Capítulo 21.- ¿Acaso te has escuchado?

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-¿Qué tal ha ido el día? –Fue lo primero que dije al volver al piso para tomar mis horas de descanso antes de volver a la cafetería. Había vuelto a trabajar el día anterior, ya me encontraba mucho mejor aunque la garganta me molestaba un poco aún.

-Bueno... -Contestó Clarke desde el sofá, algo cabizbaja y haciendo un ruidito con la garganta mientras dejaba el libro que tenía en las manos sobre la pequeña mesa.

Suficiente para entender que la entrevista que tenía esa mañana no había ido como se esperaba. Que las cosas no habían ido del todo bien.

-¿Has comido? –Se interesó nada más sentarme a su lado, sin importar en absoluto como se pudiera sentir ella.

-He picado algo en la cafetería. –Confesé sin poder evitar en qué estaría pensando ella.

-Picar no es comer. –Me dijo a modo de regaño. –No te muevas ya traigo aquí lo que he preparado. –Me informó dándome un leve apretón sobre la rodilla, y haciendo que mi cuerpo nuevamente reaccionase con sus caricias, provocándome una leve descarga general. ¿Cómo era posible que una persona, bueno, una diosa en este caso, me provocase eso?

¿Y cómo negarme? Clarke nuevamente había preparado con todo el cariño del mundo la comida para ambas. Es más, me había esperado para almorzar juntas, como siempre hacía. Algo que yo realmente adoraba con todo mi ser. ¿Acaso yo merecía algo así? ¿Merecía tal cuidado? Sin duda alguna era una afortunada de la vida. Una afortunada por completo.

-¿Sabes que....? –Empecé a decir, pero me cortó alzándome la mano sonriente, en un símbolo que parase mi frase. Una frase que ambas conocíamos. Una frase donde yo le informaba que no era necesario que me esperase para comer. –Está bien. –Me resigne devolviéndole la sonrisa y sabiendo que era otra batalla perdida ante mi diosa favorita. Ya hasta parecía que me estaba acostumbrando a cada derrota ante ella. Realmente podría decir que hasta me encantaba rendirme ante ella. Porque siendo sinceros, poco podría hacer si tan sólo su presencia me nublaba y hasta me incapacitaba.

Nuevamente la comida que Clarke había preparado me resultó deliciosa. Era increíble cómo yo que tan siquiera me alimentaba de lo que iba pillando, o del aire como decía mi hermana, me había vuelto una fan absoluta de tremendas degustaciones. Y claro está que la culpa de todo lo tenía Clarke. Nueva batalla perdida.

-He estado hablando con una vieja amiga que vive en otra ciudad. –Me informaba Clarke mientras ambas decidimos tomar un té tras el almuerzo. –Dice que tiene una habitación libre por ahora y que puedo ir a vivir con ella sin problema.

Esa frase sonó como una gran alerta en mi cabeza. ¿Clarke quería irse? ¿Había hecho algo mal? ¿Cuál había sido el problema? Y lo más importante, de nuevo mi cabeza tras su marcha colapsaría pensando en dónde y cómo pudiera estar mi sirena particular.

-¿Te ocurre algo? –Preguntó alzándome con cariño la barbilla, dándome cuenta de que nuevamente había desconectado de la realidad, mientras en mi cabeza una lluvia de preguntas chocaban unas contra otras a la vez que otras tantas se formulaban con rapidez.

-No. Estoy bien. –Dije con algo de firmeza al notar que mi voz podría fallar.

-Vale. Te dejo descansar. –Decía mientras se levantaba del sofá. Tanto ella como yo sabíamos que por las tardes me gustaba descansar en el sofá. Era más que nada una costumbre, una simple rutina.

Y ahí me quedé yo. Tumbada, tapándome ligeramente con una mantita, intentando descansar aunque fuera una misión imposible debido al revuelo que procesaban mis pensamientos. Ni si quiera fui consciente del tiempo que pudo pasar hasta que la alarma de mi móvil sonó, informándome de que debía volver a la cafetería.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Where stories live. Discover now