Capítulo 50.- Buenas noches.

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Finalmente me quedé. Por supuesto que me quedé. Y es que tenía unas cuantas razones para ello, en primer lugar: ¿Quién es capaz de negarse a Lexa? ¿Quién es capaz de no hacerle caso a esa mirada? ¿Quién es capaz de negarle algo a tan increíble persona? Yo desde luego que no. Me resultaba imposible. Completamente imposible negarle nada. Y en segundo lugar: la curiosidad por conocer a la tal Costia podía conmigo. Era casi una necesidad. ¿Sería alta? ¿Morena? ¿Ojos oscuros o claros? Lo más importante; ¿Trataría bien a Lexa? ¿Sería digna de estar a su lado? Yo ya sabía que no. Sin conocerla. Pero lo sabía. Así fuese una versión 2.0 de Lexa.

Y aunque la curiosidad mató al gato...Murió siendo el gato más listo del barrio.

Además, el ver a Lexa y Aden juntos provocaba un tremendo calor en mi pecho que se extendía por todo mi cuerpo y que me llenaba de una felicidad increíble. No sabría explicarlo porque nunca me había sucedido tal cosa, pero era algo increíble. De verdad que lo era. El ver lo bien que se llevaban los dos provocaba una enorme sonrisa en mi rostro instantánea. Porque el ver a esos dos ángeles juntos era casi un regalo, no casi, lo era. Definitivamente lo era.

-¿Qué hacéis? –Pregunté nada más entrar por la puerta de casa y observar al pequeño en el sofá mirando atentamente a Lexa que intentaba mover una estantería del salón.

Lexa me ofreció las tardes libres en el trabajo de la cafetería, para así no tener que contratar una niñera ni tener que meter al peque en una guardería, y por misterios de la vida ella se adecuó también a ese horario. Misterios de la vida que se resuelven en: pasar más tiempo con el pequeño. No me quejaba. Para nada. Era algo que me encantaba.

-Mover... esta....cosa. –Decía Lexa a regañadientes, intentando empujar el mueble mientras Aden sonreía al ver la escena. -¿Es gracioso? –Frunció el ceño mirando al pequeño de forma divertida, haciendo que Aden carcajease.

-Deja que te ayude. –Dije dejando las bolsas de la tienda en el suelo y dirigiéndome hacia ella con prisa. -¿A la de tres? –Pregunté cogiendo la estantería por la parte de abajo, imitando el movimiento de Lexa.

-Vamos. –Me informó cuando ya la tuve bien agarrada por su lado. –Uff. No imaginaba que pesase tanto. –Soltó tras un suspiro mientras movíamos el dichoso mueble cargado de libros. –Aquí mismo. –Me informó al moverlo un par de metros.

-¡Joder! –Me quejé moviendo mi mano con rapidez debido a que me había pillado un dedo al dejarla caer.

-¿Estás bien? –Dijo Lexa con rapidez acercándose a mí. Agarrando mi mano con cuidado y observando detenidamente. Haciendo que la suma de su contacto y su preocupación lograse encogerme momentáneamente el pecho mientras mi vista se centraba en observar como sus manos acariciaban la mía.

Clarke. Céntrate. Tú puedes.

-Tranquila. Todo bien. –Sonreí ligeramente mientras ella seguía sosteniendo mi mano, sin intenciones de soltarla, algo que no me incomodaba para nada. -¿Qué es todo eso? –Pregunté apuntando con mi cabeza a unas cuantas bolsas, al darme cuenta de la incomodidad de la situación que estaba provocando el silencio y nuestras miradas.

-¡Para mí! –Exclamó Aden con gran entusiasmo, provocando una sonrisa en Lexa.

-Le he comprado unas cositas. –Sonrió ahora mirándome a mí. Como si fuera una niña pequeña más y soltando mi mano para dirigirse a las bolsas.

-¿Unas cositas? –Pregunté alzando ligeramente una de mis cejas.

-Sí... Yo. –Contestó Lexa un poco nerviosa mientras yo seguía esperando una respuesta coherente de sus labios. De sus increíbles labios. –Voy a hacerle un espacio aquí para sus juguetes. –Señaló el espacio que habíamos despejado al mover la pesada estantería.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Where stories live. Discover now