escopeta que se le había caído y comenzó a caminar hacia su caballo, montándose sobre él.

Samuel: Mañana te espero a primera hora en la hacienda, tenemos que ponernos de acuerdo sobre muchas cosas.-dijo sonriendo y ella lo miro enojada para después irse...

Estaba harta y enfadada de todo y de todos, de la indiferencia de su padre, de la despreocupación de su madre hacia ella, de Samuel y por su puesto de ella misma, había prometido olvidarlo, desde que lo vio en ese restauran besando a otra había prometido olvidarlo y nunca más sentir nada por él, y ahora estaba fallando, como una estúpida enamorada le hacía escenas de celos y eso él lo estaba utilizando muy bien, había jurado ignorarlo y jugar con él así como Samuel había jugado con ella y ahora no estaba cumpliendo nada. Llego a la hacienda y frunció el ceño al ver que varios hombres y algunas de las empleadas la estaban esperando en la entrada.

Andrea: ¿Qué pasa?-pregunto aun subida en el caballo y uno se acerco a ella.

Empleado: Señorita, su padre se desmayo mientras nos daba instrucciones y tuvimos que llevarlo al hospital del pueblo.

Andrea: ¿Que?-pregunto sintiendo que la respiración se le iba y sin escuchar más dio la vuelta y comenzó a cabalgar hasta el hospital...

CAMINOS UNIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora