Capítulo 2.- Su voz.

8.9K 563 65
                                    


Desperté antes de que el despertador sonase. Morfeo había hecho un buen trabajo la noche anterior y se lo agradecía enormemente. Me sentía completamente descansada. Las ojeras habían desaparecido cuando me observé delante del espejo. Completamente animada puse la radio a un volumen prudente mientras me preparaba mi tan ansiado café mañanero.

La rutina era básicamente la misma. Sólo que los días que estaba animada, ósea descansada, la melodía de la radio me acompañaba mientras terminaba de alistarme para salir a una nueva jornada laboral.

La verdad es que en relación a lo que sucedía en la cafetería no es que tuviera mucho que contar, todo resultaba muy monótono. Era agradable ver las mismas caras y saber que día a día te acompañaban, pero a la vez era un poco bastante pesado y en cierto modo aburrido. Mi vida sin querer se había vuelto bastante monótona e incluso predecible.

Estaba ojeando una revista haciendo mi turno de media tarde sin mayor preocupación, hoy era a Lincoln a quien le tocaba descansar la tarde. Sólo había una pequeña mesita con una pareja tomando un café. Demasiado tranquilo. Demasiado aburrido. Demasiado amor.

-Ufff. Empieza a refrescar. -Dijo Lincoln nada más entrar por la puerta.

Observé el reloj y comprobé que llegaba tarde. El no era de esos. Algo extraño pensé mientras arrugaba mis cejas buscando una explicación a tal increíble suceso.

-Lo sé. -Me contestó adivinando mis pensamientos. -Llego tarde sí, pero había un pequeño grupito viendo a un artista de esos callejeros, de los que tocan la guitarra y cantan. -Decía entrando en la barra.

-¿Desde cuándo te ha interesado a ti eso? –Pregunté incrédula.

-¿A mí? De nunca. Pero había unas cuantas chicas que.... ya sabes. -Dijo guiñándome un ojo.

-¿Nunca pierdes la oportunidad, cierto?

-Nunca. Hay que estar pendiente.

La puerta se abrió dando paso a una cara conocida.

-Hola. -Dijo Murphy algo tímido.

-Hola. -Contesté yo con una sonrisa. -¿Lo de siempre? -Le pregunté sonriente. -Ya sabes, invita la casa.

-Gracias. -Contestó él sentándose en un taburete de la barra. -Me preguntaba si lo del viernes... -Dijo tímido acariciándose la nunca con la mano en un gesto totalmente tierno.

-Por supuesto. -Dije acercándole su café con leche sin perder la sonrisa de mis labios.

El joven no tardó en desaparecer, como de costumbre, una media hora era su límite para disfrutar del café, y eso cuando le sacaba algún tipo de conversación. Era un encanto pero le perdía por completo su timidez.

-¿Enserio? De verdad que no lo entiendo. -Dijo Lincoln apareciendo a mi lado.

A mi amigo no le agradaba la compañía de Murphy. Bueno, realmente no le agradaba la compañía de nadie a mi lado. Demasiado protector. Demasiado guardián. En ocasiones hasta daba la sensación de ser mi guardaespaldas personal, o esa era la broma que solía gastarnos Ontari siempre.

-No sé qué es lo que te molesta. -Dije casi gruñendo.

-Pierdes el tiempo. -Soltó por su boca sin pensar.

Fruncí el ceño atravesándolo con la mirada.

-Está bien. -Dijo mi amigo levantando las manos en son de paz y saliendo a atender una mesa.

Si había algo que me molestase más en la vida era que la gente pensará por mí misma. Que decidieran que es lo que estaba bien o mal para mí, sin consultar, sin preguntar. Lanzándose al cuello completamente, sin miramientos.

El tema con Lincoln quedó aparcado, cómo siempre que discutíamos o que iniciábamos algún encontronazo.

Y aunque nunca nos enfadábamos realmente. Al día siguiente la visita de mis mejores clientas fue lo que pareció iluminar el rostro de mi amigo de nuevo.

-¿Al final el viernes viene el chico ese tan mono de ojos azules? -Preguntó una de ellas, la que tenía los ojos más claros y el pelo más oscuro. Octavia.

-Sí. Ayer vino a hablar con Lexa. -Dijo Lincoln señalándome con mala gana mientras me acercaba para dejarles las tostadas.

-Parece que tienes un problema con el chico. -Sugirió la otra chica. De tez y ojos más oscuros.

-Te equivocas, Raven. -Dijo mi amigo intentando librarse de lo que parecía desencadenar en un interrogatorio nada agradable para él.

-Entonces el viernes nos vemos. -Sonrió Octavia dando un trago de su café.

Los viernes solía ser el día acordado para la música en directo. Dejaba que músicos y compositores de la zona disfrutaran de cantar y de interpretar su arte aquí dentro. Cosa que Lincoln no compartía conmigo, por lo que ahí es cuando solía tirar de mi hermana Ontari para que ayudase. Y aunque en un principio no estaba por la labor... fue un viernes de final de mes cuando por primera vez Murphy se animó a subir al escenario y cantar algo acompañado de su vieja guitarra. A partir de ese viernes mi hermana acudía fiel a la cafetería. Qué joven más enamoradiza. Aunque bueno, Murphy era un encanto de chico. Estudiaba por las mañanas en la universidad de la ciudad, su familia era de otra ciudad y con algún que otro trabajillo sacaba su dinero para gastos y demás. Supe en un primer momento tras las miraditas que compartió con mi hermana que ahí podía haber algo. Qué joven más enamoradizo. La facilidad que tiene la gente para enamorarse es algo que me abruma, que no logro comprender. Es surrealista.

Me encontraba barriendo la puerta de la cafetería cuando una voz me envolvió por completo, me atrapó, me sedujo, me embaucó y me engatuso de una forma impredecible. Como si el mismísimo canto de las sirenas hicieran los mismos estragos conmigo que con los aventureros de obras clásicas.

Giré rápidamente mi cabeza buscando a la dueña. Aparté la escoba dejándola apoyada contra el marco de la puerta y comencé a andar en dirección a la melodía.

Cuando encontré mi objetivo, había dos chicos a modo de pantalla obstaculizándome la visión, tapándome el gusto de poder contemplar a la dueña de esa voz. Obstaculizándome a mi sirena particular. Esa que había hecho que abandonase mi querida fortaleza con olor a café.

-¡Lexa! –Gritó Lincoln desde mi cafetería. –Al teléfono.

Y sin rechistar y con un fuerte amargor en mi pecho y cabeza, tuve que abandonar mi hazaña por poder descubrir a la dueña de esa voz. 

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Where stories live. Discover now