2.-Encuentro

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Andrea se enorgullecía de su inteligencia, era una dama que no muchas veces le daba créditos a las leyendas y supersticiones de la gente, pero también maldecía en no poder llegar más que al pueblo vecino gracias a que su padre nunca la dejaba salir por miedo a que ella no regresara y vaya que tenia razón, si en ella estaba, nunca más regresaría a ese pueblo tan inservible y lleno de gente ignorante con la que ni siquiera se sentía orgullosa de ganar una victoria.

Miraba por la ventana como su padre cargaba cientos y cientos de costales hacia la bodega, ayudando por sus empleados, AYUDADO! Cuando se iba a ver que los empleados ayudaran al patrón cuando tenia que ser todo lo contrario, el jefe ayudar a los empleados, pero eso siempre había tenido su padre, no mostrar distinciones entre él y los empleados por eso muchas veces le había pagado mal.

Ricardo: Andrea!-grito desde abajo haciendo que ella saliera de sus pensamientos y dirigiera la mirada hacia el.

Andrea: Voy!-le grito desde la ventana y comenzó a reír mientras bajaba las escaleras, una cosa que sabia que sacaba de quicio a su padre era gritarle.

Ricardo: Cuantas veces te tengo que decir!!

Andrea: Perdone padre, pero si le decía "voy", en voz bajita usted no me iba a escuchar.

Ricardo: Como si no te conociera.-dijo serio y ella sonrió.-Ve a llevar al ganado al manantial para que beban un poco de agua y después te los traes de vuelta, mucho cuidado con dejar a uno solo Andrea porque sabes como te va.

Andrea: Me volverás a pegar a pesar de que ya estoy grande y casi comprometida?-pregunto en tono de broma y su papá sonrió.

Ricardo: Soy tu padre y si quiero te como, así que apúrate.

Andrea: ¿Y si no me hacen caso como me los traigo?-pregunto cruzándose de brazos.

Ricardo: Pues algún día todo esto será tuyo, así que más te vale aprender, no todo deriva de números y cuentas a como estas acostumbrada.-dijo y Andrea comenzó a reír. 

Andrea: Esta bien papito no se me enoje que ya voy.-dijo y beso la mejilla de su padre para después mandar a uno de los empleados por un caballo.

Se fue, tratando de que el ganado no se separara, aunque nunca antes lo había echo bien, y su padre lo sabia perfectamente, les gritaba y golpeaba a algunos animales para que le hicieran caso y al fin de cuentas eso le funciono ya que hizo que llegaran al lugar, lo demás fue pan comido, sin embargo de regreso a los borregos se les antojo detenerse justo en medio de la carretera.

Andrea: ¡Me lleva!-grito cuando intento que se movieran y estos no respondieron.-Vamos porque justo aquí! ¡Por si no lo saben yo también quiero comer y beber agua he, y no me quedare esperando aquí hasta que a ustedes se les pegue la gana de irse!-dijo enojada pero ninguno de los animales se volteaba a verla.

Andrea: ¡Vamos levántense! Después toman una siesta, en este momento no, y menos en la carretera principal! Miren que los voy a dejar he!-grito y los que faltaban por dejarse caer al piso lo hicieron.-Ah no les importa que los deje! Les da igual! Pues saben que...

Samuel: Señorita podría quitar a esos animales del camino por favor, que por si no se ha dado cuenta están obstruyendo el camino.-dijo alguien a sus espaldas y cuando ella se volteo se encontró con el hombre más guapo que había conocido en toda su vida.

Iba a decirle que no podía quitar al ganado del camino pero se arrepintió, porque iba a decirle algo así a un desconocido y quedar como una tonta. Por lo que sonrió llena de prepotencia dirigiéndose a él...

Andrea: ¿Así? Pues como ve que a mi ganado no se le da la gana de quitarse.-dijo y vio como la furia comenzaba a distinguirse en los ojos del hombre. Cosa que le agrado más. "Esto se pondrá interesante" pensó mientras se acomodaba mejor en el caballo.

Samuel: ¡O lo quita usted o lo quito yo!-grito el hombre enojado y ella soltó una carcajada llena de diversión.

Andrea: ¡Vaya! Pero que bravo, aunque si usted insiste adelante! Me gustaría ver como logra quitar a mi ganado de la carretera. Así que por favor, tiene mi permiso.-dijo haciéndole señas para que se acercara.

Samuel: ¡Piensa que no puedo hacerlo?

Andrea: No, no como cree, por eso le di el permiso, yo lo veo muy capaz de todo.-dijo mirándolo de arriba abajo y se topo con la mirada fría y profunda de él, hasta que después de unos segundos le guiño el ojo.-¿Entonces que?

Samuel: Ahora vera.-susurro y se acerco al ganado-¡¡Vamos fuera!! Fuera del camino!!-grito tratando de espantar a los animales pero ellos nada que se movían, y sintió que la rabia lo inundaba cuando escuchó la risa de aquella mujer.-Que se larguen!!

Andrea: Uuuy si, le obedecen mucho he!-dijo entre risas.

Samuel: Usted cállese! Vamos fuera del camino!!-grito enojado.

Andrea: Uuuy no, yo creo que usted no les simpatiza para nada, ellos por lo regular son muy obedientes.-mintió dirigiéndose a él con burla y vio como los animales poco a poco se levantaban.-Ve, ellos solo querían descansar un ratito, ahora si nos vamos.

Samuel: ¡Ojala nunca me la vuelva a topar! Es insoportable.

Andrea: ¿Yo? Lo dice enserio?-pregunto con sarcasmo.-Mire que muchos hombres no piensan lo mismo al verme pero que va, supongo que siempre hay uno diferente.-dijo sonriendo y Samuel comenzó a dirigirse a su camioneta, viendo como ella lo miraba con prepotencia mientras se marchaba...

Llego a su casa fijándose en la fachada, era prácticamente la misma que cuando paso sus primeras vacaciones ahí en ese lugar, y solo recordar eso lo llevo a la imagen de Andrea, esa niña con la que muchas cosas había compartido y a la que deseaba ver con toda su alma.

Adolfo: Hijo!-grito saliendo de la hacienda junto con algunos empleados y este sonrió abrazado a su padre.

Samuel: Papá, no sabes cuando falta me hiciste.

Adolfo: Yo también hijo, te extrañe mucho, no sabes el gusto que me da tenerte aquí de nuevo conmigo.-dijo y se separo para mirar la camioneta esperando a que alguien más saliera.

Samuel: ¿Pasa algo?-pregunto y su padre lo miro con una sonrisa.

Adolfo: ¿No llegaste con nadie más? Una amiguita tal vez?-pregunto y Samuel suspiro fastidiado.

Samuel: No papá. No traje a nadie y sabes que no quiero nada con nadie. "Con nadie más que con Andrea" pensó mientras lo miraba.

Adolfo: Pues es una lastima porque sabes que es lo que más deseo Samuel, pero confio en que antes de que me muera me sorprenderás. Por cierto, adivina quien se esta quedando en la hacienda desde hace algunos meses?-pregunto y Samuel frunció el ceño.

Samuel: No se ¿Quien?

Paul: Yo.-dijo saliendo de la hacienda y toda la alegría que Samuel conservaba se desapareció en cuanto lo vio.-Hola primito como te ha ido en todo este tiempo?

Samuel: Bien, no pensé que estuvieras viviendo con mi padre. ¿Desde cuando y porque no me lo dijiste?-pregunto enojado dirigiéndose a su padre pero antes de que contestara Paul se adelantó.

Paul: Si, desde hace un par de meses, también tengo una novia que te quiero presentar, estoy seguro que te alegraras mucho al conocerla, es increíble, y ya pronto le pediré que sea mi esposa.-dijo y Samuel frunció el ceño algo confundido.

Adolfo: Bueno, bueno luego hablan, ahora quiero queme cuentes como te fue.-dijo sonriendo y ambos pasaron a la casa...

CAMINOS UNIDOSWhere stories live. Discover now