Capítulo 23.- Rendida a sus pies.

5.2K 473 66
                                    


Esa mañana el frío era más húmedo, o eso era lo que sentían mis huesos. Los sentía completamente calados por ese frío que atravesaba cada una de las capas de mi piel, epidermis, dermis e hipodermis, en todas. Sentía como se introducía a través de mis músculos hasta mi parte más interna.

Y al parecer no sólo yo sentía aquello, porque cuando nuestros pies pararon en la puerta de la cafetería para abrir, las palabras de queja de Lincoln fue lo primero que mis oídos pudieron escuchar.

-Joder. Joder. Joder. Qué frío. –Se quejaba con las manos sobre la boca para calentárselas. –Abre ya por dios. –Decía mirándome fijamente.

-Ya voy. –Intenté defenderme lo más rápido posible mientras rebuscaba las llaves dentro de mi mochila. Mientras, me recreaba viendo la tierna imagen de Clarke dando pequeños saltitos para mitigar el frío a la vez que salía un poco de vaho por su boca. –Joder. –Me quejé cuando las llaves se me cayeron de las manos al no poder controlarlas debido a ese maldito frío. Juro por Zeus que aquí no tenía nada que ver la presencia de Clarke. O bueno... puede que hasta ese momento no. El resto ya era historia.

Las recuperé del suelo como pude mientras su voz soba muy cerca de mí.

-Deja. –Dijo ella agarrando las llaves de mis manos al notar que yo debido al frío y al olvidarme los guantes, no tenía una buena movilidad de mis falanges.

-Joder. –Me volví a quejar cuando las llaves se volvieron a escurrir de mis manos al sentir el tacto caliente de las manos de Clarke sobre las mías. Y esta vez sí que fue su culpa. Absoluta y completamente su culpa por completo.

-¿Estamos torpe esta mañana eh? –Me sonrió ella mientras se agachaba a coger ella misma las llaves. –Vamos dentro anda que nos va a dar algo aquí fuera a los tres. –Informó mientras Lincoln se encarga de abrir la puerta de hierro.

-Frío. Frío. Frío. –Decía Lincoln sin parar adentrándose en la cafetería tras soltar un par de bufidos como muestra de que seguía quejándose debido al clima. -¡Hoy la calefacción a tope! –Exclamó perdiéndose en el pequeño cuartito que teníamos para dejar nuestras cosas.

-Exagerado. –Dije yo intentando controlar mi temperatura corporal mientras me movía con algo de rapidez, encendiendo las luces y la calefacción.

-Exagerado sí. Pero tú tienes las manos heladas. –Me dijo Clarke cuando me paré un momento al escuchar sus palabras. ¿Acaso se había dado cuenta de ese detalle?

Y lo siguiente que ya recuerdo es que guardo mis manos entre las suyas, frotándolas con cariño mientras me sonreía. Mientras yo sentía que me paralizaba momentáneamente ante ese gesto. Clarke nuevamente se estaba preocupando por mi... ¿O eso tan sólo era un gesto desinteresado? La verdad es que no era el momento para plantearme muchas cuestiones. Lo mejor sería disfrutar el momento. Disfrutar de su tacto. De su piel. De su sonrisa y de sus ojos. Todo expuesto para mí en primer plano.

-¿Mejor? –Me preguntó libreando mis manos y yo sintiéndome tremendamente abandonada, además de sentir la necesidad de decirle, o más bien rogarle, que por favor siguiera un poco más. Pero eso sería abusar. Y yo ya con ese gesto tenía echado el día. Una muestra diaria así de Clarke me era más que suficiente para sobrellevar el día.

-Gracias. –Sonreí en agradecimiento mientras ella me devolvía la sonrisa y empezaba a quitarse capas de ropa allí mismo.

-¿Cuántas capas llevas? –Pregunté intentando mantener una nueva conversación con ella. Porque a estas alturas toda conversación con ella me parecía corta, fugaz, efímera.

-Unas cuantas. –Sonrió de nuevo mientras yo seguía examinando sus acciones. Y entonces caí en la cuenta de que ese maldito abrigo que llevaba no debía abrigar demasiado, porque hacia frío sí, pero tampoco eran necesarias todas esas capas. -¿Llevo tu abrigo dentro? –Me preguntó pillándome por sorpresa. Pillándome observándola aún.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora