Tal vez (AU) -Español [Clexa]

Capítulo 48.- Cual Ave Fénix.

Y aunque en un principio llegué a pensar que volver a convivir con Lexa sería un tanto complicado, debo admitir que nuevamente demostró ser la persona más increíble que yo había conocido. Porque poco le importó el que me hubiese marchado sin decir nada hace unos años. Poco le importó después de aclararle como fueron los hechos realmente. Y aunque ninguna palabra de reproche salió de sus labios en ningún momento, también era cierto que ninguna de las dos éramos tontas, y tanto ella como yo sabíamos que había cierta sensación en el ambiente que había cambiado. No sabría explicar en qué consistía, pero yo sabía que algo en ella había cambiado en cuanto a mí. Era muy evidente y lo comprobaba cada vez que veía como trataba al pequeño, porque con él era como si la antigua Lexa siguiera en el lugar, en cambio cuando trataba conmigo podía percibir cierta sensación de frialdad en ocasiones acompañada de su particular nerviosismo e inseguridad delante de mí.

-¡Hola! –Gritó el pequeñajo nada más abrir la puerta del piso. Y con ese entusiasmo yo sabía que se refería a Lexa. Sin duda alguna.

Su carita y su entusiasmo eran completamente visibles cada vez que Lexa lo esperaba sentada en el sofá después del colegio.

-Hola. –Le saludó ella con una gran sonrisa, tal y como siempre hacía. -¿Qué tal el cole? –Preguntó mientras el pequeño se dirigía a ella, como cada día para darle un nuevo dibujo. –Oh. Qué bonito. –Dijo sonriente ante la tímida expresión de Aden. Quien esperaba una respuesta tras enseñarle el nuevo dibujo que había hecho para ella. Como cada día también. Era un pequeño ritual que tenían los dos. -¿Es para mí?

-Sí. –Confirmó Aden tremendamente feliz aunque ambos ya sabían la respuesta sin necesidad de preguntar.

-Ummm. –Dijo Lexa frotándose ligeramente la barbilla. –Me tienes que ayudar a colocar todos ¿Vale? –Decía extendiéndole su mano para que el pequeño la estrechase. –Es un trato entonces.

Ambas observamos como el pequeño recogía la mochila para dejarla en la habitación y dirigirse después al baño para lavarse las manos, tal y como hacía todos los días antes de comer. Su capacidad de adaptación me había sorprendido gratamente y más sabiendo cómo era el pequeño y lo chocante que le podía haber resuelto la situación. No podía negarme que posiblemente Aden se estaba adaptando más rápido que yo misma a toda la situación. Y es que definitivamente el pequeño se había ganado la confianza de Lexa a la velocidad de la luz.

-Hoy hay pasta. –Informé a Lexa del menú del día cuando se levantó del sofá. -¿Vas a comer, no? –Le pregunté un tanto nerviosa por esperar su respuesta.

-No tengo mucha hambre la verdad. –Dijo mirándome, observando cómo sus ojos esquivaban los míos.

¡Maldita sea! Siempre tenía que estar esquivándome la mirada. Y siempre me producía una sensación nada agradable. ¿Por qué demonios tenía que estar haciendo eso?

-Tienes que comer. –Insistí agarrándola ligeramente del brazo cuando pretendía marcharse. Algo que hizo que clavara sus pies en el suelo, girando ligeramente su rostro y observando mi mano sobre su piel. Sentí como clavaba su mirada en esa acción y como se concentraba ligeramente. Como si esa simple acción estuviera marcando su piel de alguna forma. –Aunque sea sólo un poco. –Dije mientras apartaba la vista de mi mano para volver a mirarme a los ojos.

-Sólo un poco. –Me dijo casi en un susurro mientras asentía ligeramente con la cabeza.

El hecho de poder compartir cosas tan cotidianas de nuevo con Lexa me producía una increíble felicidad. No podía negar que en muchas ocasiones, quizás en demasiadas, me había imaginado como hubiese sido mi vida si no me hubiese marchado aquel día. O más bien, ahora que podía verla junto a Aden, como podría haber sido mi vida si le hubiese contado todo en un primer momento. Ahora parecía que mi gran idea de no involucrarla en algo así no era tan buena como yo pensaba, porque verla convivir con Aden era algo tremendamente increíble.